El cambio político... y el de la propia Sevilla
Política
Sevilla/La ciudad ha cambiado tanto que el alcalde elegido en 2011, Juan Ignacio Zoido, impulsó una campaña para captar turistas. ¿Recuerdan aquellos reyes magos en la Plaza del Triunfo que animaban a los guiris a visitarnos en los meses de calor para que los hoteleros y taberneros pudieran hacer algo de caja? El alcalde que será elegido en unos días tendrá que aplicar medidas para frenar los excesos del turismo. A veces impresiona cuánto pueden cambiar los problemas de una urbe en tan poco tiempo. Tanto que José Luis Sanz será alcalde sin haber contado con el apoyo de muchísimas instancias que tradicionalmente han sido fundamentales para un candidato conservador. No le han hecho falta. ¡Y bien que le hubiera gustado contar con ellas!
El viento nacional le ha soplado a favor, pero sufrió los vaivenes de otras corrientes internas. Hace dos años, la entonces presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, lo impulsó como candidato con evidentes muestras de coraje. Sanz ha sufrido fuego amigo por diferentes vías durante el camino y, por supuesto, se ha visto condenado a una soledad más que evidente en algunos momentos. Quienes supuestamente eran más partidarios de su causa, o debían serlo sobre el papel, no lo fueron tanto. Incluso le pusieron palos en la rueda, lo atacaron sorprendentemente y no le hicieron la vida precisamente fácil. Pero Sanz será alcalde. Porque no sólo hay un vuelco en el contexto político nacional, sino en la propia ciudad.
Sanz será alcalde contra viento y marea. Es su mérito. Ha sido un candidato condenado a la independencia. Curioso, ¿verdad? Que la ciudad de 2023 no es la de hace diez años se aprecia también en los resultados de las votaciones si se atiende a los distritos. En los últimos años todos experimentan evoluciones, salvo el caso excepcional de los Remedios, siempre con índices de apoyo al PP que no se registran ni en el barrio de Salamanca de Madrid. Muy llamativo es el caso del distrito Este, Alcosa y Torreblanca, habitual fortín del socialismo, donde Muñoz ha ganado, pero no por las diferencias apabullantes que los socialistas conseguían en otros tiempos. Un 39,7% del PSOE frente a un 34,7% de Sanz.
Antonio Muñoz ha sido víctima de la ola antisanchista que tiñe de azul el mapa electoral español y de la división de los partidos a su izquierda. Sus buenas maneras y el intenso ritmo de trabajo que se ha autoimpuesto en año y medio no le han generado las opciones con las que soñaba. Sánchez ha reventado sus posibilidades. Ha sido un buen alcalde, sin aristas y sin provocar rechazos, pero enfrente se ha encontrado también con un rival con las cualidades de un escalador de montaña silencioso, discreto y constante. El fuego amigo del inquilino de la Moncloa ha abrasado las posibilidades de Muñoz. El sanchismo ha sido duramente castigado en toda España. Sevilla esta vez no ha sido una excepción. Dos Hermanas y la Rinconada son las únicas grandes mayorías absolutas del puño y la rosa en la provincia. En Alcalá de Guadaíra, el otro gran bastión, el PSOE podrá gobernar con apoyos. Los socialistas salen muy castigados en la capital. El descalabro sanchista deja al PSOE sin la principal Alcaldía con la que contaba no ya en Andalucía, sino en toda España. El sanchismo no logra salvar los muebles ni en la plaza de Felipe y Guerra. Otro ejemplo más: un pueblo antaño de honda tradición de izquierda le ha dado un 66,3 por ciento de los votos a Juan Ávila, alcalde del PP. Para los populares, la clave estaba en no perder la ola.
Un veterano como Torrijos, ex concejal del Ayuntamiento, advirtió del riesgo que suponía que la izquierda más a la izquierda acudiera dividida a las urnas. No benefició en nada a Muñoz que Izquierda Unida y Podemos, sus aliados naturales, se presentaran con una papeleta y Adelante Andalucía con otra.
José Luis Sanz ha logrado beneficiarse de una ola más que evidente, pero no siempre los candidatos locales le sacan todo el partido a un contexto nacional favorable. Y en estos comicios se ha votado en clave de generales. La campaña ha estado fuertemente marcada por la presencia de condenados por terrorismo en las listas de Bildu. Muñoz se empeñaba con razón en repetir un lema que ya de por sí era revelador de sus temores: “Sevilla y solo Sevilla”. Pero los sevillanos votaron pensando en España, castigando al PSOE e incluso aumentando los apoyos a VOX, que en ningún momento del escrutinio temió por su crecimiento hasta el tercer concejal.
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