El centro de Sevilla pierde tejados y gana piscinas

Patrimonio Histórico

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La casa de la Plaza de la Contratación que se rehabilita junto al Real Alcázar.
La casa de la Plaza de la Contratación que se rehabilita junto al Real Alcázar. / M. G.

Sevilla/Una foto aérea del centro de Madrid (sí, Madrid) demuestra que la capital de España conserva los tejados, mientras que una de Sevilla revela que los hemos perdido. Nuestro centro histórico es cada vez más funcional, habitable que diría el político de turno y, por lo tanto, con piscina. El diseño de la planta aérea ha cambiado sustancialmente en las dos últimas décadas. El boom del ladrillo, que cesó de forma brusca con la crisis de 2008, y la pandemia del coronavirus han influido decisivamente en muchos hábitos, incluido el urbanístico. Vivir en el centro está considerado una gran incomodidad por la invasión que el turismo depredador supone en la vida cotidiana y la falta de servicios como el aparcamiento, entre otras causas, caso de las continuas interrupciones del tráfico rodado por acontecimientos extraordinarios y que no lo son tanto. Solo se concibe una vivienda en el centro si es con medidas compensatorias y, por supuestísimo, con piscina en la cubierta para mitigar el calor que sufrimos durante seis meses. Eso, a la hora de la verdad, se llama apartamento turístico. Y mucho mejor cuanto más esté situado en el cogollo de la zona cero. Porque al final el sevillano se larga y lo pone en alquiler tras una operación que se presenta como inversión en las cenas de los viernes con los amigos.

La distribución de la cubierta.
La distribución de la cubierta. / M. G.

Ocurre cada día y solo hay que apreciarlo. Pasó la moda de irnos al Aljarafe, cuando los adosados avanzaban a la velocidad del aceite: lenta pero inexorablemente. Y ahora ocurre con el centro, verdadera Sevilla vaciada. Se despueblan las casas, los pisos y hasta los despachos profesionales. La operación iniciada en 2007 con la inauguración del tranvía sigue teniendo efectos: el centro es para los turistas, como la Feria está concebida para los visitantes, que ya lo dijo públicamente un alcalde. Primero volvimos inaccesible el centro para los sevillanos suprimiendo el tráfico rodado por la Avenida y después apostando por un modelo turístico que nos aproxima a Venecia, pero sin góndolas.

Ahora se rehabilita una de las casas más próximas al Real Alcázar, la del número uno. Tres apartamentos turísticas con derecho a... piscina. De la cultura árabe teníamos el gusto por la sombra que en Sevilla hemos perdido en los últimos 25 años por efecto de un urbanismo duro y que casi podríamos definir como ayuno de misericordia. Ahora rescatamos la afición por el agua con micropiscinas en el entorno de la Giralda. Y en muchos casos nos cargamos los tejados. Queremos agua y aire libre. Toda casa del centro es susceptible de ser dividida en apartamentos con una cubierta común donde tiene que haber una piscina y tres hamacas. La de la Plaza de la Contratación será un verdadera perla con derecho a baño con vistas a la Casa de los Ybarra, la Catedral, el Alcázar y una plaza con derecho a cofradías.

La casa de la Plaza de la Contratación.
La casa de la Plaza de la Contratación. / Juan Carlos Vázquez

La licencia de obras de reforma consiste en la redistribución interior, la instalación de un ascensor y la adecuación del uso para tres apartamentos turísticos de dos llaves. Ha sido naturalmente aprobada. Solo se plantean pequeñas modificaciones en las viviendas originales, respetando la distribución de un apartamento por planta. El redactor del documento es Manuel Eduardo Sánchez-Ramos López, director de For Hotel Design y arquitecto colegiado en Sevilla.

No hay hotel de nuevo diseño que no incluya una piscina con vistas a los principales monumentos. Hace años que Sevilla dejó de ser un destino estacional. Tenemos turistas todo el año dispuestos a hacer las colas que se precisen para visitar el Alcázar y la Catedral y para comer o cenar. El calor se combate con el acceso a piscinas por pequeñas que sean. Al final buscamos el agua, como quienes nos ocuparon durante siete siglos. Y aunque sea a costa de las tejas en algunos casos

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