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Los pintores entran antes que los albañiles en la Plaza Nueva

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Llama la atención el inicio de la obra con cargo a un presupuesto para trabajos menores que se suele emplear en los barrios

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Obras en la Plaza Nueva / José Luis Montero

Las imágenes son como el algodón: no engañan. Se está levantado el firme de chinos de la Plaza Nueva. La zona de obra está acotada con lonas de la Gerencia de Urbanismo que informan de que todo se hace con cargo al programa de conservación de pavimentos, un presupuesto que se emplea en trabajos menores, como la reparación del asfalto, los adoquines o cualquier otro firme por alguna incidencia. Un dinero que se suele gastar en los barrios. Se deduce que el Ayuntamiento ha hecho una suerte de interpretación creativa de este programa para arrancar una gran obra en el corazón de la ciudad. O cuando menos para iniciar ya los trabajos a falta de que el proyecto de transformación de la plaza sea informado favorablemente por la Comisión de Patrimonio. Es evidente que ha habido interés en ofrecer una imagen de frenética actividad en la Plaza Nueva cuando faltaba y falta la asignación del presupuesto y el visto bueno preceptivo. ¿Cuál ha sido entonces la fórmula para arrancar esta obra de forma apresurada? Echar mano del denominado contrato de servicios de inspección, mantenimiento, reparación, reposición y mejora del viario y espacios públicos del municipio de Sevilla. El objeto general de este contrato es, según el pliego de la licitación, el siguiente: “La inspección, mantenimiento, reparación, reposición y mejora de todos los elementos que constituyen los pavimentos, bordillos y fábricas del viario y los espacios de uso público, de carácter peatonal o al servicio del tráfico rodado, y de los elementos de mobiliario urbano que conforman la ordenación de estos espacios públicos”. Y aunque permite la realización de actuaciones especiales de “renovación, remodelación o mejoras del viario”, lo cierto es que nunca se había utilizado para servir de parche para arrancar un proyecto de esta importancia en el entorno de un BIC.

Obras en la Plaza Nueva. / José Luis Montero

Este contrato de reparaciones se adjudica en dos lotes desde 2021. Dos empresas se reparten las pequeñas obras. El objetivo es resolver pequeñas intervenciones de conservación en la vía pública y realizar actuaciones menores de renovación en los barrios para atender con celeridad las demandas de los distritos. Estas actuaciones especiales de inversión siempre parten de los distritos y es la Gerencia de Urbanismo el organismo autónomo municipal que ejecuta los trabajos. La novedad es que este programa se emplea ahora para un proyecto de los que los políticos llaman de ciudad. Se desvían recursos de los barrios para cubrir la fase preliminar del llamado a ser proyecto estrella del mandato. Habrá demandas de los barrios que no se puedan atender porque los recursos se están destinando a la Plaza Nueva. ¿Una decisión política legítima? Sí. ¿Con un coste evidente que conlleva sacrificios en otras zonas? También. ¿Por qué las prisas? Porque hay riesgo de que la obra no esté terminada antes del final del mandato, luego había que comenzarla ya, y porque hasta el pasado agosto no se disponía de presupuesto y, por lo tanto, no se podían comenzar a organizar, tramitar y ejecutar las inversiones. El gobierno local trata de recuperar el tiempo perdido. Y se ha inventado una solución para empezar la obra de la Plaza Nueva. Una solución muy discutible. Por eso es tan importante que un gobierno tenga presupuesto, porque es la herramienta para hacer política.

Las obras que ya han empezado se cubren con el contrato de conservación, pero además han comenzado sin que el Pleno haya aprobado definitivamente la modificación presupuestaria necesaria, lo que de por sí supone una irregularidad. Si se tiene en cuenta el proyecto global –al menos lo que se ha dado a conocer hasta ahora– tal vez hubiera sido muy conveniente la convocatoria de una exposición pública para dar a conocer el proyecto, como se ha hecho en alguna ocasión con las grandes apuestas transformadoras de la ciudad, una iniciativa que los ayuntamientos han ido obviando, probablemente por las prisas de los políticos por cortar la cinta en su mandato. Aquí convocamos una consulta para ampliar o reducir la duración de la Feria, pero no para poner patas arriba el salón de la casa de todos. Y hay quien considera que arrancar la obra en el pavimento de chinos es como pintar antes de meter a los albañiles. Cuestión de perspectiva. A falta de exposición pública, cada uno opina en función de lo que el Ayuntamiento cuenta y de lo que se aprecia a pie de obra. 

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