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Patrimonio Histórico
Sevilla/La recuperación del edificio tal como era en 1929, cuando se concibió como Pabellón de Informaciones de la Exposición de 1929, con un gran comedor de cristal, un sótano para las instalaciones de servicios, más de la mitad de terreno siempre a la sombra, fuentes de nueva instalación y una rejería inspirada en la estética del Parque de María Luisa. Se trata de los objetivos del proyecto de reforma integral del restaurante La Raza, un edificio municipal cuya explotación hostelera ha sido recientemente adjudicada al Grupo Abades. Los autores del proyecto son los arquitectos Gonzalo Castro Fernández-Palacios y José Ramón Guerra del Moral.
Abades logró la concesión el pasado mayo tras ganar el concurso convocado al efecto. El grupo hostelero que fue rescatado con 29,3 millones por el Gobierno a principios de año obtuvo la licitación del histórico negocio enclavado en el Parque de María Luisa por un canon anual de 610.999 euros y un periodo de 16 años. La adjudicación puso fin a un litigio entre el Ayuntamiento y La Raza que arrancó el verano de 2016 y terminó en los tribunales tras la decisión de los socialistas de extinguir los contratos de arrendamiento formalizados sobre bienes con anterioridad al 9 de mayo de 1985 conforme a la disposición transitoria tercera de la Ley de Arrendamientos Urbanos.
El referido pabellón del 29 se erigió justo a la espalda de la portada de la Exposición Iberoamericana con la misión de proporcionar información a los visitantes de la muestra. Fue proyectado conjuntamente por José Granados de la Vega y Vicente Traver. Ha sufrido varias reformas como consecuencia de sus cambios de usos. La fisonomía actual y su antigüedad datan realmente de 1952 cuando fue arrendado a un industrial hostelero; en ese año, reconvierte en un edificio de bebidas conocido como Bar Ginebra, más tarde como Patio Andaluz y posteriormente en Bar la Raza, inspirado en el cercano monumento dedicado a Rubén Darío. Su primer comedor fue una caseta de feria, dada su cercanía al Prado de San Sebastián, recinto en el que se celebraba en aquellos años la Feria de Abril. Ya en 1955 se construyó la pérgola que aún existe y el restaurante interior, ampliando el bar pero manteniendo la barra dentro de los límites del antiguo Pabellón de informaciones, que se amplió y modernizó en 1964. En la actualidad, aunque con dificultad, pueden observarse aún la parte superior de las dos torres cilíndricas, características del pabellón del 29.
El inmueble se implanta en una parcela perteneciente al Parque de María Luisa de 1.854 metros cuadrados, consta de dos edificaciones: la principal, de 705,82 metros cuadrados y la alta de 140,50 metros cuadrados, construida a partir del Pabellón de Informaciones original; y otra, más pequeña, aquella que simulaba una caseta de feria y que poco después se consolidó en una edificación. Ambos edificios se encuentran en un “estado regular” de conservación, por lo que necesitan, al menos, obras de reforma y mejora para su uso óptimo como hostelería.
El resto de la parcela no ocupado por la edificación, 1.210,21 metros cuadrados, se encuentra totalmente urbanizado, aunque al igual que la edificación, se encuentra en un “mal estado de conservación”, motivado principalmente por “el poco mantenimiento y las grandes raíces de los árboles existentes en la parcela”. “Principalmente, por este motivo, se encuentra la red de saneamiento y alcantarillado en lamentables condiciones”, asevera el proyecto. “El resto de las instalaciones, agua y electricidad, presentan innumerables patologías”.
La reforma para adecuación al uso previsto de restaurante se realiza persiguiendo el objetivo de rescatar la imagen del pabellón del 29 y el de obtener un volumen edificado claro sin superar la superficie edificada de la construcción actual. Se pretende hacer mediante su rehabilitación integral y la recuperación paisajística del fragmento de parque del recinto que alberga el Pabellón, pertenecientes ambos al jardín histórico artístico declarado Bien de Interés Cultural denominado Recinto de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. En la propuesta presentada se construye un volumen de una sola planta que albergará el uso de restaurante. Se propone, además, la construcción bajo rasante de un sótano que albergará los usos servidores del principal (cocinas, almacenamiento, aseos). La superficie total bajo rasante es de 352,46 metros cuadrados.
Se propone la demolición de todos los volúmenes que han sido añadidos paulatinamente al pabellón hasta dejarlo exento. Dicha volumetría consolidada, se dispondrá en la parte trasera al pabellón. Se construirá un nuevo pabellón de cristal, transparente, lo más alejado posible de la portada de la Glorieta de San Diego, diseñada por Vicente Traver (1927). Dicho pabellón de cristal anexo no superará la altura del pabellón original, y se retranqueará en sus fachadas este y oeste de los cerramientos del Parque de María luisa, lo máximo posible, hasta formar un conjunto exento. La transparencia del nuevo pabellón de cristal permitirá la percepción del Parque de María Luisa desde el interior del recinto en todo momento. Desde el Sur, es decir desde el interior del Parque de María Luisa, la percepción será la de un pabellón de cristal que refleja un entorno de grandes árboles y frondosa vegetación; y que por su transparencia permite ver la fachada del Pabellón de Exposiciones y, al fondo, la portada de la Glorieta de San Diego.
Para garantizar dicha percepción de ligereza y transparencia, dado el uso de restauración y la ocupación previstas, es necesario un espacio para servicios. Por eso se destina parte de la edificabilidad consolidada a la ejecución de un sótano, lugar donde se albergarán todos los usos húmedos, de servicio, de almacenaje, instalaciones, etcétera.
En cuanto a los cerramientos, el objetivo fundamental de dichas actuaciones puntuales es que vayan acordes con el espacio en el que se integran como entrada o cabecera del Parque de María Luisa, garantizando su transparencia y calidad estética. En el vallado hacia la Avenida de María Luisa se plantean modificaciones que consisten en la colocación de unos anillos metálicos en las vallas a modo de óculos que crean unas “ventanas” al parque.
Respecto al pavimento se propone la utilización de diferentes tonalidades de adoquín de piedra natural de pequeño formato tipo calçada portuguesa que doten al espacio libre de un carácter de parque donde la geometría orgánica tiene más que ver con el entorno vegetal que con los límites construidos de la edificación. Se trata de un pavimento drenante, de pequeño formato, ligeramente deformable para absorber las posibles deformaciones provocadas por las raíces de los árboles sin que se produzcan fisuras.
Un capítulo importante es el de las fuentes. Se propone la instalación fuentes a ras de suelo integradas en el conjunto del pavimento y la vegetación. “El agua, tan vinculada a la historia y cultura de Sevilla, se hace así presente en este espacio dotándolo de sonido y contribuyendo a su acondicionamiento higrotérmico”.
En general se trata de un espacio sombreado en la mayoría de su superficie, con un microclima determinado, y unas condiciones ambientales que generan "un gran confort higrométrico". Se ha realizado un estudio solar, para analizar la luz y la sombra de este espacio en distintas épocas del año y a distintas horas del día.
Además, como ha sido analizado, la envolvente de vidrio del pabellón comedor, estará prácticamente completa en sombra en su fachada sur. Dicha situación permitirá llevar a cabo la propuesta de pabellón de cristal sin protecciones solares sustanciales garantizando la transparencia y ligereza del mismo. De dicho estudio se concluye que sólo en zonas puntuales, y sólo en determinadas franjas horarias en meses concretos, se tendrá la necesidad de proporcionar sombra de manera artificial. El 68% de la superficie de parcela se encuentra sombreada de forma natural pudiendo reducir considerablemente el número de sombrillas y su consiguiente impacto visual.
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