Vidas ejemplares
Pepa Vargas | Crítica
La biografía de la cantaora Pepa Vargas es también la de una familia flamenca sevillana, Los Fernández
La ficha
'Pepa Vargas, memoria de una mujer flamenca'. Fernando C. Ruiz y Rafael Cáceres. Athenica, 293 pp.
Pepa Vargas (Lebrija, 1945) es una singular cantaora que se inició profesionalmente en los años 80, después de una vida dedicada “a la casa y los hijos”. Este libro recoge las peripecias vitales de Vargas, tanto en el ámbito doméstico y familiar como en su inmediato entorno geográfico: desde su infancia en Lebrija hasta la emigración primero a Dos Hermanas y luego a Cataluña. Más tarde, como decimos, Vargas se presenta como cantaora en los escenarios en un arte, el flamenco, que había conocido desde pequeña en su casa, en su barrio, en su pueblo. La protagonista de este libro es Pepa Vargas y también una familia flamenca, los Fernández Vargas que cuenta con un ramillete de reputados profesionales jondos. Empezando por el patriarca, Curro Fernández, que fue el primer artista profesional de la familia. Curro Fernández se inició artísticamente precisamente en Cataluña cantándole a José de la Vega, Fernanda Romero, La Contrahecha y más tarde a Manuela Vargas, entre otros, aunque fue su trabajo con Matilde Coral el que le dio un puesto de privilegio en el acompañamiento al baile que ocupó durante toda su trayectoria profesional. Como señala el propio cantaor, se especializó en el cante para el baile acuñando una manera de acompañar para cada artista con los que trabajaba: a Manuela Carrasco la soleá, a Trini España, que “te citaba, ese era su sello” la seguiriya, a Matilde Coral las alegrías y a Manuela Vargas la petenera. A Merche Esmeralda la suavidad.
Finalmente la familia al completo se presenta como Familia Fernández en los 80, emulando lo que en los 70 había hecho la Familia Montoya con tanto éxito que, incluso, grabaron un par de discos muy notables. En principio Pepa no formaba parte del grupo pero en los 80 se reveló como cantaora, incluso para su propia familia. Lo cierto es que Pepa Vargas había conocido el flamenco desde muy joven en la casa familiar, un ambiente que dio su primer fruto profesional con la bailaora Concha Vargas, hermana de Pepa, y afamada intérprete del baile de Lebrija. Y de los festivales andaluces de Pulpón, donde se inicia la formación, la Familia Fernández da el salto a Italia, Alemania, Holanda, La India, Japón … De todos estos países destacan los miembros de la familia a este último. Tanto Curro como Pepa, así como Esperanza, Paco y José, señalan el respeto y la afición enorme que hay en el país del sol naciente. Junto con la familia nuclear encontramos en el grupo la presencia de Concha Vargas, así como otros artistas como la bailaoras Carmen Ledesma, Manuela Ríos y Soraya Clavijo y el guitarrista Melchor Santiago. La relación de la familia con Lole y Manuel, Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente y otros artistas de primera línea contemporáneos suyos también queda glosada en esta obra.
En los primeros años 90 Esperanza Fernández empezó a aparecer como solista en algunos festivales. Y sus hermanos Paco y Joselito también se presentan en solitario. En un primer momento alternan sus actuaciones con las de la Familia Fernández, como hacía el propio Curro, pero poco a poco las exigencias de las carreras individuales acaban con la continuidad del grupo. No obstante la familia se volvería a unir puntualmente para alguna actuación en tanto Curro siguió con su carrera como cantaor para el baile. Espaciándola debido a sus problemas con el asma que, finalmente, le alejaron definitivamente de los escenarios. Esperanza se convirtió en una primera figura del cante, como todos sabemos, iniciando su carrera con colaboraciones con Mario Maya (Amargo, 1986) y Enrique Morente (A oscuras 1994). Ha publicado tres discos en solitario (Esperanza Fernández 2001, Recuerdos 2007 y Mi voz en tu palabra 2013) y es reclamada por teatros y festivales de todo el mundo. Joselito Fernández fue parte fundamental del grupo de Tomatito. Y respecto a Paco Fernández: durante tres años estuvo en la compañía de Joaquín Cortés, pasando después a las de Antonio Canales y Niña Pastori y ha presentado varios espectáculos, y un disco (Sastipén talí, 2005), como solista, en los que además de tocar la guitarra, canta.
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