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Javier Arenas recuerda a Rubalcaba en Carmona

Política

El senador y ex vicepresidente del Gobierno rememora cuando los populares cedían sus escoltas a los socialistas en el País Vasco y firmaban juntos el Pacto Antiterrorista: "No éramos enemigos, éramos adversarios. El enemigo común era ETA"

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Javier Arenas toma la palabra en la presentación del cómic a Miguel Ángel Blanco / M. G.

Ocurrió en Carmona con motivo de la presentación de un cómic en homenaje a Miguel Ángel Blanco, el concejal secuestrado y asesinado por ETA en julio de 1997. La publicación lleva por título Manos Blancas, es obra del carmonense Rafael Jiménez y cuenta con el prólogo de Marimar Blanco, senadora y hermana del recordado edil. El acto contó con la asistencia de la portavoz del Grupo Popular en la Cámara Alta, Alicia García, y con la participación de Javier Arenas, senador y presidente de honor del PP andaluz y varias veces ministro en los gobiernos de Aznar, con el que llego a ser vicepresidente. La voz tantas veces tronante del considerado padre del centro derecha andaluz lleva años en un tono mucho más discreto sin por ello dejar de estar en la sesión que la cúpula de Génova celebra cada lunes, los conocidos popularmente como los maitines. Arenas quiso reivindicar en el acto la unión que existió durante aquellos años entre el PP y el PSOE cuando tocaba hacer frente a ETA, plasmada desde en hitos como el célebre Pacto Antiterrorista entre los dos grandes partidos hasta en las cesiones de escoltas. Hoy el Gobierno del PSOE se sostiene en el Parlamento por los apoyos de, entre otros, los legatarios de la banda terrorista bajo las siglas de Bildu. Por eso el discurso de Arenas en Carmona adquiere un valor especial.

"Llegamos al Gobierno en el 96. Sabíamos que teníamos que gestionar una economía que no estaba bien, pero también que nuestra responsabilidad era afrontar los asesinatos, los secuestros y las extorsiones de ETA. Para el Gobierno sus enemigos eran la ETA, los secuaces de la ETA, los que amparaban a la ETA. Y vivimos momentos francamente terribles, cogieron la perversa afición de matarnos a un compañero los jueves para que empezáramos el Consejo de Ministros de los viernes con el cadáver de nuestro compañeros encima de la mesa. Todos los concejales del PP, todo en España, por el hecho de serlo estaban en la diana de ETA. Tengo que decir que todos los del PP, y muchos también del PSOE, fuimos los primeros en poner escoltas a nuestros cargos públicos en el País Vasco. Me llamó Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya no vive para desmentirme, y le dejamos al PSOE parte de los escoltas del PP para proteger a los compañeros demócratas del Partido Socialista. Entonces la política era así. Y hoy la política, no hace falta comentarlo... Antes se distinguía entre adversarios y enemigos. Los socialistas eran nuestros adversarios y nosotros éramos los adversarios de los socialistas, pero el enemigo común eran los terroristas de la ETA. Eso lo teníamos clarísimo".

Javier Arenas, en el acto celebrado en Carmona / M. G.

Las horas de búsqueda de Miguel Ángel Blanco fueron la angustia de todo un país. Su asesinato, un antes y un después. ¿Y cómo se comportó la familia en aquellos dos días? "En el terreno personal fue una etapa muy dura, me tocó enterrar a once compañeros y compañeras asesinados por ETA en toda España. En el País Vasco, en Navarra, en Cataluña y en Andalucía. Alberto Jiménez Becerril, Ascen, Martín Carpena... Corría el año 97 cuando secuestraron a Miguel Ángel Blanco. Nos dijo la ETA que matarían a Miguel Ángel si no acercábamos a todos los presos etarras al País Vasco, era un chantaje macabro. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado trabajaron durante dos días para encontrar a Miguel Ángel. No lo encontraron desgraciadamente. Lo más importante de esos días es que el Gobierno de España, presidido por Aznar, jamás tuvo ni una presión de la familia de Miguel Ángel para que cediéramos ante los terroristas. ¡Qué humano hubiera sido ceder en algo para que volviera Miguel Ángel! No, vimos la entereza, la grandeza y la moralidad de una familia que sabía que no se podía ceder ante los terroristas. Una familia trabajadora, la de Mari Mar Blanco, con orígenes gallegos, que como muchos andaluces fueron a buscar oportunidades al País Vasco. Todos los españoles recuerdan donde estaban cuando mataron a Miguel Ángel Blanco. A mi me tocó en Málaga comiendo con mi mujer y mis hijos, con Pepe Torres, delegado del Gobierno en Andalucía. Noté loq ue ocurrió porque me fui con los niños a por un helado y al volver a la mesa estaban todos de pie. No falló la intuición. Cogí un vuelo Málaga-Bilbao y nos fuimos Carlos Iturgáiz y yo al hospital. Miguel Ángel respiraba, nunca se me olvidará. Su madre bajo ningún concepto quería que le quitaran los elementos complementarios porque su hijo estaba vivo".

¿Quién acaba realmente con ETA? Arenas no tiene dudas. Ni de cuándo empezó el fin de la banda terrorista, ni de cómo se debe encarar el futuro. Lo dijo ante la presencia de la senadora Marimar Blanco. "En mi modesta opinión, el fin de ETA comenzo con el terrible asesinato de Miguel Ángel. La tragedia es que a su familia y a todos nos quitaron a un buen concejal, porque ese fue su delito, ser un buen concejal. Si no hubiera sido concejal, hoy estaría vivo. Le gustaba la música, tenía una novia muy guapa. El comienzo del fin de ETA fue aquel Basta Ya. El primer acontecimiento importante fue la reacción de los ciudadanos en la calle, con las manos alzadas. Y después la ilegalización de Batasuna y el pacto que tuve el honor de firmar con Zapatero por la libertad y contra el terrorismo. Le queríamos mandar a ETA un mensaje, que ganara quien ganara de los dos partidos no íbamos a negociar. Y luego quien termina con ETA, aunque algunos se quieran apoderar de esa triste victoria sobre ETA, porque la victoria sobre ETA no borra lo que ha hecho ETA, son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la Guardia Civil, la Policía Nacional. Un demócrata no puede olvidar. Los católicos perdonamos. Y el perdón es una cuestión individual, de conciencia. Pero la memoria es de toda la sociedad, de la democracia. Nosotros, mientras tengamos un ápice de aliento vamos a defender la dignidad y la justicia para las víctimas. El corazón y la razón están con las víctimas de ETA. Y las víctimas de ETA son el alma de la mejor memoria democrática".

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