El nuevo túnel del tranvía y su efecto en el tráfico de Nervión

La estructura subterránea está generando polémica por el espacio público que ocupa en la avenida Ramón y Cajal La incógnita es si contribuirá a reducir la congestión de vehículos

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Confusión en el primer día de reapertura al tráfico de Ramón y Cajal en Sevilla

El nuevo túnel del tranvía en Ramón y Cajal.
El nuevo túnel del tranvía en Ramón y Cajal. / Juan Carlos Vázquez

El túnel para el tranvía en Nervión, construido para su puesta en marcha a primeros de 2024, está generando polémica por el espacio público que ocupa en la avenida Ramón y Cajal. Esta vía principal se ha quedado con un solo carril para el paso de vehículos privados en dirección al centro de la ciudad, mientras el carril opuesto es únicamente para autobuses y taxis.

La incógnita que se abre ahora es qué efectos provocará este túnel en el tráfico: si contribuirá a reducir la congestión de vehículos en la zona o, por el contrario, la aumentará. Según una investigación de la Escuela Superior de Ingeniería de Sevilla publicada este año sobre el impacto de la ampliación del Metrocentro, el tranvía puede congestionar y provocar el empeoramiento en el tráfico privado en la red de vías de Nervión y un aumento de la contaminación en esta zona. Y señala que, desde el punto de vista medioambiental, el balance del tranvía (coste/beneficio) solo será positivo si logra “un gran trasvase modal” al nuevo medio de transporte público, es decir, si consigue que más conductores dejen su vehículo privado.

La citada investigación se titula Microsimulación de tráfico para evaluar el impacto de la ampliación del Metrocentro, elaborada por Sergio Garrido Pulido (y tutorizada por Luis Miguel Romero Pérez), como Trabajo Fin de Máster en el departamento de Ingeniería y Ciencia de los Materiales y del Transporte de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla. Esta simulación concluye que en los tres nuevos cruces del tranvía se detectan “niveles de emisiones contaminantes más altos que en la situación previa a la ampliación del tranvía”, y se apunta que es así “por la congestión y demoras producidas por el empeoramiento del transporte privado tras la introducción de un modo público que ocupa parte de su red”.

El anterior Ayuntamiento socialista impulsó la ampliación y defendió en su día los “pros” de esta estructura subterránea para el tranvía, sin aludir a los aspectos negativos. A favor del túnel. El gobierno local de Antonio Muñoz aseguró a finales de 2022 que se optó por túnel para el tranvía por indicación de los técnicos, debido a que el giro en superficie era inviable porque reduciría el espacio del acerado y pasaría muy cerca de la fachada.

“Los técnicos desaconsejaron el giro en superficie del tranvía porque causaría una afección importante al acerado. Eso supondría reducir considerablemente el espacio para el peatón y, además, que el tranvía circulara muy cerca de una de las fachadas de esa avenida, con la peligrosidad que ello conlleva”, afirmó Muñoz en aquella fecha a preguntas de este periódico.

En contra del túnel. Los efectos negativos del túnel han sido la ocupación de más espacio en la vía pública, el encarecimiento de la obra y más plazo de ejecución (dos años de ejecución para 1,4 kilómetros en lugar un año).

El ingeniero de caminos y ex consejero de Emasesa de IU, Indalecio de la Lastra, batalló sin éxito para que el tranvía fuera en superficie y no en túnel por entender que en superficie permitía extender la red tranviaria hacia el Cerro del Águila, lo que no se podrá hacer con el túnel.

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