Diez cosas feas de Sevilla

La ciudad no siempre es bella, tiene sus rincones, ambientes y edificios marcados por la dejadez y el descuido

Los alrededores de la estación de autobuses Plaza de Armas.
Los alrededores de la estación de autobuses Plaza de Armas. / Juan Carlos Muñoz

Sevilla/Mucho se canta la belleza de la ciudad. Incluso el nuevo alcalde hizo referencia a esta cualidad en su reciente discurso de investidura. La fealdad en cambio no tiene pregoneros. En Sevilla hay cosas feas. Muchas. ¿Cómo no va a haberlas? Incluso hay horrores que triunfan, son aceptados y hasta rentables. El problema es cuando las cosas tenidas indiscutiblemente por feas se encuentran en zonas monumentales, en la considerada zona noble de la ciudad, dentro de esos límites del conjunto histórico declarado. Cada sevillano o visitante uno tendrá su lista, la que ahora desarrollamos no es más que una sugerencia.

Todo el terreno que hay delante de la estación es un ejemplo de urbanismo moscovita.
Todo el terreno que hay delante de la estación es un ejemplo de urbanismo moscovita. / Juan Carlos Muñoz

1. La plaza que hay delante de la estación de Santa Justa.

Un verdadero horror es llegar a la estación de Santa Justa y contemplar el urbanismo duro que no han paliado ni los arbolitos y alguna fuente instalados en el pasado mandato municipal. Esta plaza es un icono de lo que jamás se debe hacer en una ciudad como Sevilla, con riesgo de calor durante seis meses al año. Además presenta unas construcciones aisladas y absolutamente inútiles que son ideales para los grafiteros.

La Alameda de Hércules, toda en amarillo desde la última reurbanización.
La Alameda de Hércules, toda en amarillo desde la última reurbanización. / José Ángel García

2. El amarillo del firme y del mobiliario de la Alameda de Hércules.

La Alameda de Hércules, uno de los grandes espacios públicos del centro de la ciudad, fue reformada entre 2000 y 2007. Del albero pasó a un pavimento color ocre que, precisamente, trata de evocar el antiguo firme, evitar la polvareda y permitir los diferentes usos de la plaza. El efecto del amarillo intenso no es precisamente una estética agradable por mucho que se haya acabado con los charcos que surgen por efecto de la (escasa) lluvia. La Alameda contemporánea padece una suerte de hepatitis urbanística a la que nos hemos acostumbrado porque Sevilla tiene la doble facultad de convivir con la belleza y mantener bien conservada su particular galería de los horrores. El todo amarilla chirría a la vista. Y pensar que la Alameda fue una de las grandes zonas nobles y de paseo en otros siglos...

La calle Imagen con la pasarela de las Setas al fondo.
La calle Imagen con la pasarela de las Setas al fondo. / M. G.

3. Las calles Imagen, Salado, José de Velilla...

Sevilla tiene calles con mucho tráfico peatonal, alguna de ellas de ubicación privilegiada, que nunca pierden la estética de calles secundarias. Ocurre con la calle Imagen, de diseño siempre discutido aunque ha perdido impacto desde la inauguración de las Setas de la Encarnación, como sucede con José de Velilla, cada vez con más bares y siempre a la espalda en todos los sentidos de Rioja, o Salado, que hace las veces de calle trasera de la Avenida de la República Argentina. Calles tenidas por feas aunque con muchos servicios a efectos de comercio y hostelería. Cada sevillano tiene su propia lista de calles 'horribilis'.

4. El cuartel de la Policía Nacional en Blas Infante, número 12

Salir de Sevilla hacia el Aljarafe vía Los Remedios obliga a pasar por el edificio de la Policía Nacional situado justo enfrente de la parada de Metro, conocido como el cuartel. Bien podría ser una versión todavía más funcional de la antigua comisaría de la Gavidia, que ahora se rehabilita como hotel. Tampoco la zona para da mucho ni se trata del casco histórico. Pero las salidas y entradas de las ciudades siempre nos dejan una tarjeta valiosa de llegada o despedida. El edificio queda buena parte del año aislado al estar ubicado justo enfrente del campo de la Feria, en concreto de una zona de aparcamientos que se usa con tal finalidad el resto del año y destinada al parque de atracciones durante la fiesta.

Pintadas en una fachada de la calle Sierpes.
Pintadas en una fachada de la calle Sierpes. / M. G.

5. Los grafitis en las persianas de los comercios

El centro de Sevilla es una suma de fachadas ensuciadas por los grafiteros. Cuando el comercio cierra no sólo reina la soledad en muchas calles, sino se apodera de ellas una fealdad provocada por las pintadas en las persianas de los establecimientos. Se trata de uno de los tormentos de Sísifo de la empresa de limpieza. Hay comercios que han optado por encargar grafitis artísticos, que suelen ser respetados, antes que dejar el espacio libre para los artistas callejeros y sus ocurrencias. El caso es que hay lugares que son un verdadero suplicio para la vista. Y los presupuestos de Lipasam son finitos, amén de que sus preferencias son espacios públicos y monumentos.

Días de fuerte calor en la ciudad.
Días de fuerte calor en la ciudad. / M. G.

6. El calor

Siempre es feo. La ciudad de la belleza sufre uno de sus mayores ataques con las altas temperaturas que son en buena medida nuestra seña de identidad. El calor empeora todo. Obliga a buscar y a cuidar la sombra. El gran logro de la ciudad es estar llena de turistas hasta en los peores días del verano. Hasta no hace mucho había que regalar habitaciones de hotel para la siesta si se contrataba un almuerzo o acudir a otro tipo de reclamos para hacer caja en agosto. El boom del turismo ha conseguido llenar los hoteles de Sevilla hasta con el anuncio de 40 grados.

Los alrededores de la estación de autobuses, en plena salida hacia Huelva y la Vía de la Plata.
Los alrededores de la estación de autobuses, en plena salida hacia Huelva y la Vía de la Plata. / Juan Carlos Muñoz

7. La salida hacia Huelva

O la entrada en Sevilla cuando se viene por la A-49 o de la Vía de la Plata . La visión de la trasera de la estación de autobuses Plaza de Armas es una covacha por efecto de los grafitis. La explanada del aparcamiento presenta una estructura aislada e inútil (por su diseño) a la hora de generar sombra. El espacio, en general, es inhóspito, cuando debería ser un ejemplo de cuidado, frescura y limpieza.

El Paseo de Marqués de Contadero, uno de los ejemplos más recientes de urbanismo moscovita
El Paseo de Marqués de Contadero, uno de los ejemplos más recientes de urbanismo moscovita / José Ángel García

8. El Paseo de Marqués de Contadero

La reforma urbanística realizada por la propia Gerencia de Urbanismo fue un verdadero despropósito. Ni se cuidó la estética en plena zona monumental, ni a las personas, obligadas a deambular sin las más mínima protección contra el sol, pese a tratarse de una zona monumental con alta frecuencia de visitantes. Es otro ejemplo del urbanismo moscovita que se pudo de moda en la Sevilla de los años 80, caracterizado por los espacios duros, y que hace tiempo que debía estar desterrado. Pero esta obra se efectuó entre 2011 y 2015 dejando una suerte de portaaviones donde debía haber vegetación y sombra.

Una despedida de solteras en la Plaza del Salvador.
Una despedida de solteras en la Plaza del Salvador. / M. G.

9. Las despedidas de soltero

Un plaza monumental, como la de la Virgen de los Reyes o la del Salvador, se vuelven vulgares cuando irrumpen en ellas grupos de despedidas de solteros. Cada vez nos acostumbramos más a hacer la vista gorda, porque pocas soluciones hay cuando el origen del problema es directamente la falta de educación. Nos prometen ahora una ordenanza como la de Málaga, que multa la exhibición de motivos sexuales y penaliza otros comportamientos. ¿Dará resultado? De momento no existe normativa y el estilo palmariamente hortera de estas despedidas es una bofetada para la ciudad.

Casetas de la Feria.
Casetas de la Feria. / M. G.

10. La trasera de la casetas de Feria

Existe una belleza efímera y también, cómo no, una fealdad efímera. Buena prueba son las traseras de las casetas de Feria. En un mismo espacio se pueden encontrar verdaderas maravillas de la decoración (cornucopias, cortinas, encajes, etcétera) y unas fachadas traseras que se quedan a la vista solo en determinadas calles del real.

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