Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)
Adriana González | Soprano
COMPLETE SONGS
Isaac Albéniz (1860-1909):
Rimas de Bécquer (T. 33 A)
Seis baladas (T. 36)
Chanson de Barberine (T. 37)
To Nellie (T. 39)
Songs (T. 40)
Il en est de l'amour... (T. 42)
Deux morceaux de prose (T. 41)
Quatre Mélodies (T. 44)
Adriana González, soprano; Iñaki Encina Oyón, piano
Audax Records
A sus 30 años recién cumplidos, impulsada por su triunfo en importantes premios operísticos, incluido Operalia 2019, Adriana González (Guatemala, 1991) es uno de los grandes talentos de la lírica actual. Con el acompañamiento al piano del director vasco Iñaki Encina, acaba de grabar las canciones de Albéniz.
–¿Cómo conoció las canciones de Albéniz y que le atrajo de ellas?
–Como hispanohablante, los programadores siempre me preguntan por un repertorio español o de lengua de raíz latina. Obviamente, Obradors, Granados y Falla son opciones evidentes, pero en 2017 preparaba un recital con Iñaki de compositores españoles enfocados hacia la música francesa y ahí nos encontramos a Mompou y Albéniz. Compramos la edición de Tritó, que ha compilado la integral de canciones de Albéniz, y lo primero que nos llamó la atención es que solamente compuso cinco canciones en español y que el resto eran en italiano, francés e inglés. Al empezar a trabajar la música, nos dimos cuenta de que eran composiciones tan bellas que no podían quedar en el olvido, como lo han estado hasta ahora. La mayoría de cantantes ni siquiera sabe que Albéniz escribió canciones. El último paso que nos aseguró que debíamos grabar la integral fue el apoyo de Jacinto Torres, especialista en su música.
–¿Cómo caracterizaría musicalmente estas canciones?
–El disco es una biografía cronológica, musical de Isaac Albéniz. Empezamos con las canciones españolas, que caracterizan los primeros años de su vida en España, que se mueven en el terreno de la música de salón. De hecho existe la partitura con ambas versiones: las canciones con el texto correspondiente a una melodía y otra con el texto recitado sobre la música de piano. Siguen las canciones italianas que exponen la influencia del belcanto en España. Las canciones muestran una melodía protagonista que está bien apoyada sobre el texto italiano. Después pasamos a la parte francesa donde podemos escuchar claramente la relación que Albéniz tuvo con compositores como D’Indy, Fauré, Debussy y Chausson. Finalmente pasamos a las canciones inglesas con el texto de su mecenas Francis B. Money-Coutts dentro de las cuales podemos ver a un Albéniz maduro con su propio lenguaje y una gran asimilación de las tendencias musicales de la época, sin perder su magnífico lenguaje al piano, haciendo del acompañamiento un protagonista más.
–Y desde el punto de vista vocal, ¿cuáles son las dificultades principales que ha encontrado en ellas?
–Es una escritura con tesitura extensa de dos octavas. Personalmente, me sentí muy a gusto con la tesitura de las canciones, especialmente analizando las partituras y dando importancia a la agógica del texto y la música. Lo que hace de las canciones una tarea titánica es concentrarse para cantar en cuatro idiomas diferentes: español, italiano, francés e inglés. Primero, siempre he sido partidaria de que un cantante hable el idioma en el que canta, ya que con esa habilidad uno logra entender no sólo los acentos silábicos y su relación con el fraseo musical, sino también el subtexto que viene con el bagaje cultural de un idioma. Segundo, el nivel de concentración debe ser muy alto para interpretar treinta canciones en cuatro idiomas diferentes. Una ventaja que he tenido es hablar los cuatro idiomas: soy bilingüe habiendo crecido con español e inglés en casa, doce años de francés en el colegio y dos años en la universidad en italiano, que luego para mí se ha convertido en el idioma principal para trabajar en la ópera. Vocalmente, hay piezas como “Caterpillar”, “Morirò” y “To Nellie” que necesitan de un sonido delicado y piano con un legato impecable. Después piezas como “A song”, “¿De dónde vengo?” y “The gifts of the Gods” que requieren un poco más de bravura dentro del mismo legato y la intensidad de una tesitura extensa en la parte grave y aguda de la voz. Creo además que esta grabación ha llegado en un buen momento: mi voz se ha desarrollado más en el centro para dar más colores a estas canciones.
–¿Desde cuándo trabaja con Iñaki Encina y qué puede destacar de su trabajo conjunto?
–Conocí a Iñaki en 2012 cuando ambos participamos en el World Youth Choir, él como director asistente, yo como cantante. Gracias a Iñaki pude regresar a Europa poco después para trabajar por primera vez bajo su dirección y desde entonces ha sido un mentor y amigo que siempre me ha guiado y ayudado en mi desarrollo. Una de las frases que Iñaki dice y que se ha quedado conmigo para siempre es: “Vale la pena defender esta música”. Nuestro trabajo consiste en descubrir nuevos horizontes con repertorio nuevo o poco conocido, pero eso va de la mano de su excelente liderazgo y su curiosidad insaciable. Por su experiencia como director de orquesta, sabe que un proyecto es más fuerte cuando las fortalezas de cada artista salen a relucir y este es siempre el caso con la música que abordamos. Nos tomamos el tiempo de diseminar la partitura y de encontrar colores que defiendan la idea del compositor. Es siempre un gusto hacer música con Iñaki, porque aprendo mucho de él y de su forma de analizar las partituras.
–Usted es conocida sobre todo por su faceta operística, ¿qué peso juegan en su carrera los recitales de canciones?
–Desde que empecé a cantar siempre supe que las canciones y el lied serían una parte de mi desarrollo. Mi primera maestra, Bárbara Bickford, siempre incluía Schubert, Schumann, Fauré y Strauss en nuestras clases de canto. Personalmente, creo que todos los cantantes líricos debemos pasar por el mundo del lied para desarrollar nuestra personalidad interpretativa y técnica. Aparte que cantar lied no debe ser diferente a cantar ópera: debemos buscar una interpretación única entre las palabras, la música y la agógica, y debemos cantar técnicamente de la misma manera para respetar las dinámicas sonoras que el compositor predispuso para su música.
–¿Qué tipo de repertorio de canciones prefiere?
–Entre mis favoritas están el Op.27 de Strauss, todas las canciones de Duparc, la Maja Dolorosa de Granados, el Spanisches Liederspiel de Schumann, y, como es normal con los cantantes que se obsesionan sobre el proyecto que trabajan en el momento, las canciones de Robert Dussaut, Hélène Covatti e Isaac Albéniz.
–Trabaja y vive en Europa desde hace años, ¿cómo lleva estar lejos de su país?
–Por supuesto que es una tarea difícil, pero es importante tomar en cuenta que en Guatemala se monta una ópera al año y normalmente de iniciativa privada, por lo que no es algo que pasa todos los años, así que estar en Europa era una oportunidad única en la vida. Los primeros años que estuve fuera de casa lo llevaba muy bien porque estaba descubriendo un mundo nuevo muy diferente al de Guatemala; aprendiendo mucho sobre técnica vocal, repertorio, descubriendo París y con el ritmo de trabajo y estudio que llevaba no me daba mucho tiempo para extrañar Guatemala. Hay que considerar que las oportunidades laborales académicas que existen en Guatemala y en Latinoamérica en general son mucho más reducidas que en Europa, por lo que algo importante que tenía en mente era “busca la forma de quedarte y aprender todo lo que puedas”. Ahora que los años han pasado y que me he establecido un poco más en mi trabajo y que mi técnica está más resuelta, empiezo a extrañar más Guatemala. He tenido la suerte de que mi familia siempre haya apoyado mis decisiones y que ha viajado para verme en diferentes teatros. Sin embargo, regreso cada año para dar un recital y una masterclass con la que busco ayudar a jóvenes cantantes líricos guatemaltecos.
–Ha conseguido en poco tiempo premios importantes. ¿Son los concursos decisivos para empezar una carrera de cantante lírica?
–Los concursos no son decisivos, pero definitivamente son una herramienta muy buena para que un joven cantante impulse su carrera. Por ejemplo, hacer audiciones en diferentes países requiere de una gran inversión para un cantante que está empezando; hay que pagar el boleto de tren o avión, alojamiento, clases de canto y ensayos con un maestro correpetidor para preparar el repertorio, etc. Los concursos, dependiendo del jurado, pueden ser una audición bastante eficaz. El jurado normalmente estará compuesto por personas que están en la posición de darnos trabajo o de brindar apoyo a nuestras carreras. Tomemos Operalia como ejemplo. En el jurado están diez directores de casting de algunos de los teatros más prominentes del mundo. En lugar de hacer una audición en cada uno de estos teatros, cuya localización puede estar en diferentes continentes, podemos ir a un concurso y hacer una audición para varios teatros de una sola vez.
–Ha cantado (y sigue cantando) mucho Mozart. ¿Considera fundamental su música para una cantante joven?
–Mozart es un compositor fantástico pero poco evidente para jóvenes cantantes porque requiere de una técnica resuelta, especialmente si pretendemos cantar las grandes arias que compuso para sus primadonas. Cuando empecé a cantar muchas personas me decían que debía cantar Mozart, pero con mis 19 años las arias de la Contessa Almaviva y Fiordiligi me parecían una tarea imposible, ya que ni la técnica ni el instrumento estaban suficientemente desarrollados para abordar esas dificultades. Entonces empecé con roles de tesitura media como Zerlina, Susanna, Despina, Serpetta y varios lieder. No fue hasta mis 26 años que abordé los roles más importantes como Pamina y Contessa Almaviva. Mozart es un compositor fabuloso que nos enseña a utilizar nuestra voz como un instrumento y a través del cual podemos encontrar una pieza adecuada para cada etapa de nuestro desarrollo vocal.
–Su repertorio operístico actual se basa en papeles de soprano lírica, ¿en qué momento se encuentra su voz?
–Actualmente los roles que conforman la base de mi repertorio son Contessa Almaviva, Micaela, Liù y Mimì, todos roles de una soprano lírica. Es una lástima aprender un rol para cantarlo una sola vez, así que me siento bastante afortunada de poder cantar estos roles en varios teatros en los próximos cuatro años y verdaderamente profundizar y vivir cada uno al máximo. Creo que me encuentro solamente al inicio de mi carrera y poco a poco quisiera ir agregando más roles de soprano lírica que contribuyan al desarrollo y a la flexibilidad de mi voz.
–¿Qué otros roles piensa incorporar a su repertorio en los próximos años?
–Fue un gusto agregar también Pamina en 2017 y para el futuro me gustaría añadir Donna Elvira en Don Giovanni, Arminda en La Finta Giardiniera, Alcina de Händel y Desdemona en Otello.
–¿Con qué papel sueña, aunque ahora esté fuera de su alcance?
–Puccini es un compositor con el cual me identifico muy bien tanto a nivel musical como vocal. En el futuro quisiera abordar roles como Madama Butterfly, Suor Angelica y Tosca eventualmente, pero para eso faltan al menos siete años… También quisiera cantar mucho Verdi, Elisabetta y Amelia por ejemplo, pero también son roles que vendrán más adelante.
–El último año cantó mucho en España. ¿Fue un alivio con toda Europa cerrada por la pandemia?
–¡Por supuesto! España fue una luz en medio de la oscuridad para muchos de nosotros. No diré que fue fácil, pero gracias a los protocolos sanitarios de los teatros españoles muchos músicos pudieron trabajar. Me siento muy agradecida y afortunada de haber tenido un año de trabajo en España, sobre todo cuando sigo encontrando colegas que al día de hoy no han cantado desde febrero de 2020. Imagínese no tener trabajo en un año y medio… No sólo lo que eso significa económicamente, sino profesionalmente, mentalmente y ¡físicamente para un cantante…! Somos atletas de la voz que necesitan de su ejercicio diario para mantenerse en forma. Creo que la parte más difícil no fue parar, sino lo que viene ahora: recomenzar después de un año y medio de silencio. Pero dentro de todo lo que hemos vivido en esta pandemia, creo que España se puede sentir muy orgullosa de su calidad cultural y fuerza administrativa, y seguir siendo una referencia para el resto del mundo.
–Hábleme de sus proyectos más inmediatos. ¿Algún debut que le emocione especialmente?
–Próximamente haré mi debut en el Houston Grand Opera en el rol titular de Roméo et Juliette de Gounod. Será la primera vez que cante en Estados Unidos. Las funciones serán entre abril y mayo de 2022, justo antes de otro debut muy emocionante: el Requiem de Verdi. Este segundo debut lo haré en Lisboa con mi querida amiga Marina Viotti, que cantará el solo de mezzosoprano. Será mi primer encuentro con Verdi y es algo que me emociona muchísimo.
–¿La veremos pronto por el Sur?
–¡Espero que sí!
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