Diez claves del congreso del PP de Andalucía
Política
Sevilla/Ayuso revienta el fin de semana en una cita que condiciona el discurso de Casado y evidencia el estado de euforia del PP andaluz y la ansiedad de Juan Marín por gestionar su propia salvación.
1. Mala relación del PP madrileño con el nacional
Un congreso es un producto de consumo interno con vocación de proyectar al exterior una imagen de fuerza, cohesión, unidad y perspectivas optimistas de futuro. En la cita del PP andaluz se ha evidenciado de nuevo nada menos que la mala relación del PP madrileño con el nacional.
Las declaraciones de Ayuso, marca emergente en el panorama del centro-derecha español, han condicionado los principales mensajes del congreso. Ayuso habló el viernes ("Vuela solo, Juanma") y desde entonces todo han sido reacciones a su proclama. ¿Beneficia al PP andaluz que la estrella haya sido la presidenta madrileña por mucho que Moreno haya sido reelegido casi por unanimidad? En condiciones normales habría que responder negativamente, pero no se olvide que Moreno forma parte de ese frente de presidentes autonómicos (Feijóo, Mañueco, Ayuso) que hacen pandilla entre ellos frente a Génova, gestionan presupuestos y tienen capacidad para obtener eco nacional. Que Ayuso haya brillado en Andalucía puede restarle a Moreno, pero no hay nada que una más que desgastar al enemigo común: Génova. Y eso quizás interesa y mucho en el PP de Andalucía.
2. Luchas internas
Las declaraciones de Ayuso reventaron el congreso y obligaron al mismísimo Pablo Casado a pronunciar en la clausura dominical un discurso más propio de secretario general (contestando de forma indirecta, exhibiendo fuerza y fijando posiciones) que de presidente nacional a las puertas de la Moncloa. Se vio con claridad que Casado no tiene poder, no gestiona un presupuesto.
Es el líder de la oposición que tiene que luchar contra unos barones que están a la espera de que pierda las elecciones y contra un Gobierno socialista encantado de que el PP se debilite en su plaza más fuerte: Madrid. Pero, ojo, porque todo esto ha ocurrido en el congreso del PP andaluz. Los telediarios nacionales se quedaron con el mensaje... nacional. Y eso que era el primer congreso del PP andaluz estando en el poder.
3. Insólito, increíble, inaudito
Que el primer día de congreso acudiera al escenario el líder de Ciudadanos en Andalucía es para pellizcarse. Juan Marín, vicepresidente de la Junta, acababa de ser descubierto en una traición flagrante al PP, su socio de gobierno en la Junta. Instó recientemente a sus diputados a demorar la aprobación de la ley que debe facilita el desarrollo urbanístico de los territorios, una de las estrellas legislativas del Gobierno andaluz. Marín llegó el viernes y compartió escenario con Elías Bendodo.
El malestar fue general, pero ya se sabe que en el PP nadie se atreve a hacerlo público. La disciplina en el centro-derecha es muy intensa. Y el PP andaluz se tragó la traición con tal de garantizarse al socio útil y, cómo no, meterle el dedo en la llaga a Génova. Marín siguió largando de Teodoro García Egea, secretario general, y de Fran Hervías en los pasillos del congreso. No se cortó un pelo, por lo que se ahonda en la fractura entre San Fernando y Génova.
4. El momento de Rocío Blanco
La presencia de Marín en el escenario del congreso también escoció entre los suyos. En Ciudadanos son cada vez menos, pero los que quedan no esconden que Marín trata de salvarse a sí mismo con determinadas actuaciones. La coartada de que así se demuestra que el gobierno está "encapsulado" cada día cuadra menos. La que sí salió reforzada sin necesidad de histrionismos ni desgastes fue la consejera de Empleo, Rocío Blanco (Cs), a la que el PP andaluz cuida todo lo que puede. Es cordobesa y bien podría ser integrada en las listas peperas. Aparece en el vídeo promocional del presidente Moreno. En las imágenes se le ve entrando en el despacho principal de San Telmo para tratar asuntos con Juanma. Todo muy institucional, amable y blanco. No es casualidad que se haya escogido a esta consejera, todavía de Cs, para esas imágenes.
5. Javier Arenas
El presidente de honor del PP-A, Javier Arenas, no intervino en ningún momento del congreso. Participó como uno más en la fotografía que se hicieron todos los ex presidentes autonómicos: Antonio Hernández-Mancha, Gabino Puche, Teófila Martínez y Juan Ignacio Zoido. Pero no se le hizo destacar pero a que es el único que cuenta con honores oficiales. Al menos se le ha respetado el cargo en el reglamento aprobado en el congreso, porque hubo un intento en firme de suprimir su nombre del cuadro de honor.
6. Un gesto feo con Iturgaiz
Se debió evitar la humillación a Carlos Iturgaiz, presidente del PP vasco. Estaba precisamente hablando de las víctimas de ETA cuando irrumpieron Casado y Moreno en el auditorio con la música de Jennifer López a toda potencia. ¿Había necesidad de dejarlo callado? ¿No se pudo organizar la entrada de los líderes de otra forma? Hay fórmulas para estos casos. El propio Iturgaiz pudo haber anunciado la llegada de ambos, como se ha hecho en otros mítines y convenciones. Un gesto feo y gratuito. Iturgaiz es un dirigente muy querido en Andalucía, donde ha sido recibido en innumerables ocasiones.
7. Jesús Aguirre
Una de las mayores ovaciones se la llevó el consejero de Salud, Jesús Aguirre. El cordobés sale muy fortalecido de momento de la gestión del coronavirus. Si comenzó el mandato tocado por la gestión de la listeria, cuando consejeros como Bendodo lo apoyaron en el momento más débil, ahora mismo está en su mejor momento. Dispuesto a liderar la lista por Córdoba si no ocurre nada raro en los próximos meses. Por cierto, ¿puede estar molestando ya el brillo de Aguirre en la cúpula del PP andaluz? Ojo a posibles escozores.
8. Elías Bendodo
El nuevo organigrama del PP andaluz presenta algunas particularidades. A Elías Bendodo lo sacan de la portavocía del partido para colocarlo de presidente del comité electoral, todo un ariete de cara a la próxima guerra entre Génova y San Fernando: las listas de las autonómicas. Se crea una vicepresidencia que se deja de momento sin cubrir. Loles López sigue de secretaria general, pero le colocan justo por debajo a quien tiene todas las papeletas de ser el sucesor designado para su puesto, el cordobés Antonio Repullo. La cúpula malagueña que controla la Junta y el partido procura así colocar contrapesos en la provincia de Córdoba, más casadista que de Moreno.
Es una práctica seguida en todas las provincias, aunque con desigual resultado. En Sevilla, por ejemplo, fracasó el intento de orillar a la presidenta provincial Virginia Pérez. Repite en el mismo puesto de vicesecretario general Toni Martín, de los pocos sevillanos que recibieron a Moreno con los brazos abiertos. Aunque todos estos cargos, no se olvide, retroceden peldaños ante la llegada de Repullo y no digamos cuando se nombre un vicepresidente.
9. Reducir euforias
Es evidente que el PP andaluz se deja llevar por el entusiasmo. Se da por hecha la repetición en el Gobierno con una mayoría más que suficiente. La victoria en las próximas autonómicas está muy interiorizada, lo cual puede ser peligroso porque se pierde tensión, se gana en relajación y, lo que es peor, se puede ir de sobrado. Hay quien habla ya de la necesidad de reducir la euforia. Se oyó hablar de "arrasar" en los futuros comicios cuando todavía, se supone, faltan meses. Sería bueno recuperar la humildad inicial, cuando Moreno admitía que era presidente por una carambola. Muchos dudan de que Andalucía haya dejado de ser socialista en tres años mal contados.
Moreno recurrió mucho, muchísimo, a los mensajes emocionales, al desenfado y a la simpatía, cuando lo mejor que tiene quizás es el perfil institucional que se ha ganado a pulso en el peor momento. A algunos le sobraron determinadas licencias de su discurso, pero se entiende que cabe casi todo en la política del márquetin que nos domina. Doctores tiene la Iglesia. Si el intenso Miguel Ángel Rodríguez, gurú de Ayuso, apostó fuerte por reventar el congreso y que Granada pareciera la Puerta del Sol, los asesores de Moreno debieron recomendarle el almíbar.
10. García Egea
Teodoro García Egea sufre un asedio en su propia casa. Ha quedado claro en el congreso andaluz. Es el enemigo a batir por los barones. Se lleva los palos como secretario general, por lo que le ahorra algunos a su presidente, que es de lo que se trata. Casado tiene fe ciega en el murciano y lo defiende en privado ante quien sea. Lo hace, además, sin ahorrar contundencia. García Egea tiene claro que Ciudadanos agoniza. Para demostrar relajación y ausencia de nervios se fue a practicar ciclismo por Sierra Nevada.
La noche del sábado acudió a las cenas del PP de Sevilla y Jaén para brindar con cava y recoger aplausos.
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