La filóloga productiva

Pilar Manchón

De socorrista en los veranos de juventud para pagarse los estudios a alta directiva de Google, donde diseña las estrategias del futuro. Esta experta en lingüística computacional se licenció en Filología y triunfa en California

Pilar Manchón / Rosell

Sevilla/No hay nada como luchar contra las falacias establecidas. Y hacerlo con sentido práctico. Muchas veces esas mentiras que algunos repiten como papagayos son escudos para tapar incapacidades propias. Por ejemplo, la supuesta inutilidad de las humanidades, cada vez más arrinconadas en los planes de estudio. O el desprecio al Ejército. O incluso ciertas afirmaciones que miran con desdén el sentido trascendente de la vida. Ocurre que con frecuencia leemos titulares que echan por tierra esos mantras que alimentan quienes desprecian la fuerza la vocación, el sacrificio, el mérito y otros valores. Por ejemplo, cuando empresas norteamericanas valoran la formación en Latín, disciplina que desarrolla el cerebro y tan parecida, ay, a las Matemáticas. O la cadena Amazon que busca ahora fichajes entre los oficiales de la Armada, por sus conocimientos, disciplina y valores. ¿Acaso los valores del Ejército no son deseables en cualquier empresa?Lealtad, compañerismo, sacrificio, capacidad para actuar juntos...

Pilar Manchón (Sevilla, 1972) se licenció en Filología Inglesa en las aulas de la vieja Fábrica de Tabacos de Sevilla. Antes hizo algún año en Física tras un Bachillerato en Ciencias, pero decidió dar un cambio y acabar Filología en cuatro años. Siempre fue una buena estudiante, con capacidad de liderazgo, nada conformista y, por lo tanto, combativa. Manchón es una auténtica buscavidas a la que nada le ha venido dado. Fue educada en el seno de una familia de tres hermanos. El padre se ganó la vida como taxista, un extremeño muy aficionado a la caza, y la madre como ama de casa.

El último curso de la carrera como estudiante Erasmus en Gante (Bélgica), donde comenzó a profundizar en traducción automática. En 1998 cursó un máster en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) ligado a la inteligencia artificial a partir del lenguaje y la ciencia cognitiva. Al año siguiente, obtuvo una beca Fulbright para estudiar lingüística computacional en la Universidad de Standford (Estados Unidos), donde se formó junto a varios investigadores en materia de inteligencia artificial.

En el año 2003 cofundó junto a Gabriel Amores, catedrático y director de su tesis doctoral, la empresa Indisys (Intelligent Dialogue Systems) dedicada al reconocimiento de voz y la creación de asistentes virtuales. Por tanto, la formación humanística fue básica para desaollar un sentido práctico y creador de riqueza.

Pilar Manchón, en 2018 / Juan Carlos Muñoz

Diez años después, en 2013, el gigante Intel se hizo con el cien por cien de la empresa sevillana. Manchón se trasladó a Silicon Valley (California) para formar parte del equipo directivo de Intel en el área de innovación y desarrollo. Ahora vive en los Estados Unidos, donde ha trabajado en Amazon y en la actualidad dirige los planes de estrategias en inteligencia artificial de Google. En sus manos está diseñar por dónde debe ir la empresa en sistemas conversacionales a medio y largo plazo.

La vida son recuerdos de la casa familiar en el barrio de Nervión, de las clases en el Colegio del Sagrado Corazón, de la práctica del waterpolo en el club Océano, de los pinitos en piragüismo, un deporte que tuvo que dejar por las lesiones. La vida es empeñarse en algo y conseguirlo, como tirarse en paracaídas o hacer puenting. No paró hasta que lo hizo. La vida es luchar muchas veces en soledad en un mundo de hombres y, por supuesto, contra determinadas etiquetas, como la injusta mala fama de una empresa tecnológica por el simple hecho de haberse fundado en Sevilla. La vida son los duros inicios de la empresa, primero en una sede de San Juan de Aznalfarache y después en San Jerónimo. La vida es formar parte de muchos consejos de administración y hasta del consejo asesor del presidente del Gobierno de España en materia de inteligencia artificial. La vida es usar mucho la cinta para caminatas de muchos kilómetros y tratarse los problemas de espalda. La vida es la guía de un maestro clave, el doctor Amores, y la ayuda de profesionales como Juan Martínez Barea (Sevilla, 1966), el visionario andaluz, fundador y CEO de 50K, la primera aceleradora de empresas tecnológicas de España, el mismo ingeniero que ha lanzado un proyecto para promover a cinco mil emprendedores en Sevilla en diez años, el programa ‘Sputnik’, a través de la Fundación El Mundo Que Viene.

Pilar es la segunda de tres hermanos. Tiene un hermano mayor que es piloto comercial. Y una hermana menor que es la reputada deportista Beatriz Manchón (Sevilla, 1976). Pilar trabajó de socorrista muchos veranos y, por supuesto, dio clases particulares para pagarse ella misma los estudios. Sacrificio se llama.

En su currículum también figuran proyectos llamativos como el de las gafas inteligentes para entrenamientos deportivos, con las que el usuario puede dialogar en hasta cinco idiomas al estar dotadas de micrófonos y auriculares.

Entre sus pasiones está la del rugby, que dicen que le ha servido para forjar un carácter fuerte que le ayuda en las adversidades. De por sí tiene una constitución física fuerte, idónea para un deporte de contacto. Tiene fama de ser muy activa, hasta el punto de que manda que revisen su correo electrónico si pasan veinte minutos y no ha recibido ninguno.

Viene con frecuencia a Sevilla, donde tiene casa en el Aljarafe. Le encantan las barbacoas, quizás por su condición de reconocida carnívora. Como buena ejecutiva de éxito ha tenido también sus fracasos, tan apreciados en los Estados Unidos y tan denostados por la mediocridad española. Una vez ideó un horno con forma de huevo, que llegó a ser adquirido por algunas reconocidas firmas hosteleras, pero aquello no cuajó.

Prueba de su carácter combativo fueron sus acciones para protestar porque a su hermana Beatriz no la dejan participar junto a hombres (modalidad mixta) en el descenso del Sella. La mejor piragüista de España lucha desde hace años, incluso ante el Tribunal Supremo, por competir en igualdad de condiciones con los hombres en la conocida prueba internacional.

Pocos ejemplos hay tan claros de una sevillana lista, inteligente, decidida, de carácter sociable y también tremendo cuando es preciso, que disfruta de la Feria y que presume de Sevilla en los Estados Unidos. Se diseñó su propia hoja de ruta en la vida, se esforzó, asumió cuotas de riesgo y voló sola. Nada le fue regalado y además se cargó, quizás sin pretenderlo, todas esas falacias ya referidas. De la Filología a la alta tecnología, de la formación humanística a la práctica, de socorrista de piscina en agosto a la alta dirección de Google. Tal vez no haya nada extraño, tan solo se trate de desterrar ciertas etiquetas. El saber siempre es útil, solo hay que saber ponerlo en práctica. Y trabajar el cerebro mediante el estudio en cualquier disciplina. Después es siempre conveniente aguantar los golpes de la vida, para lo cual está el rugby.

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