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Sevilla/Un segundo gran proyecto urbanístico para el Paseo de Colón ha sido presentado al examen de las autoridades municipales. En el solar del número 9, que hace esquina con Adriano, está prevista la construcción de un edificio para seis viviendas residencias, tal como avanzó este periódico. Se trata del último gran espacio libre en una zona de localización privilegiada. La sorpresa se ha producido porque la Gerencia ha recibido recientemente un proyecto que afecta a los números 10 y 11, una finca conocida por la mayoría del público porque en los bajos se encuentra el negocio de flamenco El Patio Sevillano. Para esta parcela se plantea nada menos que la construcción de un complejo de 36 apartamentos turísticos, 31 plazas de aparcamiento y diversos locales comerciales. Una verdadera novedad que incluye, por supuesto, demoler todo lo que hay y levantar un inmueble completamente nuevo. Si se examinan los dos proyectos, la verdad es que el Paseo de Colón tiene mucha mejor suerte en términos generales que su continuación hacia el Sur de la ciudad: la Avenida de la Palmera, donde se han levantado ya varios mamotretos rupturistas con la estética original de esta arteria urbana y se anuncian nuevos adefesios.
La Palmera cambia de forma abrupta a golpe de nuevas residencias universitarias con todas las prestaciones (aparcamiento, piscina, etcétera) para el caso de que un día sean reconvertidas en hotel. No se explica de otro modo que en pleno decrecimiento de la natalidad, con una pluralidad de universidades en la mayoría de las comunidades autónomas y en un evidente auge de la enseñanza on line se construyan cientos de plazas para estudiantes.
Si el Paseo de Colón ha registrado transformaciones en los últimos años ha sido por la proliferación de bares de copas en el tramo más próximo a Reyes Católicos. Hay que admitir que las nuevas construcciones en esta arteria principal de la ciudad no han sido agresivas, caso del nuevo hotel que mira al río. Anteriormente habría que remontarse a los años previos a la Exposición Universal de 1992 con motivo de la construcción del Teatro de la Maestranza.
Las fachadas previstas tanto en el número 9 como en los números 10 y 11 guardan una respetuosa sobriedad, al menos en los papeles. Este último proyecto presentado trabaja sobre una parcela de 1.090 metros cuadrados. Está promovido por una comunidad de bienes. Plantea el diseño de una fachada que guarde una imagen “unitaria y reconocible”, que guarde esa “composición sobria con una planta baja de gran altura y grandes huecos, y una planta alta funcional con cubierta de teja a dos aguas”.
Una clave de este nuevo y gran proyecto es que por un lado lindará con el futuro nuevo inmueble de viviendas del número 9, pero por el otro tiene la particularidad de lindar con la casa social de la Real Maestranza y la Plaza de Toros. Por este motivo, el proyecto plantea la necesidad de armonizar las fachadas de los dos futuros nuevos edificios. Se incluyen dos fotomontajes desde distintas perspectivas que ilustran esta información. “Contamos con dos colindantes de diferentes altura, estilo y uso. En el caso del número 9, un edificio residencial que cuenta con licencia de obras concedida bajo proyecto del arquitecto Alonso Sibajas. Presenta una fachada que mantiene las alturas del edificio pre-existente -que a su vez está compuesto en continuidad con los edificios existentes en el número 10 y en el número 11. En este sentido parece razonable pensar en adecuar las alturas de nuestro proyecto a aquel, ya que por un lado estaríamos dando continuidad a ambas futuras fachadas y por otro, estaríamos restituyendo las alturas del edificio existente”.
La dificultad está en el otro vecino de la calle. “Más difícil resulta componer nuestra fachada con el edificio residencia de la Real Maestranza, que ocupa el número 12 del Paseo de Colón. Este edificio cuenta tan sólo con dos plantas de altura, que sin embargo se elevan casi seis metros cada una de ellas. Nuestra estrategia en este caso no es la de continuidad, sino la de respeto mediante dos actuaciones: primero buscaremos alinear las líneas de imposta del edificio colindante en el nuestro, mediante la disposición de algún elemento constructivo que le dé continuidad; y segundo, el ritmo de huecos cambia al llegar a las inmediaciones del número 12, otorgando una distancia de respeto al mismo y haciendo un guiño a su arquitectura regionalista mediante la disposición de óculos redondos como remate de nuestra fachada”.
Conscientes de la necesidad de cuidar el impacto visual en esta zona del casco antiguo, el proyecto de nuevo edificio esboza las líneas de trabajo de la fachada: “El diseño de la fachada viene dada por el estudio comparado de los edificios colindantes a lo largo del Paseo Colón y por la normativa urbanística. El resultado es una fachada sobria de huecos verticales, teniendo balcones los de planta segunda y tercera, que se elevan sobre un basamento de ladrillo aplantillado con grandes huecos, que ocupa la planta baja y parte de la primera”.
Una visión global del futuro inmueble ofrece una descripción general de las fachadas: “Funcional y volumétricamente el edificio se construye en torno a cuatro volúmenes, siendo el principal, como ya hemos comentado, el cuerpo que da a Paseo Colón. Los otros tres se reparten: un cuerpo con planta baja más otras dos queda alineado a segunda fachada del proyecto, en la calle Circo; y otros dos cuerpos interiores, uno en una posición central del edificio, y otro en fondo de saco en la parcela del número 10”.
Una de las singularidades es que la nueva construcción contará con dos grandes patios, pero no ventilación o de luces, sino para su uso y disfrute por los inquilinos. Se apunta en este caso a la posibilidad de que los apartamentos turísticos dejen de funcionar como tales en el futuro para pasar a ser residencias privadas. “En el caso de ambos patios vivideros, su diámetro viene condicionado por la necesidad de justificar la viabilidad urbanística de un hipotético cambio a residencial del edificio y por tanto la futura existencia de viviendas interiores. Esto genera un gran patio de forma trapezoidal que absorbe las irregularidades de la parcela y queda partido por el cruce de la escalera sobre su planta en el número 10”.
El proyecto del actual solar del número 9 abarca una parcela de 372 metros cuadrados. En ella se levantará un nuevo edificio para seis viviendas residenciales. El inmueble tendrá cuatro plantas con fachada hacia el Paseo de Colón y un patio trasero. El proyecto incluye tres plantas en altura con dos viviendas por cada una de ellas y dos plantas de sótano para aparcamiento.
El proyecto incluye, al menos sobre los planos, un esfuerzo por no levantar una fachada agresiva, lo cual ya es de agradecer, con un estudio de colores que no chirríen.
Los caballeros maestrantes están con la guardia alta ante la construcción de un nuevo edificio que linda con la casa social de la institución y el recinto de la plaza, incluida la calle Circo que no es pública, sino propiedad de la entidad. Tan es así que por medio del correspondiente representante, la Real Maestranza se ha dirigido formalmente a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento para ser parte en todos los procesos previos a la concesión de los permisos de obra. Esta advertencia supone que el proyecto será examinado con lupa, además de por el hecho de ser planteado en una de las zonas representativas de la ciudad. La plaza de toros forma parte de esta Sevilla de postal en la que la casa social de la institución, de bellísimo estilo arquitectónico, se integró a la perfección.
Federico Morugán Álvarez ha elevado una carta en nombre de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para solicitar estar al tanto de todos los estudios previos a la posible concesión del plácet de Urbanismo. La finca donde se levantará el nuevo inmueble linda con la calle Circo, por donde muchos sevillanos pasan a pie para alcanzar Adriano desde el Paseo de Colón o en dirección opuesta, y la plaza de toros, de la misma titularidad y que cuenta además con la catalogación de Bien Interés Cultural (BIC), por lo que está sujeta a altísimos niveles de protección urbanística, lo que incluye el entorno del inmueble protegido.
La Real Maestranza comunica a la Gerencia de Urbanismo que el “referido proyecto” afecta a sus “derechos e intereses” y al entorno de un BIC de su titularidad. La institución nobiliaria pide estar “personada” en el proceso abierto para evaluar el proyecto, sus afecciones y conceder, si procede, el permiso de obra.
En su momento es seguro que iremos viendo los pronunciamientos de Urbanismo y de la comisión de patrimonio correspondiente, además de las opiniones de las asociaciones defensoras del patrimonio y profesionales del sector que suelen estar atentos a este tipo de novedades.
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