"Ahora es el músico quien tiene que invertir en su propio arte y su futuro"
Fino Oyonarte. Músico
Bajista en Los Enemigos, motor de bandas como Clovis y Los Eterno, el músico almeriense firma su primer trabajo con nombre propio tras tres décadas de carrera
"Sin saberlo, me estaban dando infartos desde hacía dos meses. Un día fui al médico y me mandó directamente a urgencias. Allí me dijeron que había un problema y que me tenían que intervenir –recuerda de aquel susto vivido hace tres años y evocado en la canción Cien pasos–. Esa misma noche decidí tomar todas las medidas necesarias para tener buena salud y me propuse hacer algo que deseaba y estaba pendiente. Siempre he andado muy implicado en los grupos de los que he formado parte y muy liado produciendo a otras bandas. Quizás no había tenido tiempo para hacer este disco o quizás lo estaba evitando. Pero había llegado el momento. Ése fue el detonante".
Pieza insustituible de Los Enemigos desde el segundo álbum de la banda madrileña, Un tío cabal (1988), artífice de enjundiosos proyectos posteriores como Clovis y Los Eterno, productor de bandas de culto como Los Planetas, Lagartija Nick o Los Del Tonos y hasta efímero editor con Libros del Ruido de volúmenes de temática musical, Fino Oyonarte (Almería, 1964) acaba de poner en circulación Sueños y tormentas (Buenaventura Records), el primer disco que firma con su propio nombre tras tres décadas de carrera. Y la sorpresa es tan grande como el propio álbum: aquí no hay rastro ni de sacudidas eléctricas ni de ensoñaciones psicodélicas; impera la introspección al piano o guitarra acústica en mano, pero arropada con majestuosos arreglos de cuerda de esos que ensanchan la escucha hasta la conmoción.
"Hay grupos que me han marcado, como The Velvet Underground y muchos de los que siguieron esa estela, The Feelies, Luna, Yo La Tengo... –enumera–. Pero también lo han hecho otros más tranquilos y reposados. Siempre he sido una persona inquieta y pendiente de la música que va saliendo, pero llegó un momento en el que intentar estar al tanto de todo lo nuevo me produjo cierto estrés. Hay tanto que al final te resulta imposible emocionarte con lo que escuchas, así que lo que hice fue rodearme de unos pocos discos de finales de los 60 y principios de los 70. Volví la vista atrás para mirar hacia el futuro y me cobijé en gente como Nick Drake o Leonard Cohen, al que con 14 años escuchaba gracias a mi hermano. También la parte menos psicodélica de Syd Barret, el primer disco de Nico, Dylan, Kevin Ayers o incluso gente actual tipo M. Ward, Sufjan Stevens o Bonnie Prince Billy. Además, soy muy fan de Elliott Smith y pienso que ha influido de manera decisiva en lo que hago. De hecho, es de los pocos músicos que cuando fallecieron consiguieron que se me saltara la lagrimita. Y no lo conocía personalmente, pero sabía que en el futuro me iba a faltar. Siempre me ha gustado la música melancólica, creo que de ahí pueden salir canciones preciosas".
Crónica autobiográfica de la persecución de deseos e inventario de temporales capeados, por Sueños y tormentas, grabado en hasta tres estudios diferentes –el principal, el Estudio Uno de Colmenar Viejo, heredero de la maquinaria analógica del desaparecido Cinearte–, desfilan múltiples músicos amigos, algunos de largo recorrido, como César Verdú (Schwarz, León Benavente), a quien Fino, experimentado productor, encargó una segunda opinión. "Lo necesitaba –afirma–. Con Clovis o con Los Eterno, bueno, intenté hacerlo todo yo. En Los Eterno al menos estaba el resto de compañeros, pero con Clovis sufrí bastante. Estar en los dos lados, el de la creación y el de la técnica, me desgastó mucho y perdí la percepción. Llegó un momento en el que no disfrutaba. Y en este disco lo que quería era interpretar las canciones y que alguien estuviera pendiente de mí, que me sacara lo que llevo dentro, que es lo que yo he intentado hacer siempre a la hora de producir a un grupo, sacar la impronta del momento. Y ahí necesitaba a alguien que fuera de confianza, que me conociera, y esa persona era César, un amigo del alma".
Otro nombre clave en la gestación del álbum, casi por pura carambola, acabaría siendo el del músico estadounidense Phillip Peterson, también al frente de los estudios House of Breaking Glass de Seattle, el responsable de esos ya mencionados hermosos arreglos de cuerda. "César se encontró a nuestro amigo Daniel Lorca [de la banda neoyorquina Nada Surf] en un concierto y le contó que me estaba ayudando con el disco y que tenía idea de meter cuerdas, pero que no sabía muy bien cómo porque no conocía a mucha gente que trabajara en ese campo –explica–. Así que Daniel me llamó al día siguiente y me dijo "necesitas a Phillip, vamos a mandarle una canción". Tradujimos las letras al inglés y le envié algunas ideas cantadas por whatsapp o en maquetas, y le di mucha libertad para que hiciera los arreglos. La primera canción que me envió de vuelta fue Estos años, y fue como ¡Uau! Si parecía I'm The Walrus o Strawberry Fields Forever... Era un nivel de cuerdas que he visto poco por aquí. Me quedé impresionado y decidimos hacer algunas canciones más. Yo no sabía casi nada de él y después de acabar el disco descubrí en su web que no sólo había trabajado con grupos como The Posies, Nada Surf o Los Campesinos, sino también con gente bastante más comercial, como Lorde, St. Vincent y Ed Sheeran".
Con estreno en directo previsto para el próximo 8 de junio en Almería –"mi tierra", sigue diciendo Fino después de treinta años en Madrid–, no resulta difícil calibrar la complejidad logística de interpretar en vivo un trabajo de semejante exuberancia instrumental. Al fin y al cabo, recuerde, hablamos de un músico independiente que, en la estela de tantos otros durante los últimos años, ha optado por la autoedición. "Ahora mismo es el músico quien tiene que invertir en su arte y su futuro, en sus propias canciones –reflexiona–. Es mucho trabajo, desde luego. Por un lado tienes la ilusión de enfrentarte a un proyecto nuevo, pero también sufres el cansancio que provoca encargarte de tantas cosas que te desorientan del camino que te apetece: componer, grabar, tocar... No tengo intención de hacerlo igual en directo, pero ojalá se den las circunstancias. Aunque en realidad son canciones que puedo tocar con acústica y voz, estoy pensando en diferentes formatos, quizás uno sólo con guitarra y piano, otro con chelo y violín... También quiero preparar una banda con batería, contrabajo, fliscorno y cuerda. A ver cuántos conciertos me puedo permitir con cada uno. Bueno, es un disco que me he planteado a medio y largo plazo, no salgo con la gira hecha, como hacen tantos grupos. Voy despacio".
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