Un negocio muy sevillano que llega a la Plaza de la Campana

La relojería El Cronómetro supone una saludable excepción a la invasión de franquicias en el centro histórico comercial

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Diez cosas feas de Sevilla

El estado actual de la fachada y recreación del estado futuro tras la apertura del nuevo negocio. / M. G.

Sevilla/La célebre platería de Félix Pozo en la milla de oro del centro comercial de Sevilla será ocupada por n negocio netamente sevillano. La relojería El Cronómetro abrirá negocio en el local que fue una distinguida platería al cargo de la familia Pozo hasta 2014, cuando cerró por jubilación. Desde entonces abrió durante un tiempo una franquicia de la marca Bimba y Lola. Yen breve será oficial la apertura de una nueva sede de la centenaria firma de relojería de la calle Sierpes, que ya abrió una primera sucursal en la calle Rioja. De esta manera se expande una firma netamente local y se produce, al menos, una excepción en la proliferación de negocios franquiciado en el centro histórico de la ciudad. El local, en el número 4 de la calle O’Donnell, a la misma vera de la Plaza de la Campana, está enclavado en la zona que se conoce como premium a efectos de atracción de posibles compradores. El promotor del proyecto es Enrique Sanchís e Hijos, titulares de la celebérrima tienda de la calle Sierpes.

El edificio cuenta con un grado de protección D en el vigente PGOU, por lo que está efectivamente catalogado, pero cuenta con un grado de protección de muy bajo. Se incluye dentro del catálogo de edificios del Sector 8.3 El Duque-El Salvador. Los nuevos titulares de la actividad comercial ya han comunicado a la Gerencia de Urbanismo la colocación del rótulo y publicidad proyectados, que respetan los elementos protegidos del edificio. La fachada del edificio mantendrá toda la configuración, elementos característicos y materiales actuales. Únicamente se incorporan elementos de rótulos y publicidad para “caracterizar” el nuevo uso del local como relojería y joyería. El nuevo rótulo, que se aprecia en la fotografía que ilustra esta información, será del mismo material que el existente para provocar las mínimas alteraciones. Por este motivo se incorporan unas letras corpóreas principales en la zona central superior con el nombre del establecimiento, serán de latón e indicarán El Cronómetro Enrique Sanchís e Hijos”.

Así será la fachada del nuevo negocio de la centenaria firma de El Cronómetro. / M. G.

El proyecto que ya maneja el Ayuntamiento asegura que el escaparate principal se mantiene con su configuración y materiales, tanto las carpinterías de madera como los vidrios existentes, lo cual es meritorio en un centro histórico y comercial castigado continuamente por agresiones al paisaje urbano. Se incorporan únicamente en los vanos ciegos de madera unas letras corpóreas de dos marcas comerciales que se venderán en el local y los símbolos de ambas. Serán de latón fijadas al paramento existente. En el machón central se incluye una placa de bronce con el nombre del establecimiento atornillada al paramento de piedra natural. En los dos pequeños machones laterales se colocará una pieza de madera tallada lacada y relieve en pan de oro.

La relojería El Cronómetro ancla su orígenes en 1901. Cuenta con una tradición familiar que se remonta a seis generaciones. La andadura de esta empresa comenzó en tierras levantinas. En Gandía se encontraba la oficina principal y había una sucursal en Alcoy. El abuelo de los actuales propietarios de El Cronómetro llegó a Sevilla por diversas circunstancias y consiguió uno de los mejores enclaves comerciales de la ciudad, actualmente sede de la relojería: en la calle Sierpes.

La familia Sanchís, propietaria de la empresa, se preocupó desde el primer momento de mantener la imagen inicial del local. Desde 1901 la fisonomía del local no ha cambiado demasiado, inicialmente en la fachada solo había un reloj, ahora tiene seis. Se expandió al local anexo de la misma Sierpes, después a la calle Rioja y ahora a la misma vera de la Plaza de la Campana.

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