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"La relación de mi padre con la escena rockera fue determinante para mí"

Soleá Morente. Cantante

Recientemente ponía en circulación su segundo álbum, 'Ole Lorelei', en el que perfila un pop aflamencado cercano a las sonoridades contemporáneas. Esta semana lo presenta en directo en Sevilla y Málaga.

La cantante granadina presenta en directo su segundo álbum, 'Ole Lorelei'. / Belén Vargas
Blas Fernández

02 de julio 2018 - 06:00

Sevilla/Dejó escuchar su voz en el sentido Homenaje a Enrique Morente (2012) que Los Evangelistas rindieron a su padre y apenas un año después se alió con la misma superbanda, integrada por componentes de Los Planetas y Lagartija Nick, en el EP Encuentro. Estaba cantado que aquello sólo era el comienzo y tres años después llegó Tendrá que haber un camino, el primer álbum firmado con nombre propio por Soleá Morente (Madrid, 1985). En Ole Lorelei (2018), su nuevo trabajo, se divierte llevando ese pop aflamencado hacia las actuales músicas urbanas y dejando guiños a la larga tradición con la que ya cuenta el género. Este miércoles 4 lo presenta en directo en Sevilla, dentro del ciclo Pop CAAC en el Monasterio de La Cartuja, y al día siguiente en el Teatro Cervantes de Málaga.

-¿Recuerda algún momento concreto en el que decidiera dedicarse a la música o, por haber estado siempre rodeada de ella, la vocación surgió de manera natural?

-Creo que más bien fue algo natural, aunque también es cierto que en tu vida hay un momento de inflexión en el que dices "esto es lo que quiero". Eso ocurrió una vez que empecé a colaborar con Los Evangelistas, ahí fue cuando decidí adentrarme. Pero también fue un proceso natural. Al estar mi casa todo el día llena de artistas... Mis bisabuelos, mis abuelos, mis padres, mis hermanos, mis tíos, todos... No hay nadie en la familia que no se dedique al arte. Yo era la única que estaba estudiando en la Universidad, Filología Hispánica, pero al final era inevitable.

-Aunque no optó por el flamenco. Supongo que la cercanía que mantuvo su padre con la escena rock granadina le facilitó las cosas...

-La relación de mi padre con la escena rockera fue determinante para mí. No sabía que me iba a influir tanto. Cuando era chiquitita y mi padre nos llevaba a los conciertos de Omega a Estrella y a mí no pensaba que aquello fuera a influir tanto en mi vida, hasta el punto de hacerme rockera. De mi padre he heredado cosas maravillosas, y una de ellas son las amistades, amigos maravillosos con mucho talento, grandes artistas que han tenido la generosidad de ampararme, de enseñarme. Siempre me ha interesado toda esa escena del rock, la psicodelia, la música underground, independiente... Todo eso creció cuando me junté con Los Evangelistas. Y hasta aquí me ha traído.

-Recuerdo salir noqueado de la primera presentación parcial de Omega, en las naves de la Feria de Muestras de Armilla, en diciembre del 95. Era algo tan diferente a cualquier otro encuentro previo entre flamenco y rock que costaba decodificarlo. ¿Cómo cree que se vivió aquello dentro del ámbito flamenco? ¿Costó aceptarlo?

-Ahora me impactaría mucho algo como Omega, pero entonces era tan pequeña... Mi padre siempre sorprendía con lo que hacía. En casa lo vivimos como una revolución, esos ensayos apoteósicos con esos sonidos tan fuertes, con una banda tan ruidosa como Lagartija Nick... Pero por lo visto la revolución también estaba fuera, y conllevó una reacción: para unos fue un descubrimiento increíble y otros no lo aceptaron.

-Tras participar en el Homenaje a Enrique Morente de Los Evangelistas se lanzó al ruedo con ellos en el EP Encuentro. ¿Cómo se fraguó esa colaboración?

Soleá Morente posa tras la entrevista. / Belén Vargas

-Siento que Antonio Arias es una leyenda viva entre nosotros a la que podemos ver y tocar. Tanto J como él han sido dos maestros determinantes en mi vida. De hecho, después de fallecer mi padre me quedé un poco sin saber muy bien qué hacer y fue Antonio quien me llamó para contarme que estaban preparando el disco de Los Evangelistas.

-Pero en Tendrá que haber un camino (2015) contó ya con otro equipo. ¿Era el momento de volar con nombre propio?

-A raíz de la colaboración con Los Evangelistas empecé a investigar y a introducirme más a fondo en el rock, la psicodelia, el indie... Conocí a La Bien Querida, a David Beef, a grupos de Granada como Pájaro Jack, Napoleón Solo... En Granada hay una escena rockera para volverse loco. Fui componiendo algunas canciones y cantando otras de otros compañeros. Salía por Granada, me encontraba con los Pájaro Jack y de ahí salían canciones. No tenía previsto hacer un disco aún, todavía estaba superando la muerte de mi padre, muy jovencita, recién terminada la carrera, un poco desconcertada... Fue un momento muy difícil de mi vida y me agarre a la música y a los compañeros, al estudio y a la investigación de todos esos sonidos. Cuando me di cuenta de que ya tenía unas cuantas canciones decidí grabarlas bien y compartirlas con la gente, a ver qué pasaba. Pero hacer un disco no fue algo premeditado, creo que fue el resultado de la necesidad de entender la vida.

-Vuela con nombre propio, pero no sola: siempre ha tenido a gente colaborando con usted, componiendo, produciendo... En Ole Lorelei toma las riendas, pero también cuenta con Alonso Díaz, de Napoleón Solo, y Lorena Álvarez.

-Son dos compañeros muy interesantes. Le agradezco a la vida que me los haya puesto delante. He aprendido mucho con ellos. Entre los tres hemos ido encontrando un sonido diferente. Yo hasta ahora no había trabajado en estas texturas. Primero me encontré con Alonso, luego con Lorena, y de ahí fue saliendo Ole Lorelei. Lorelei es por la canción de Cocteau Twins. Está el Ole, porque si hay una palabra que defina al flamenco, a Andalucía y a mi música es ésa, y luego está el Lorelei. Cuando escuché por primera vez esa canción me quedé... Uff, me impresionó muchísimo. Me enamoré de ella, es una de mis canciones favoritas. Por eso decidí titular así el disco, están mis dos partes.

-En este nuevo disco mezcla músicas urbanas con píldoras flamencas: alegrías, fandango... Le confieso que La misa que voy yo (Soleá con auto-tune) me mata...

-Jajaja... Sí, nos apetecía aventurarnos. Quería acercar una soleá de Bernarda de Utrera, palabras mayores, a uno de los sonidos más actuales del panorama musical, que en este caso, gracias al trap, es el auto-tune. Es una pincelada. Lo hicimos y estamos vivos todavía, jajaja.

Clip Soleá Morente 'La misa que voy yo'

-Podemos documentar históricamente momentos de colisión entre el flamenco y los géneros pop, de Veneno a Camarón pasando por Pata Negra, su padre o Los Planetas, pero parece que seguimos en las mismas: los tradicionalistas se soliviantan ante propuestas como la suya. ¿Les explicaría que la música fluye, que no se para, o simplemente pasa?

-Exacto. Lo que me sorprende es que siga existiendo esa mentalidad cerrada, contraria al progreso. No es sólo que yo respete la tradición, es que la necesito. Para mí la tradición, los clásicos, es sagrada. Yo he visto cómo mi padre respetaba e interiorizaba el cante jondo, le dedicó su vida, pero el artista tiene la obligación de comprometerse con la sociedad en la que vive y de traducir a la actualidad esa tradición. En casa he visto cómo es bueno, cómo es necesario, desarrollar esa tradición, traducirla, llevarla a otros públicos. Es complicado, sigue habiendo mucho purismo anquilosado de ese que regaña, pero, por otra parte, existe un movimiento muy interesante de gente que se va dando cuenta de que hay que abrir las puertas de la percepción.

Soleá Morente ha contado en 'Ole Lorelei' con la colaboración de Alonso Díaz y Lorena Álvarez. / Belén Vargas

-Lo curioso es que desde ese ámbito se cargue contra artistas que pueden ser flamencos por formación o tradición familiar, pero que estrictamente no definen su música como flamenco. Por ejemplo, lo de acusar a Rosalía tras Malamente de apropiacionismo cultural podría llegar a resultar tan ridículo como denostar a todos los músicos de blues no nacidos a orillas del Mississippi...

-No parece real, la verdad, es surrealista. Creo que mi compañera Rosalía está haciendo una labor maravillosa, poniendo en pie una carrera brillante. Está siendo valiente. Cuanto más cante la gente fandangos y alegrías, cuanto más se acerque la gente al flamenco, mejor nos irá. Y cuanto más lejos se lleve el flamenco, más contentos estaremos. ¿No es eso mejor que enfadarse?

-En su caso, ¿piensa que no se le perdona la estirpe?

-Entiendo a la gente que escucha la palabra Morente y piensa "a ver qué va a hacer ésta...". Hasta hace poco incluso me daba miedo, pero ahora es sólo respeto y ganas de hacer cosas. Y no pasa nada, al revés. Hay que echarle valor al toro. Nos ayudarían más si explicasen las cosas de otra manera, porque con esa forma de aleccionar tan intransigente, con tanta malafollá, no vamos a ningún sitio.

-¿De qué cree que derivan todas estas falsas polémicas? En ocasiones parece que responden a una cierta ignorancia del hecho musical en sí mismo. Como si los defensores de esa pretendida pureza fueran incapaces de comprender que, más allá de los palos grabados en piedra, en la música es la mezcla permanente la única ley que rige.

-Hay que aceptar el paso del tiempo, que la vida fluye. Lo que tenemos que hacer es ayudar a que el flamenco fluya a compás. ¿No dicen que es tan importante el compás? Pues vayamos a compás: los seres humanos, la música, el flamenco... Vayamos al compás de los tiempos.

-Y el pop aflamencado fluye desde hace décadas... En varias de las canciones de Ole Lorelei se aprecian ecos de Las Grecas, de Morena y Clara, de Las Deblas...

-Sí, desde luego hay mucha influencia de la música popular de los 70 y 80 tanto en Alonso y en Lorena como en mí. Las Grecas, Ray Heredia, Los Chichos... También Camela. Baila conmigo tiene un guiño a Camela. Es una reivindicación de toda esa música que tanto ha influido a mi generación.

Clip Soleá Morente 'Baila conmigo'

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