El Palacio de la Motilla se abrirá a la visita pública

La Caja Negra

La nueva propiedad promueve un estudio histórico y arquitectónico del inmueble que ha conseguido rescatar documentación desconocida y que permite plantear reformas con rigor

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El Palacio de la Motilla
El Palacio de la Motilla / José Ángel García

No será hotel, ni Parador, ni residencia privada, ni sede de ninguna institución. El gran desconocido del patrimonio-histórico sevillano dejará de serlo en cuanto se abra a la visita pública, tal como proyecta la propiedad. El Palacio de la Motilla, el edificio de diseño historicista con fachadas hacia las calles Laraña y Cuna, se prepara para su apertura al público en una iniciativa que cuenta con una primera bendición de las autoridades y que es preparada por un equipo de expertos encabezado por Rafael Manzano –como arquitecto principal– y en el que está integrado como asesor técnico el arquitecto técnico José María Cabeza. Se trata de dos figuras de reconocido prestigio y que coinciden en haber sido conservadores del Real Alcázar. Cabeza además ha sido aparejador de fábrica de la Catedral de Sevilla. El estudio Lares con Pablo Rubio al frenter asumirá la redacción de un Plan Director, un instrumento muy apropiado para establecer la hoja de ruta con las directricres sobre cómo se quiere conservar el monumento.

El equipo está conformado por Belén Domecq (Diseño e Interiorismo), las arquitectas Cristina Rísquez y Laura Gómez y la historiadora del Arte Cristina Rivero. Se contará con el asesoramiento de la Real Fábrica de Tapices y del Centro Tecnológico del Mármol, Piedra y Materiales. El cien por cien de la propiedad es del empresario Mario López Magdaleno, que en abril de 2022 adquirió el palacio a Miguel Solís Martínez-Campos, marqués de la Motilla y marqués de Valencina, en la operación de enajenación de patrimonio histórico más importante desde que la Iglesia de Sevilla vendió San Telmo a la Junta.

La belleza del patio principal.
La belleza del patio principal. / Antonio Pizarro

Desde hace meses este equipo de historiadores y arquitectos trabaja en el mismo palacio para tener la historia completa de su construcción, acceder a la planimetría original, estudiar la evolución que ha tenido la finca desde el siglo XIX hasta que se emprendió su construcción y posterior finalización ya en los años veinte del pasado siglo. Todo se quiere hacer con rigor en un inmueble catalogado en el vigente PGOU con la letra B, título que supone un grado de protección global, el segundo más alto.

El Palacio de la Motilla tiene un enclave privilegiado en el actual circuito turístico que tiende hacia el sector Norte del casco antiguo desde que las Setas se convirtieron en un auténtico polo de atracción. El inmueble está enfrente de la Casa de Lebrija, visitable para el público; junto a un BIC como la Iglesia de la Anunciación y a pocos metros de la Iglesia del Salvador, gestionada por el Cabildo Catedral desde su restauración íntegra.

El arquitecto Rafael Manzano.
El arquitecto Rafael Manzano. / Juan Carlos Vázquez

El palacio se asienta sobre una superficie de 1.961 metros cuadrados. Tiene una superficie construida de 4.629 metros cuadrados. El valor catastral en la fecha de compra era de 2.725.984 euros. Y la operación de venta se fijó en 14 de millones de euros.

Desde su compra, la actual propiedad ha mimado la conservación del edificio y ha promovido su estudio. Se ha comprobado in situ el asombro que genera su belleza en quienes han tenido oportunidad de visitarlo. Tiene estancias de diferentes estilos arquitectónicos lo que genera un efecto sorprendente para muchos visitantes.

Es de los pocos palacios que en Sevilla simbolizan el gusto de la aristocracia europea por el historicismo, por el regreso a estilos de épocas pasadas. Una corriente romántica auspiciada por una nobleza viajera, que tiene en el IX marqués de la Motilla, Miguel Ángel Desmaissiéres y Farina; y su hermano Rafael, el conde de Torralva, uno de los principales referentes.

José María Cabeza
José María Cabeza / Juan Carlos Vázquez

Uno de los principales cambios que ha experimentado a lo largo de su historia afectó a la fachada, que hubo que alinearla con el ensache de la calle Laraña, una transformación acometida al comienzo de la pasada centuria. Para ello, los arquitectos italianos Mariano Coppedè y su hijo se basaron en los palacios toscanos tardomedievales. En su interior, sin embargo, prevalece una decoración neorrenacentista. En estos trabajos adquirió especial relevancia el arquitecto valenciano que desarrolló la mayor parte de su labor en Sevilla, Vicente Traver, quien se encargó de la dirección técnica. Una labor en la que también participó José Gestoso (muy amigo de estos nobles), impulsor del uso de la cerámica que impregnaría la ciudad años más tarde. Se puede decir, por tanto, que este palacio simboliza la transición entre el gusto romántico y el regionalismo. No en vano, su decoración finaliza en la década de los 30. De hecho, otro arquitecto regionalista, Juan Talavera, diseñaría otro de los patios (llamado de los columpios) del recinto palaciego.

Hay visitantes que se han emocionado por el contraste entre la belleza de unos salones y otros. Y se han sorprendido por el bambú que hay plantado en el primer patio según se accede por Laraña. Lógicamente ha sido objeto de otras reformas para, por ejemplo, dotarlo en su día de cuartos de baño o que tuviera cocinas con electrodomésticos.

Ahora mismo las paredes están desnudas, pero perfectamente conservadas. Se puede afirmar que el palacio es habitable. De hecho lo estaba hasta su venta. Ha acogido algunos actos sociales desde la llegada de la nueva propiedad, pero la principal labor ha sido y está siendo la de estudiar la historia del palacio para que quede constancia de cara al futuro, por lo que se ha habilitado un aula de trabajo con tal fin en la planta baja. De momento los resultados están siendo muy satisfactorios por la documentación hallada. Y la iniciativa que coge más fuerza es la de apostar por una visita organizada para el disfrute de sevillanos y turistas. Por supuesto ha habido grandes cadenas hoteleras que se han interesado por su explotación comercial, pero se han descartado esas opciones. Todo se prepara ya para la apertural al público.

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