La ridícula sombra minimalista en Triana

La Caja Negra

Los nuevos arbolitos escuálidos de los que presume el Ayuntamiento generarán frescor cuando el PP logre la mayoría absoluta en Marinaleda

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Los anuncios municipales de plantaciones de árboles en Triana
Los anuncios municipales de plantaciones de árboles en Triana / M. G.

Todavía recordamos la cantidad de veces que mi Juan (Espadas) prometió recuperar la sombra en la Avenida de la Constitución después de que la obra del tranvía acabara con los frondosos árboles que tanto echamos de menos. El alcalde socialista siempre refería que la cosa estaba proyectada y que se haría... como se hacen las cosas en Sevilla. O nunca, o a la velocidad a la que se arrastra a mano un frigorígfico. Un septiembre aparecieron unos macetones con arbolitos que más parecían bonsáis. De risa. Fueron conocidos como la sombra mínima, dicho fue en homenaje a la película de Alberto Rodríguez. Espadas no recuperó la sombra, pero al menos sí la serenidad y la normalidad de un Ayuntamiento agitado durante los cuatro años de Zoido, víctima de la sobre-expectación que generaron sus 20 concejales. No es poco lo que logró mi Juan, que se pudo jubilar de alcalde, pero se empeñó en la aventura autonómica. Qué buen vasallo mi Juan si tuviese buen señor... Pero eso es otra película. Ahora que vamos a entrar en días gélidos conviene preparar el verano. Previsión se llama. Justo lo que nos falta en Sevilla, donde solemos instalar las velas tarde o no coordinamos la instalación de las luces navideñas con las procesiones y cabalgatas. Ahora tendríamos que estar pensando en el verano que en Sevilla comienza en abril. Y es en estos días cuando el Distrito Triana realiza unos anuncios que generan risa, guasa o hilaridad. Cada uno que elija el término con la misma libertad que se decide entre los huevos duros, el frito o a la plancha en los desayunos de los hoteles. Dice el Ayuntamiento que ha iniciado la replantación de árboles en el barrio de Triana. Árboles, lo que se dice árboles, no hay muchos nuevos, pero sí hay ópticas en el arrabal y de mucho prestigio, oiga. ¡Marchando unas lentes urgentes para quienes redactan los mensajes de propaganda!

¿O es que estamos ante un verdadero ejemplo de la siempre deseable política a largo plazo? Porque esos árboles darán sombra cuando funcionen los tornos de la Gerencia de Urbanismo, podamos ir en tren desde Santa Justa al aeropuerto o la SE-40 esté concluida. Tururú con la apuesta verde en Triana. Pero todavía la cosa es peor cuando en uno de los casos nos enseñan un arbolito minimalista con un fondo de edificio moderno, aséptico y de estilo desubicador que lo mismo puede ser de una barriada de las afueras de Ayamonte que del extrarradio de Bilbao. ¡Pena de Triana, que no se olvide que forma parte del conjunto histórico declarado! Y encima en esa misma foto, tomada en la esquina de la calle Rodrigo de Triana con Troya, hay una moto mal aparcada. ¡Qué fotazo le han elegido al señor Alés, delegado de Triana que nos consta que quiere y conoce el barrio, al que los suyos se la han dado donde más escuece! A la imagen no le falta un perejil de la peor Sevilla, la de la ausencia de árboles de verdad, la de la arquitectura vulgar y la de la falta de aparcamientos. El anuncio en realidad debería ser el de la sombra escuálida y ridícula. Estamos a un paso de rememorar aquella campaña municipal de los años ochenta que trataba de convencernos de la imposibilidad del suburbano. Metro, un túnel sin salida. Pues que el alcalde Oseluí contrate una campaña con el lema La sombra en Sevilla, una pesadilla.

En realidad necesitaríamos un mandato para enmendar todos los errores de los gobiernos anteriores. Pero, claro, los alcaldes son bienintencionados, quieren dejar su sello propio y a ser posible legarnos un edificio de esos que se denominan emblemáticos. El último alcalde que pudo hacer algo así fue Monteseirín porque contó con dos valores: valentía a prueba de portadas en contra, y mucho, muchísimo dinero en la caja. Hoy, por ejemplo, no entran ya los fondos de los convenios urbanísticos, ni los millones de los intereses financieros de entonces. Algunos de los sucesores de Alfredo han sido víctimas de las tardes libres, pusilánimes, prudentes excesivos, orgullosos infantiles o hasta miedicas que se dan el tiro en el pie. ¡Y así nos fue y nos va! En ese hipotético mandato corrector (llamémosle así) podríamos arreglar mamarrachadas, incluidas algunas de los mandatos del propio Monteseirín, por supuesto. Podríamos poner sombra de donde fue quitada, darle color, alma y vida al nuevo Fibes (horror gris que parece a medio terminar), rehacer el Paseo del Marqués de Contadero que es un solarium para viajeros con sobacos al aire, demoler los edificios de arquitectura de tanatorio de la calle Santander y de tantas de Triana, acabar con el adefesio que se sitúa tras el edificio de la Diputación Provincial y atenta contra el regionalismo del Puente de San Bernardo, tirar los mamotretos de la Palmera y ponerle una cortina a las setas de la Encarnación, icono del turismo consumista de masas. ¡Pero dejemos de soñar! La realidad es la actual propaganda que ofende a la inteligencia: los arbolitos escuálidos de Triana. ¡La sombra, la sombra vendo!, canta el alcalde. Alés, echa el toldo porque los árboles darán fresco cuando el PP logre la mayoría absoluta en Marinaleda.

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