"Las canciones de García Leoz recuerdan mucho a Turina"
Mar Morán | Soprano
Acompañada por el pianista Aurelio Viribay, la soprano extremeña Mar Morán ha registrado para el sello americano Odradek la integral de canciones de Jesús García Leoz
La ficha
LUNA CLARA
Jesús García Leoz (1904-1953): Integral de canciones
Cinco canciones sobre poesías de Juan Paredes (1934): Luna clara / Mañana, como es de fiesta / La niña sola / Romance / Pregón
Tríptico de canciones sobre poesías de Federico García Lorca (1937): Por el aire van / De Cádiz a Gibraltar / A la flor, a la pitiflor
Seis canciones sobre poesías de Antonio Machado (1952): Canción galante / San Cristobalón / La noria / Hay fiesta en el prado verde / Llamó a mi corazón / Cantares del Duero
Dos canciones sobre poesías de Juan Ramón Jiménez (1939): Verde, verderol / El mar lejano
Canción de cuna sobre un poema de Rafael Alberti (1941)
Villancico sobre un poema de Gerardo Diego (1949)
O meu corazón che mando, sobre un poema de Rosalía de Castro (1951)
Serranilla, sobre un poema de Guillermo y Rafael Fernández Shaw (1949)
Canción de La Malibrán (1951)
Mar Morán, soprano
Aurelio Viribay, piano
Odradek
Empezó estudiando flauta dulce en su Badajoz natal, pero se fue a Madrid, donde el canto llamó a su puerta. "En el Conservatorio Profesional Victoria de los Ángeles de Madrid conocí a Elena Valdelomar, que fue mi profesora de canto y allí se me abrieron muchas puertas. Me cogieron de titular en el Coro del Teatro Real y compaginé ese trabajo con los cuatro años en la Escuela Superior de Canto." Ella no lo dice, pero en el último de esos años obtuvo el Premio Final de Carrera que lleva el nombre de la fundadora de la escuela, la histórica Lola Rodríguez Aragón. Se llama Mar Morán y acaba de presentar su primer disco, un álbum con la integral de canciones del compositor navarro Jesús García Leoz.
–¿Cómo conoció este repertorio?
–A través de Aurelio Viribay. Él es un magnífico repertorista y un gran defensor de la música española, y yo tuve la suerte de tener clase con él en una optativa que impartía en la Escuela de Canto ("Canción de concierto española"). Estuve dos años trabajando con él y ya el primer día que me escuchó me dijo que le gustaba mi control de voz y que le gustaría probar conmigo las canciones de García Leoz, y allí mismo empezamos con la primera (Luna clara). Cada vez que nos poníamos a investigar en el repertorio de Leoz, que para mí era totalmente desconocido, yo me sentía muy cómoda y fue creciendo la curiosidad por conocer más y más. Así, a lo largo de esos dos años fuimos montando todos los ciclos. Ahora, cada vez que escucho alguna canción en Spotify, que ya está por fin ahí, me parece que es un repertorio con el que no se ha hecho justicia, porque me parece espectacular, brillante y sí, el Tríptico se ha hecho popular, porque es tan cortito, tan alegre, que muchos cantantes lo usan para comenzar a cantar y siempre cabe en cualquier recital, pero por las modas o por lo que sea el resto de canciones se quedó en un triste cajón.
–¿Qué destacaría de estas canciones?
–Me gustan muchas cosas. Me gusta la habilidad del compositor para dibujar. Cada canción es como un cuadro en el que García Leoz va pintando paisajes, historias, y lo hace muy bien porque, aunque su lenguaje es el mismo, parece realmente muy diferente y muy diverso en cada una. Acaso sea por su importante faceta de músico de cine. Es capaz de dibujar diferentes paisajes y diferentes atmósferas en cada obra, un poco como si estuviera componiendo para diferentes películas. En cuanto a la parte vocal, me gusta que es muy cristalino. De tesitura están muy bien porque son muy centrales, algunas un poco más aguditas pero son abarcables totalmente. La Serranilla, que estaba compuesta en un principio para mezzo, es la más grave, y la más aguda, La canción de la Malibrán, que está sacada de la película La Malibrán.
–¿Qué ciclo le costó más interiorizar?
–El de Machado. Son seis canciones, a cual más larga, y son historias eternas. Buscarles un sentido y una dirección vocal siempre es un poco más complicado que si son cortitas. Han sido las más complejas de montar, las más enrevesadas musicalmente, me costó encontrarles el sentido, pero ahora, una vez hecho el trabajo, las noto que son tan mías como las otras, no tiene nada que ver a cuando me enfrenté el primer día con este ciclo.
–Habla de un mismo lenguaje, pero a la vez de variedad, ¿qué caracteriza a su modo de ver el estilo de García Leoz?
–Lo que lo hace especial a mis ojos es la variedad. Hay momentos muy impresionistas, sobre todo en los acompañamientos pianísticos de las dos canciones de Juan Ramón Jiménez. Pero García Leoz fue el alumno predilecto de Turina, y eso se nota. Estas canciones recuerdan en muchos momentos a Turina. A veces se pone un poco más español, con más garra, pero sin perder nunca lo más bonito para mí de su música, que es esa finura y esa elegancia, que apreciamos cuando hacemos un lied o una mélodie francesa. Siempre pensamos que la música española tiene mucha fuerza, mucha energía, pero estas canciones muestran también esa elegancia que vinculamos a otras tradiciones, nos enseñan el nivel de sutileza al que puede llegar la música española.
–García Leoz es muy conocido por su música de cine, pero menos por el resto de su producción. ¿Este disco puede servir para que otros cantantes se interesen también por esta música?
–Creo que sí. El disco se presentó y se puso a la venta el 12 de febrero [esta entrevista tuvo lugar justo tres días después], y antes de eso, como había salido ya alguna reseña, algunos cantantes me habían pedido partituras. A excepción del Tríptico, no había forma de escuchar este repertorio. María José Montiel hizo un disco hace tiempo, pero está descatalogado. Nos dimos cuenta ya cuando hicimos estas canciones en algunos festivales, que a la gente le gusta. Yo ahora vivo en Bélgica. En la gran mayoría de conciertos que hago fuera me piden música española; es algo muy exótico todavía y gusta mucho. En cambio, aquí no se programa tanto o se suelen hacer las típicas canciones de zarzuela y dos o tres de compositores más famosos y se olvida, por ejemplo, que Leoz tiene estas maravillas.
–¿Cuál es su canción favorita entre las 21 del disco?
–Luna clara es especial, porque fue la primera que trabajé con Aurelio, y en el título del CD quisimos reflejar ese primer contacto que tuvimos los dos, porque esta canción ha venido siempre con nosotros, a todos los recitales. Pero hay otras dos con las que tengo un vínculo singular. Una es La niña sola, del ciclo de Paredes, que me parece espectacular y cada vez que la canto es como si fuera la primera vez. Y otra es La canción de la Malibrán, porque es algo diferente a lo que yo he podido hacer. Es la primera vez que canto una canción que viene de una película, pero es que además es la más aguda, casi podría meterse en el pack de romanzas de zarzuela, y eso que normalmente las romanzas, a excepción de la de Doña Francisquita y un par más, son más liricotas, no tan ligeras.
–¿Cuáles son sus principales intereses como cantante?
–Después de mis estudios en la Escuela Superior de Canto de Madrid me fui a la Opera Academy de Gante, que es un poco como un postgrado, y aunque eran dos años, sólo he hecho uno, porque con el covid se paralizaron muchas cosas y el segundo año no he podido terminarlo, también porque me llegó la oportunidad de hacer la Reina de la Noche en Oviedo y empecé a trabajar con una agencia. Siempre me ha movido la ópera, pero mi faceta de instrumentista me ha hecho valorar también muchísimo la canción de concierto. Me encanta por ejemplo Strauss y me encantan los recitales de canciones. Nunca se sabe. Aunque esté ahora un poco más enfocada hacia la ópera no descarto poder dedicarme a otro tipo de repertorio.
–¿Se atreve a definirse como cantante?
–Empecé siendo una soprano muy ligera, pero con mi maestra, y en la Escuela de Canto, empecé a tener un poco más de asentamiento vocal y un color en el centro que puedo utilizar para roles más líricos y ahora mismo me muevo en el repertorio de lírico-ligera. Es verdad que en principio la Reina de la Noche o la Olimpia de Los Cuentos de Hoffmann son para sopranos más ligeras que yo, pero como tengo facilidad en los sobreagudos y la coloratura... Ahora mismo tiendo todavía hacia ligera porque vengo de ahí, pero a medida que vaya avanzando, no se sabe. La voz va evolucionando contigo y hay que tener los pies en la tierra, ir poco a poco, sin hacer nunca algo demasiado grande que se salte los pasos que debes dar, hay que ir con paciencia, y con mi agente estamos viendo qué roles son aquellos con los que puedo destacar y ahora mismo son la Reina de la Noche, Gilda y algunos más lírico-ligeros, ya no tan agudos, como Lucia, Elvira de I Puritani, Manon de Massenet, en un futuro Violetta de Traviata. Un cantante no sólo estudia y ya está, en esto tienes que ir estudiando cada día, viendo repertorios nuevos, hacia dónde va tu voz, preparando ese repertorio que a lo mejor no puedes cantar ahora pero que cantarás dentro de un par de años, sobre todo cuando tienes una agencia con la que trabajas un poco de cara al futuro todo el tiempo.
–¿Tiene algún papel icónico que le gustaría cantar en el futuro?
–Uno de los roles que más me gustan es el de Madama Butterfly, sobre todo ahora que he tenido el lujo de poder participar en la Butterfly que han hecho en el Campoamor, y he estado al lado de dos cantantes, muy diferentes, cada una en su estilo, pero que han sido muy impactantes para mí, Ainhoa Arteta y Ermonela Jaho. Creo que en el futuro podría hacer ese papel. Y hay otro que también me encanta, el de Tosca. Me gustan mucho esos roles por la fuerza que transmiten, olvidando un poco lo que es la vocalidad, por lo que simboliza el rol, las mujeres que son, me atraen mucho. Traviata me queda también pendiente, pero ese ya está más cerca que el resto.
–¿Hay alguna cantante cuyos pasos le gustaría seguir?
–Sí, le diría dos. Una, que fue desde el principio mi referente, Diana Damrau, y ahora recientemente, Lisette Oropesa, porque me parece que técnicamente es perfecta. Me gusta mucho la combinación que hace en el escenario de técnica e interpretación, siempre canta con el corazón y con el alma. Me gusta muchísimo ese tipo de personas y de cantantes, que no sólo son cantantes, sino que además de cantar divinamente, interpretan, que incluso si pusieras la imagen en mute te quedarías pegada al televisor viéndolas. Es un referente internacional y tiene una categoría tanto artística como vocal que es espectacular.
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