"La danza es algo que me encanta y que me ocupa muchísimo tiempo"
Miguel Marín | Músico
El músico recupera su proyecto Árbol y edita nuevo álbum, 'Just Another Confused Animal'
El singular espectáculo basado en el disco abre la temporada del Teatro Central
Las primeras noticias sobre el coronavirus le llegaron a Miguel Marín cuando estaba a punto de abandonar Shanghai, ciudad en la que había permanecido varias semanas componiendo la música del nuevo espectáculo de Xie Xin Dance Theater. "Durante la escala en Hong Kong para coger el vuelo a Madrid ya vi que en el aeropuerto hacían controles de temperatura, pero curiosamente sólo a los pasajeros chinos", recuerda el músico, que de regreso en Sevilla aún pudo volver a viajar por Europa y España para presentar en vivo algunos de los múltiples proyectos en torno a la danza en los que siempre anda implicado. Y luego llegó el estado de alarma.
"El último bolo fue el día antes del confinamiento, en el festival dFeria de San Sebastián con Marco Vargas & Chloé Brûlé. En ese momento ya rondaba la posibilidad de que lo cancelaran, pero lo conseguimos hacer, aunque al día siguiente nos confinaron", explicaba Marín vía telefónica desde Madrid, donde hace escasas jornadas participaba en un montaje de la compañía del francés Fabian Thomé para los Teatros del Canal.
Integrante de grupos locales durante los 90, Miguel conoció la profesionalización en Londres, ciudad en la que residió durante más de una década como componente de Piano Magic. Tras abandonar la banda liderada por Glen Johnson puso en pie Árbol, su personal proyecto electrónico de tintes ambient, y al poco regresó a España. Primero desde Barcelona y, desde 2013, otra vez desde su ciudad natal, Marín ha ido desplegado un notable repertorio de composiciones para la danza, el cine y el audiovisual. Sin embargo, desde la publicación en 2012 de She Read The Wrong Book, su cuarto álbum como Árbol, mantenía el proyecto en dique seco. Hasta ahora, que acaba de resucitarlo con un nuevo trabajo, Just Another Confused Animal.
"Hacía tiempo que quería hacer un nuevo disco de Árbol, pero no por sacarlo, sino porque tenía ahí el leitmotiv, que fue la ruptura de una relación sentimental muy larga y los cambios que eso conllevó, incluido el hecho de renacer. Lo que no encontraba era el tiempo ni el lenguaje que pudiera identificar con esa ruptura. Hasta que lo encontré", explica Marín sobre el álbum, en el que trabajó durante dos años. Y cuando el lanzamiento estaba a punto... Sí, también la pandemia. "El disco estaba ya preparado e incluso había enviado avances a alguna emisora de radio -recuerda-. La idea era que saliera en abril y el material ya estaba en fábrica, aunque por suerte lo pude parar".
Menos ambient y más orgánico que los discos previos de Árbol, Just Another Confused Animal se sitúa en un punto intermedio entre su producción anterior y aquel fenomenal It's Happening (2015), un álbum en cierto sentido de regreso al rock que Marín grabó y defendió en directo en formato de banda como Montgomery. "Sí, totalmente de acuerdo -reconoce-. La voz está ahí. Aunque en algunas de mis bandas de los 90 ya canté, me he reencontrado con la voz y me siento muy a gusto. Después de vivir tantos años en Inglaterra se me da bastante bien escribir en inglés, me meto a profundizar. Así que creo que se ha mezclado algo de lo que hicimos con Montgomery, que era más desenfadado, con la melancolía de Árbol, que creo que es la línea que este proyecto tiene que seguir".
Base del espectáculo Welcome to The Montgomery Experience!, estrenado en la apertura del Mes de danza de 2014 y repuesto en versión ampliada en la inauguración de la temporada del Teatro Central un año después, aquel disco quedó como primer y único trabajo de la formación, que pese a las espectacularidad de su puesta en escena, con grupo y bailarines de danza contemporánea compartiendo tablas, no llegó demasiado lejos. "Tengo mucho trabajo con la danza y hago también audiovisual, documentales... La danza es algo que me encanta y me ocupa muchísimo tiempo. He llegado a hacer 50 bolos al año con diferentes compañías durante los últimos tiempos. Eso requiere mucho trabajo de composición. Y luego están los viajes, a China, a la India... En la India llegué a estar un mes y medio componiendo para una compañía de allí. De aquí a final de año tengo casi 20 bolos. La semana pasada estuve en Orense, la anterior en Ibiza... Esto es lo que a mí realmente me renta -explica-. Montgomery me requería muchísimo esfuerzo a la hora de coordinar a todo el mundo, para ensayar, para ponernos de acuerdo en todo... Creo que de alguna manera el error partió de mí, fue una idea mía, desde el nombre a la mayoría de la música, que estaba compuesta por mí con algunos arreglos de Jesús Bascón, de Miriam Blanch y de Amanda Palma. Pero lo propuse como un grupo, y ahí entramos en esa dinámica de ensayar, todo muy lento... Y llega un momento en que te cansas. Quedas para ensayar y uno llega dos horas tarde o no llega. Tengo muchas otras faenas y siento que he perdido la mañana, que podría haberme quedado componiendo".
No obstante, Miguel vuelve a contar con esos músicos para la no menos ambiciosa presentación en vivo de Just Another Confused Animal, de nuevo abriendo la temporada en el Teatro Central el próximo sábado 17, y repitiendo con la bailarina y coreógrafa Teresa Navarrete, codirectora de Welcome to The Montgomery Experience!
"La idea que tenía en la cabeza era recrear el disco, las letras y la historia de desamor. Pero no quería que fuera un directo de Árbol con visuales de líneas y formas que realmente no tuvieran nada que ver con los textos -comenta-. Así que lo que hemos hecho ha sido recrearlo con tres personajes, tres bailarinas bajo la dirección de Teresa Navarrete, y con los visuales de Javi Vila, que ha estudiado a fondo la temática del disco y ha rodado material con las bailarinas para recrear esa historia en la pantalla grande. Así que a las bailarinas las tenemos tanto en la pantalla como en el escenario".
Pero la cosa no queda ahí. "Tenemos además al coro proyectoeLe, 20 personas que se moverán alrededor del escenario convirtiéndose en performers. Y en la banda están Antonio Lomas a la batería, Jesús Bascón a los teclados y guitarras, Óscar Acedo al clarinete, Björt Rúnarsdóttir al chelo, Miriam Blanch a los coros y yo cantando, tocando guitarras y percusiones. Seremos 30 personas en el escenario".
¿Y con tanta gente implicada podrá verse el espectáculo tal cual en otras ciudades? "Tenemos idea de moverlo, pero en un formato diferente -afirma Marín-. No podemos llevarnos al coro, obviamente, pero sí hacer un taller con el coro del sitio al que vayamos y hacerlo con ellos. Ya hay posibilidad de fecha en Madrid a finales de año, si todo va bien, pero no sabemos si será con este espectáculo o sólo la banda en concierto. Tengo tres formatos en la cabeza: éste que presentamos en el Central; otro sólo con la banda, pero con visuales, y otro yo solo con máquinas, percusión, guitarras, y visuales".
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