De la radio de galena a internet
José Luis Garrido García-Bustamante
Uno de los pioneros de la RTVE en Andalucía sigue cada día delante del ordenador escribiendo de todo, desde artículos a pasodobles. El Pregón de 1990 fue un éxito de autenticidad
Sevilla/La voz lo es todo. La radio es la vida. Sevilla, la ciudad. Los toros, la pasión. Y el Cristo del Calvario, la devoción. José Luis Garrido García-Bustamante (Sevilla, 1933) está a punto de cumplir 90 años y sigue escribiendo al frente de la pantalla, siempre con algún nuevo frente que se autoimpone de forma natural, por pura vitalidad, porque ni sabe ni quiere quedarse quieto. Criado en una casa de la calle Miguel del Cid junto a su hermana Loli y su hermano Rafael, que murió con solo 45 años.
Empezó con la radio de galena y fue uno de los fundadores de la RTVE en Andalucía. Sus inicios profesionales fueron en la redacción de RNE de calle San Pedro Mártir. Sus compañeros eran entonces Agustín Embuena, Antonio Gamito, Salvador Recio, Eduardo y José Ángel Bonachera Pombo, Manolo Barrios, Manuel Parejo…
Hoy navega con solvencia por las aguas de internet. En su vida todo está relacionado con la radio. José Luis y la radio son una combinación perfecta. De hecho, en la radio conoció a su mujer, Ignacia María de Loyola Benito, Yoli, una sevillana de Heliópolis, circunstancia clave para que los niños nacieran béticos. Su hermana, Rosa Benito, era locutora en Radio Nacional de España, donde se encargaba de las famosas novelas. Un día hacía falta la voz de un niño. Rosa recurrió a su hermana. Y allí, por influencia del célebre Matías Prats, en los mismos estudios de RNE, se conocieron José Luis y Yoli. “Yo creo que esta niña es para tí, José Luis”, le dijo don Matías con esa voz que ha estado en el imaginario colectivo de generaciones de españoles. Todavía hay hijos de Garrido Bustamante que recuerdan cuando Matías llamaba por teléfono a casa. Nunca tenían que preguntar aquel clásico: “¿De parte de quién?”.
Su vida es la familia, RNE –salvo una etapa en la Cope– y, por supuesto, la Hermandad del Calvario. “Yo soy todo del Calvario”, afirmó en el Pregón que pronunció en 1990. Un exitazo de Pregón. Cuenta con números muy bajos como hermano del Gran Poder y en la Redención, donde recaló cuando el canónigo de Hervás, don Eugenio Hernández Bastos, convocó a cofrades de prestigio y comprometidos para sacar adelante la hermandad, tan pujante décadas después porque fue entonces cuando se sentaron unas bases sólidas.
En su currículum figura su condición de fundador del centro territorial de la RTVE en Andalucía en la sede de la Avenida de la Palmera, donde se comenzó a hacer una suerte de televisión a la que llamaban “la radio en colores”. El informativo de aquellos tiempos se hacía en un verdadero cuchitril que se caracterizaba por un póster de Sevilla que hacía de fondo de pantalla. Se elaboraba en un formato de 16 milímetros, más propio del cine. Era normal ver a los periodistas con las cintas de las películas colgadas del cuello como si fueran una estola. Se miraban al trasluz para elegir la secuencia adecuada que se debía proyectar. También eran habituales los trípodes de madera, hoy inimaginables. Además de las noticias, Garrido Bustamente hizo un magacín vespertino con el título Calle Abierta.
Formó parte de los periodistas a los que tocó vivir la Transición en primera línea. Conocía la realidad de Madrid de su etapa de estudiante. Siempre ha sido ultraceloso de la libertad de prensa. Los escasos problemas interno que ha podido tener han sido por el intervencionismo en el trabajo de los informadores. El 23-F le sorprendió en Sevilla. Un cámara y él se fueron a Madrid en coche sin saber, lógicamente, como se resolvería la asonada. A mitad de camino tuvieron conocimiento del fracaso del golpe y se volvieron a Sevilla.
Siempre ha sido muy exigente con la pronunciación, tanto con los compañeros como con sus hijos. Para hablar bien, primero hay que pronunciar bien. Por eso es tan crítico con muchos actores de hoy que no vocalizan como es debido. Un día su cuñada tenía que leer una frase concreta de una de las novelas que decía así: “Pavana para una Infanta difunta”. Y José Luis le advirtió que no fuera a leer: “Pavona para una infunta difanta” [sic]. La locutora leyó lo segundo... Garrido Bustamante no había andado descaminado con su alerta. Hay que leer lo que está escrito, no lo que uno se imagina que está redactado.
La llegada del PSOE al poder en 1982 supuso una convulsión en todos los órdenes. Cómo no, en los medios de comunicación, sobre todo los públicos. Comenzaron entonces las colocaciones en función del carnet político. Los cambios se aceleraron hasta el punto que un día dijo: “De mi edad en activo, con 60 años, quedamos Curro Romero y yo”.
Poca gente sabe que este periodista es daltónico. Se lo toma con buen humor. Cuentan que alguna vez ha dicho:“Pude haber sido piloto, pero no pude por el daltonismo”. De deportes, nada. Lo suyo han sido y son los toros, muchos años abonado a un balcón del tendido 11. Añora la desaparecida Peña del Cid de Salteras, donde iba a diario a disfrutar de sus tertulias.
La vida son recuerdos de las aulas del colegio Alfonso X El Sabio de Sevilla. El niño José Luis se cría con un padre sevillano, hermano del Calvario y fundador del Lunes Santo, y una madre de Villamanrique de la Condesa y devota del Gran Poder, de esas mujeres que vestían el hábito del Señor con el cíngulo incluido. Es educar a los hijos con la voz, simplemente la voz. Nunca le hizo falta ponerle la mano encima a ninguno. La vida es que te llamen “El Bustamente” en los ambientes familiares. La vida, cómo no, es revivir el Pregón de 1990, de tanta verdad, hondura y sencillez. El día que lo llamaron por teléfono para comunicarle la designación únicamente estaba en casa uno de sus cinco hijos, Antonio, al que se lo comunicó impactado por la emoción. La estrella del Pregón fue sin duda el pasaje dedicado a los capataces y costaleros: “¡Qué bien se llevan los pasos andando sobre los pies!”. José Luis hasta se compró un atril para ensayar de cara a aquel inolvidable Domingo de Pasión. Ha sido el único Pregón, por cierto, al que ha asistido un presidente de la Junta Andalucía. Fue José Rodríguez de la Borbolla, veterano hermano del Calvario. La vida es una experiencia plácida en Salteras, localidad a la que se mudó en los años ochenta directamente desde la calle Teodosio. De Salteras es Hijo Predilecto, Hijo Adoptivo y da nombre a una calle. La vida es ese momento en que bebes mosto en el porche de casa acompañados con frutos secos. Le encanta el mosto con aceitunas de su propio olivo y que él mismo aliña.
Siempre ha sido partidario de hablar poco en las retransmisiones. “El espectáculo ya está servido, son la imagen y el sonido”. Todavía se recuerdan sus precisos y medidos comentarios en la retransmisión de TVE del Santo Entierro Grande de 1992.
Se prejubiló de RTVE, pero no paró de trabajar. Tuvo su propia agencia de publicidad, sacó varios libros y colaboró con Onda Giralda, la televisión municipal. En uno de sus libros, Sevilla tras un micrófono, defiende que la primera emisión por radio se hizo desde Sevilla, no en Cataluña. Ha hecho hasta letras de pasodobles a los que han puesto música Albero o Abel Moreno pone música.
Nunca ha respondido al perfil del sevillano con gracia. Su especialidad en las tertulias es más la narrativa de anécdotas. Echa de menos las cenas en la Venta Luis de Salteras con Chano Amador, Pedro Rasero y Luis Carlos Peris. Fundador de la caseta La Alcazaba en la calle Joselito El Gallo. Siempre ha sido de acudir a la Feria todos los días. Y, por supuesto, del Rocío en Pentecostés.
Garrido Bustamente es un hombre sereno, reflexivo, con esa dicción y ese estilo personal que, en general, le convierten en un fin de raza. No deja de ser un nazareno de ruan las 24 horas del día. Ideas clásicas y seguras guían su vida: el sentido del deber y un criterio definido sobre lo que está bien y lo que está mal. En su faceta menos conocida figura su afición por el teatro y, cosa curiosa, una foto vestido de corto junto a Emilio Segura en un festival en la plaza de Sevilla. ¿Toreó? La instantánea existe.
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