Historias con Lorca

Ana María Valderrama | Violinista

La violinista madrileña Ana María Valderrama graba junto al francés David Kadouch un álbum en torno a la figura de García Lorca

La violinista madrileña Ana María Valderrama y el pianista de Niza David Kadouch
La violinista madrileña Ana María Valderrama y el pianista de Niza David Kadouch / Michal Novák

La ficha

LORQUIANA

Francis Poulenc (1899-1963): Sonata para violín y piano HP 119 "à la mémoire de Federico García Lorca" [1943]

Federico García Lorca (1898-1936): Canciones populares españoles en arreglos de Alberto Martín Díaz (1980): Nana de Sevilla / Los reyes de la baraja / Zorongo / Las tres hojas / Las morillas de Jaén / Los cuatro muleros

Reynaldo Hahn (1874-1947): Sonata para violín y piano en do mayor [1927]

Manuel de Falla (1876-1946): Danza española de La vida breve [1905] en arreglo de Fritz Kreisler (1875-1962)

Alicia Terzian (1934): Libro de Canciones de Lorca: Tres retratos: III. Verlaine [1954]

Ana María Valderrama, violín

David Kadouch, piano

IBS Classical

La violinista Ana María Valderrama (Madrid, 1985) conoció al pianista David Kadouch (Niza, 1985) “hace veinte años en la Escuela Reina Sofía. Nos hicimos buenos amigos, tocamos juntos allí, en un quinteto primero y después en trío. Estuvimos varios años tocando juntos en trío. Cuando él se volvió a París, yo me fui a Berlín y ya no volvimos a tocar juntos, pero mantuvimos el contacto y la amistad. En un momento dado nos apeteció volver a tocar juntos, porque nos entendíamos muy bien. Surgió una oportunidad de hacer un recital, nos gustó mucho y decidimos grabar un disco”.

–¿Y por qué este programa?

–Teníamos muchas opciones y muchas ideas en la cabeza. Queríamos que hubiera una historia detrás, no solo grabar las obras que nos apetecieran, queríamos darle un toque más personal. Nos gusta mucho aunar dos artes como la música y la literatura. De hecho David ya tiene otro disco sobre Madame BovaryMadame Bovary. Pensamos en Lorca porque siempre nos ha gustado a los dos y empezamos a buscar programas en torno a Lorca, porque creíamos que sus canciones podían quedar muy bien en violín y piano. Le pedimos el arreglo a Alberto Martín, y funcionó muy bien, y a partir de ahí empezamos a concebir el resto del programa. Por supuesto la Sonata de Poulenc no podía faltar porque está dedicada a Lorca. Queríamos algo de Falla porque fueron grandes amigos y también queríamos mostrar algo de su época parisina. Y luego descubrimos esta sonata de Reynaldo Hahn, que es muy poco conocida, yo no la conocía, y es un caramelito. Nos encantó. Cuanto más la tocamos y la estudiamos más nos gustaba.

–¿De qué conocían a Alberto Martín?

–Es muy amigo de la infancia de Luis [del Valle, pianista malagueño, esposo de la violinista] y estudió con nosotros en la Escuela Reina Sofía, así que David también lo conocía. Había hecho un arreglo previo de estas canciones para dos pianos y voz. Fue para un espectáculo que hicieron Luis y Víctor [del Valle] con Pasión Vega, que se tituló Dos pianos con Pasión, que fue impresionante, me encantó ese espectáculo. Y metían muchas de estas canciones, no todas, porque le pedí a Alberto algunas más. Rescató esos arreglos para dos pianos y voz y les dio una vuelta más para hacerlos para violín y piano. Eso en algunas de las canciones, otras las ha arreglado directamente para violín y piano. Yo conocía cómo él arreglaba, pero arreglar es entre comillas porque son composiciones nuevas…

Lorquiana - Valderrama & Kadouch
Lorquiana - Valderrama & Kadouch

–Tienen mucha personalidad, no parecen simples arreglos.

–Sí, la mayoría tienen un interludio en el centro, que es totalmente propio de Alberto y a mí es que me parecen obras maestras, me encantan. Cada una es muy diferente, tiene un mundo particular muy diferente a la anterior y a la siguiente y eso le da mucha riqueza. Me parece que funciona muy bien y al público ante el que lo hemos tocado le ha parecido fenomenal. Porque son canciones de toda la vida pero mucho más ricas armónicamente y muy trabajadas.

–La Sonata de Poulenc es conocida, pero no es el Poulenc más célebre, porque su música suele ser muy alegre y esta obra tiene un cierto peso de gravedad...

–Totalmente, es muy dramática, pero es que está compuesta en mitad de la Segunda Guerra Mundial. Tiene esos momentos muy Poulenc, un poco de broma, despreocupados, pero el tono general de la sonata es grave, es muy dramática, muy pasional, con una fuerza casi programática, porque se escuchan muchas veces hasta los disparos de la guerra. Cómo empieza la sonata, cómo acaba el primer movimiento, cómo acaba la sonata, es de una profundidad… Se oye el disparo de la muerte de Lorca, es muy impresionante, sabiendo que está dedicada a la muerte de Lorca.

–¿La había tocado mucho ya?

–Sí, bastante, desde hace muchos años, me encantó siempre, porque es esa profundidad y ese dramatismo de pronto mezclados con motivos de broma.

–La Sonata de Reynaldo Hahn es poco conocida y un poco rara...

–La primera vez que la escuché dije eso: uy, esto no lo entiendo, es muy rara, pero la fui escuchando más, la fui estudiando y cuanto más la tocaba más me gustaba, la vas entendiendo mejor. Pero es verdad que la primera impresión es: '¿What?' Él era muy clásico, le encantaba Mozart, y es una sonata muy clásica, es como si estuvieras tocando un Mozart parisino, de hecho es muy delicada y difícil de tocar, por este motivo. En esa época en que ya había pasado La consagración de la primavera, Stravinski, Alban Berg… tendencias mucho más modernas, él se quiso quedar un poco en el Clasicismo, en la fragilidad, en las melodías simples, sencillas, cristalinas. Sí es verdad que en el segundo movimiento juega un poco más, es más modernista, porque simboliza el motor de un coche. Es un moto perpetuo, muy cortito, en el que el violín está todo el rato haciendo semicorcheas sin parar y se supone que es el motor, y el claxon suena por ahí, es más juguetón.

–El movimiento se llama Veloce.

–Y el tercer movimiento es muy curioso, porque es una especie de meditación, muy lento, muy bello. Me encanta. Y justo al final del tercer movimiento vuelve al principio del primero, como en una obra cíclica. Es original.

–La famosa danza de La vida breve en el arreglo de Kreisler es carne de propina...

–Al principio la hacíamos como propina y ahora ya la hemos integrado en el programa. A la gente le encanta. Falla es increíble y este arreglo es muy virtuoso.

–¿La pieza de Alicia Terzian es un arreglo suyo?

–Exacto. Es una obra para voz y piano. La hemos arreglado nosotros, pero se trata de un arreglo muy simple, yo toco la voz y ya está. Es un libro que tiene bastantes canciones y nosotros hemos querido rescatar Verlaine, la canción de los tres retratos, que son unos poemas que Lorca dedicó a varios artistas que le inspiraban y admiraba, entre ellos Verlaine, al que también admiraba Reynaldo Hahn y ahí hay una conexión.

–¿Han presentado ya el disco?

–Sí, lo hicimos en Madrid la semana pasada, en el Ateneo, fue estupendo. Y luego lo tocamos también en la Fundación Juan March. Hemos estado además en Cantabria, en el Teatro Liceo de Salamanca y en Gibralfaro (Málaga). Y ahora vamos a Granada, que es un lugar muy especial.

–Dentro del Festival y en el mismo Centro García Lorca...

–Va a ser muy especial, y además es la primera vez que toco en este festival, que me encanta, y tengo muchas ganas.

–¿Qué otros planes tiene?

–He estado muy centrada en este disco, pero he hecho hace poco también una gira por China y vengo de actuar en Suiza. He estado muy a tope y el verano me lo voy a coger libre, porque necesito descansar y estar con mis hijos y darle tiempo a la familia, que también es necesario. A partir de septiembre u octubre, volveré.

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