De las burbujas del Möet Chandon al ruido de la trolley
Patrimonio Histórico
La antigua sede de Somersen, icono del boom de la construcción, se reforma para apartamentos turísticos
El centro de Sevilla pierde tejados y gana piscinas
Del glamour del ladrillo al sonido de la trolley, de ser la sede de una de las empresas emergentes en los años del boom inmobiliario a acoger cuatro apartamentos turísticos y una vivienda unifamiliar. Del Möet Chandon a la Samsonite. De los despachos modernos con ejecutivos trajeados a recibir visitantes de paso de los que ocupan en el centro en tal cantidad todos los días de la semana que la propia ciudad se transforma sin límite para darles servicio aun prescindiendo de señas de identidad propias. El edificio catalogado que tiene en su fachada la cabeza del Rey Don Pedro que da nombre a la calle cambia de uso por tercera vez en lo que va de siglo. De casa palaciega articulada en torno a un patio pasó a ser la sede de Somersen, la inmobiliaria de Bernardo Martín, que pasó de rey mago de la cabalgata y donante de suntuosas piezas de bordado a cofradías a morir con tanta discreción que la primera noticia de su fallecimiento tardó más de dos años en ser publicada.
La crisis de 2008 barrió todo lo que era sólido. Se llevó por delante muchas fortunas, apagó muchos focos que se quedaron con las bombillas fundidas y sin lámparas de recambio, descascarilló fachadas de sedes pretenciosas que se quedaron sin servicio de mantenimiento y cambió las copas de talle alto del carbónico de francés por el cubo de botellines del tabernerío de bajo coste. La casa del número 30 de Cabeza del Rey Don Pedro volverá a tener vida, pero con esa actividad que parece que es la única que funciona en Sevilla: el turismo que convierte el casco antiguo en parque temático, en barrio sin vecinos, en fachada, pastiche y decorado.
Bernardo Martín combatió una enfermedad con ejemplar discreción, con la fuerza de los soldaditos de plomo de su colección. Las últimas veces que se dejó ver fueron al entrar o salir de la hermosa casa de la calle Cabeza del Rey Don Pedro donde tuvo su despacho en los grandes años, cuando las lonas descorridas por la fachada publicitaban el logo de la gran promotora que entonces operaba en varias provincias andaluzas. Aquellos años en los que también accedió al cargo de cónsul honorario de Costa Rica, un destino que apareció salpicado en las polémicas urbanísticas, impagos, demandas y concursos de acreedores que lastraron su trayectoria profesional.
El inmueble, catalogado en el vigente PGOU, se encuentra ahora en estado de obras porque es reformado para acoger apartamentos turísticos y una vivienda, de acuerdo con el proyecto presentado por la propiedad ante la Gerencia de Urbanismo. El presupuesto total de la obra se aproxima a los 600.000 euros.
Plantea la reforma de la planta para nuevo uso de apartamentos. La planta primera quedará para más apartamentos turísticos y la planta baja de una vivienda particular unifamiliar organizada en dúplex, de tal forma que la planta segunda sin uso actual será la planta alta de la referida vivienda. La planta sótano (antes almacén) quedará como bodega y cuartos técnicos.
El edificio consta de tres plantas útiles. En origen fue una vivienda unifamiliar del tipo casa -patio palaciega datada en el siglo XIX. Posteriormente ha sufrido diferentes alteraciones funcionales hasta transformarlo en su último uso como edificio de oficinas de la empresa Somersen. Esta última e importante transformación o reforma parcial del edificio fue llevada a cabo en 2002.
Ahora se plantean numerosas reformas sin que en ningún momento esté previsto alterar el busto de la fachada que caracteriza la casa. La adaptación de los armarios y cuartos de contadores de agua y electricidad para cumplimiento de normativa de empresas suministradoras, la protección de la fachada contra la humedad, la sustitución de la carpintería exterior por una carpintería de aluminio y acristalamiento más eficiente y la restauración de la montera de cubrición del patio principal. Está previsto mantener el uso continuado del patio central como espacio común de los alojamientos turísticos.
El proyecto no incluye ningún aumento de volumetría. La escalera se mantiene como “parte de la definición del espacio central del edificio como casa patio del siglo XIX”. Esta escalera solo comunica la planta baja y la primera por lo que otro objetivo del proyecto es el de diseñar otras escaleras y medios para alcanzar la segunda planta. Se elimina parcialmente la escalera secundaria helicoidal, añadida al edificio en la reforma de 2002. El patio se conserva en su integridad. Se instalará un ascensor acristalado en la zona del vestíbulo previo al patio. El acceso desde la calle hasta el ascensor se realiza por el vestíbulo principal, por lo que esta zona y las aledañas se rebajarán lo suficiente como para permitir la conexión sin barreras arquitectónicas.
La decoración y el ambiente de la casa estarán dedicados al arte en general y a la pintura moderna y contemporánea en particular, por lo que las zonas comunes servirán también de exposición permanente de obras de arte, correspondientes con la modalidad y el estilo referido. El estado de conservación del edificio es bueno. Se necesitarán obras de tratamiento de humedades por capilaridad de los muros de planta baja, muy afectados en la parte de fachada de calle Augusto Plasencia.
Se contempla la posibilidad de dotar al edificio de captadores solares fotovoltaicos para permitir un uso más eficiente y contribuir al ahorro energético global.
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