Dúo de pasiones
Marc Paquin y Orfilia Saiz | Músicos
El violinista suizo Marc Paquin y la violonchelista cántabra Orfilia Saiz registran para el sello IBS Classical su primer álbum como dúo, un paseo por música de cinco compositores del siglo XX
La ficha
Iannis Xenakis (1922-2001): Dhipli Zyia (1951)
Zoltán Kodály (1882-1967): Dúo Op.7 (1914)
Peteris Vasks (1946): Castillo interior (2012)
Maurice Ravel (1875-1937): Sonata para violín y violonchelo (1920)
Béla Bartók (1881-1945): Danzas populares rumanas (arreglo de Paquin y Saiz)
Marc Paquin, violín; Orfilia Saiz Vega, violonchelo
IBS Classical
Hace casi un cuarto de siglo que Marc Paquin y Orfilia Saiz se encontraron en Londres. Pasaron por Suiza y acabaron en Granada, donde él es violinista de la Orquesta Ciudad de Granada y ella profesora de Conservatorio. "Durante todos estos años, sin faltar una temporada, hemos compartido infinidad de proyectos musicales y centenares de obras de música de cámara. El CD es el resumen, la esencia de toda la música que hemos compartido y la realización de un sueño", comenta el violinista suizo.
Para su primer disco como dúo, han recurrido "a los dos grandes pilares del repertorio para violín y violonchelo, el Dúo de Kodály y la Sonata de Ravel. En contrapunto a estas dos grandes obra hemos escogido tres piezas de escucha más fácil, un Xenakis joven y frenético, un Vasks muy místico y un Bartók popular". Y su compañera añade: "Hay un aspecto curioso del repertorio para violín y cello. Por lo minimalista de los medios pocos compositores han dedicado obras a esta formación. A priori podría parecer un repertorio muy intelectual, con un lenguaje poco comprensible, pero ha resultado ser lo contrario, es un repertorio muy enraizado en el folclore y el origen de cada compositor. Parece como si al verse despojados de instrumentación y otros recursos volviesen a lo más genuino, a sus raíces".
El CD se abre con Dhiply Zyia, un Xenakis insólito. "Probablemente es su única obra de juventud con valor auténtico antes de su paso a la vanguardia, la abstracción, su trabajo sobre la masa sonora. Es además una obra en que se pueden apreciar las raíces populares y la influencia de Bartók, que va a ser el hilo conductor subyacente de todo el CD. Dudamos en qué obra poner la primera, y con esta pretendimos enganchar al oyente y dejarlo asombrado de cómo pueden llegar a sonar los dos instrumentos juntos".
En el Dúo de Kodály "hay grandes dosis de libertad y fantasía. Kodály demuestra conocer tan bien los instrumentos que explota todos sus recursos, pero sin llegar a hacer incómoda la ejecución. No es el caso de Ravel, cuya obra es técnicamente la más exigente de todas, pero a cambio vale la pena, casi hace magia, es increíble la originalidad y el acabado, lo que obtiene con sólo dos instrumentos".
Y Orfilia Saiz termina su repaso por las obras del CD: "A Vasks algunos lo han tachado de excesivamente contemplativo, pero esta obra muestra en mi opinión las velocidades extremas de las sociedades actuales, por un lado aletargadas y por otro frenéticas y con cierto sentimiento de incomodidad. Bartók es el hilo conductor, todas las obras anteriores son una mirada al origen y de algún modo se han sentido influenciadas por él, en lo rítmico, el lirismo o la vuelta al folclore. De las Danzas rumanas hay muchos arreglos, pero ninguno para esta formación; es nuestra aportación al repertorio".
El repertorio para violín y violonchelo no es demasiado abundante y eso provoca también reticencias entre los programadores: "Los programadores pueden tener miedo a que esta formación no sea atractiva. El efecto sonoro de una agrupación grande, donde además las dificultades técnicas quedan repartidas entre los intérpretes, es más impresionante. Para que esta formación resulte atractiva tienen que darse al menos dos condiciones: una, que los intérpretes sean solventes, si no, se nota mucho, porque estás muy desnudo; y dos, la acústica, un aspecto que los programadores no tienen suficientemente en cuenta. A veces entornos idílicos, que prometían mucho, acaban en resultados tristes, que arruinan las sensaciones del público y los propios músicos. Para que un violín y un cello se sientan a gusto en un escenario está claro que tiene que tener una acústica amable, reverberante. Esto con el piano es más llevadero, más fácil. Se hace más atractivo, porque el piano es más popular entre el público, y además envuelve y dota a la formación de un volumen sonoro más lleno. El violín y el cello pueden resultar sin embargo tan atractivos como un trío o una formación mayor, pero hay que encontrarles la ubicación idónea". La grabación se realizó en la iglesia de los Agustinos de Monachil que, añade Paquin, "tiene esa acústica generosa que necesitamos. El silencio del espacio invita además a la relajación, y trabajar con Paco Moya es siempre un placer".
El coronavirus paralizó radicalmente la actividad musical en marzo. "Hemos hecho algunas cosas en vídeo, pero aún no hemos tenido ocasión de volver a un concierto con público", comenta Orfilia. "La pandemia está teniendo un efecto desastroso sobre la cultura y todos los artistas –añade Marc–. Esperamos que esta pesadilla acabe pronto y se vuelvan a llenar las salas de concierto con aforo completo. Parece que para la plaza de toros no hay problemas, pero para las salas de concierto, sí, y eso nos enfada un poco. Lo único bueno que quizás podamos sacar de todo esto es que el confinamiento ha demostrado que la música es muy necesaria para la vida de todos, a ver si esto tiene algún efecto en el futuro".
Miembro de la Orquesta Ciudad de Granada, Marc termina en septiembre la excedencia de un año que solicitó para dedicarse a su otra gran pasión profesional, la lutería. A finales de julio se hizo pública la elección de Roberto Ugarte como nuevo gerenteRoberto Ugarte del conjunto. "Me alegro mucho de este nombramiento, y esperemos que ayude a mejorar las cosas. La cuestión del dinero parece que ha mejorado, nos hemos quitado por fin la deuda, y espero que una buena gerencia ayude a arreglar los problemas que quedan para hacer unas temporadas atractivas". Orfilia piensa que, "aunque quizás sea ponerle demasiada presión al nuevo gerente, lo cierto es que se espera mucho de él. En todos los ámbitos de la ciudad se ha comentado mucho su llegada. Se espera que su gestión dé adecuada respuesta al esfuerzo que política y económicamente se ha hecho para sacar adelante a la orquesta".
No es muy habitual que un músico profesional se dedique a la construcción de instrumentos. "Ni siquiera antiguamente, al menos en los instrumentos de cuerda. De la época dorada de Cremona sólo los Guarnieri tenían a orgullo tener entre ellos a un violinista profesional. Sigue sin ser corriente. Yo estoy encantado de llevar las dos profesiones a la vez. Muchas veces he estado tentado de dedicarme sólo a una, pero es cierto que las dos se aportan cosas entre sí. Ser violinista profesional me ayuda en la construcción de los instrumentos. Y esa pasión que siento por ambas actividades va creciendo cada año. Las ganas de tocar el violín no se me pasan. Así que trataré de seguir con las dos".
Fue en Suiza, después de los estudios en Londres, donde Paquin empezó a estudiar lutería. "Cuando nos vinimos a España, la orquesta, los niños... lo dejé parado un par de años, pero eso no se podía quedar así, tenía que volver, me gusta muchísimo. Construyo instrumentos tanto para profesionales como para estudiantes, cada vez más para solistas internacionales. Vendo instrumentos en todo el mundo: empecé en España, luego Europa, ahora ya me llegan encargos de Corea, Australia, EEUU... Cada vez más. Por eso tengo un par de asistentes". Marc fabrica violines, violas y violonchelos. "Todavía no me he metido en el lío de hacer un contrabajo."
"Hemos dedicado todos estos años a proyectos centrados en la música de cámara, el trío, pero también cuartetos, quintetos... En este momento tenemos proyectos en dos direcciones: uno, potenciar la parte individual, menos atendida hasta ahora. Yo tengo en perspectiva las Sonatas para violonchelo de Beethoven, y voy a tocar como solista con la OCG el Concierto de Saint-Saëns en Santander. Son proyectos que me ilusionan y me motivan mucho". La segunda dirección es de otra índole. La explica Marc: "En realidad, es un sueño. Queremos crear un espacio cultural en el que poder juntar el taller de lutería con una sala de música donde organizar pequeños eventos, conciertos, un poco en el estilo de los Hauskonzert que hay por Europa, en un ambiente familiar, que puedan verse las dos cosas juntas: el trabajo del lutier y la música en vivo. Estamos ahí dándole vueltas a ese espacio".
Su anterior disco para IBS fue con el Trío Vega (Yasuyo Yano estaba en el piano), una integral mozartiana que "fue una auténtica sorpresa para todos. Durante mucho tiempo ha estado en el número uno de escuchas de IBS [oficialmente, 551.448 escuchas sólo en el año de su publicación, 2017]. Y sigue ahí. A veces nos roba el primer puesto las Variaciones Goldberg. Paco estaba asombrado, y le llevó a la conclusión de que no es ninguna tontería volver a grabar obras de repertorio, aunque puedan parecer muy trilladas y muy grabadas. En los últimos 10 o 15 años la producción discográfica se ha orientado mucho al descubrimiento, el dar a conocer repertorio poco conocido, lo que era muy necesario. Pero eso ha creado otro vacío. No tener grabaciones recientes de repertorio de referencia no deja testimonio o constancia de cómo evolucionan las interpretaciones de los grandes compositores. Al principio, IBS no prestaba tanta atención al repertorio de siempre, clásico, romántico, y han empezado a abrirse más a esa posibilidad, porque quedó demostrado que la gente sigue pinchando para escuchar Mozart o Beethoven".
Antes de plantearse un nuevo trabajo para el disco, "queremos disfrutar este. Esperamos que tenga su espacio, y nos dé ocasiones de poder tocarlo. La primera crítica ha venido de Estados Unidos y el crítico lo ha colocado dentro de su recomendación absoluta de 2020 en el ámbito de la música de cámara. Ha sido una alegría. A ver las próximas. Ya llegará la época de plantearse otro proyecto".
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