La brigada evelina: más inspectores contra la suciedad en Sevilla
La Caja Negra
El acierto de Evelia Rincón es notable al redoblar la plantilla de inspectores que examinan las basuras para obtener datos de los responsables del abandono de residuos que chabolizan la ciudad

La cúpula de la Gerencia de Urbanismo ha organizado esta semana un almuerzo de despedida al secretario general del Ayuntamiento, Luis Enrique Flores. ¡No, no se jubila! Más quisiera alguno. Tiene cuerda para mucho rato todavía. La convocatoria fue en el restaurante El 29, la sede de la antigua Raza, de gratísimos recuerdos para los peperos en el mandato de Zoido. Llena ahí. Ocurre que el académico Flores queda dedicado exclusivamente a ejercer en los Plenos que se celebran en el suntuoso Salón Colón de donde Sanz no ha quitado todavía el mobiliario de Ikea colocado por mi Juan (Espadas). El gobierno local se ha traído a un fedatario que considera más bizcochable, dicho sea con todos los respetos. Pero... ¿A cuenta de qué si no iban a cambiar al secretario Flores, que goza de un elevado prestigio en el gremio? Es orillado porque no es manejable. A Flores, independiente a más no poder, le dieron su homenaje a la sombra de los árboles del Parque. Dicen que la cita, muy comentada al día siguiente en las caracolas de la Cartuja, resultó hasta emocionante por algunas anécdotas que contó el reputado fedatario. Al parecer en casa conocieron su relevo (vamos a definirlo así) por los medios de comunicación. El gerente de Urbanismo, señor Vázquez, expuso que él también se enteró por los medios de comunicación de que Flores ya no ejercería de secretario en la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente. Tampoco ejercerá en otros organismos ni empresas municipales. ¡Cáspita, enseguía Manolo Marchena, siendo el todopoderoso gerente de Urbanismo, se iba a enterar por la prensa de un movimiento de alfil de esas características en el tablero municipal! Hay almuerzos que los carga el diablo. Don Luis Enrique demostró un enorme señorío al sentarse con parte de sus verdugos. O con algunos de los vicarios de su verdugo. Dios, qué buen vasallo este Luis Enrique si tuviese señor...
¿Minerva sigue?
La buena noticia de esta semana ha sido comprobar la labor de la brigada evelina. Se trata de los inspectores de doña Evelia Rincón, que hasta el momento es la edil revelación del gobierno. Porque el premio a la resiliencia se lo lleva la dilecta Minerva Salas, por la que hay que preguntar todas las mañanas con sano y denodado interés. ¿Sigue Minerva Salas de teniente de alcalde? ¿La están dejando trabajar? ¿O la siguen "coaccionando" por vía interpuesta para que dimita? Dicho sea lo de la "coacción" por usar la jerga del propio alcalde, reflejada en las actas de los Plenos. Algunos tenemos montado (sin subvenciones) el Observatorio de Minerva para saber si dispone de los recursos para hacer su trabajo o sufre trabas y zancadillas. ¿No están monitorizados los linces de Doñana? Se trata de especies protegidas. Oseluí llama coacción a la labor de la prensa, pilar esencial de la democracia. Mala cosa. ¿Cómo se llama, por cierto, a condenar a las galeras de los despachos olvidados a algún asesor que ya no cae en gracia? ¿Cómo se llama a degradar a un alto cargo para conseguir que se vaya del Ayuntamiento? Se sortea una silla de Quidiello en los palcos de protocolo para todo el Sábado Santo entre los acertantes de la respuesta. Tic, tac. Ojo que pasa la Canina ese día. Y da derecho a contemplar a la Corporación Municipal bajo mazas (sin Maza, Jesús).
Volvamos al meollo. Sanz no quería a doña Evelia en las listas, la tuvo que meter a palos (de San Telmo) y resulta que funciona a las mil maravillas. Claro, porque se conoce en el Ayuntamiento la mar de bien y tiene el arrojo, la perseverancia y la paciencia que tanto precisa la política municipal. Sanz se cayó del caballo y se dejó un día de dividir el mundo entre amigos y enemigos, de repasar la lista de los que considera que no le apoyaron para llegar a alcalde y de rumiar absurdas venganzas. Y fue pragmático como corresponde a un gobernante lúcido. Nunca es tarde para corregir... ¡Y eso que le cuesta (Julio)! Doña Evelia da la cara con la limpieza. Lo que no quiso hacer Juan Bueno con la Policía... Ejem, ejem. Rincón ha duplicado los inspectores que examinan las basuras para obtener datos y saber quiénes son los responsables de abandonar residuos en pleno casco histórico y a plena luz del día. La brigada evelina toma fotos, busca etiquetas y levanta expedientes. No olvidemos nunca que la acumulación de basura no es responsabilidad exclusiva del Ayuntamiento. Lo dijimos con un gobierno socialista y lo recordamos ahora con un gobierno popular berrendo en sanchista. ¿O no es sanchismo orillar al secretario que el gobierno entiende que ralentiza o paraliza proyectos cuando se basa exclusivamente en fundamentos jurídicos? ¿No les suena ese estilo? Al menos doña Evelia está dando la batalla contra los ciudadanos y visitantes desahogados que afean la ciudad al dejar la basura junto a los contenedores. La percepción es de mejora en algunas zonas. Se aprecia que la concejal está encima del problema, como ocurre con Amidea Navarro, entregada al distrito más bello de la ciudad, el casco antiguo, en muchísimos detalles. Rincón está en la garita de guardia de las redes sociales dando explicaciones a todos los que se quejan (con razón) de los efectos del incivismo. El gobierno no puede reeducar a nadie. No es su labor. Puede redoblar los dispositivos de limpieza, aumentar el cuerpo de inspectores para escudriñar en las basuras y hacer campañas especiales de concienciación ciudadana, como las que suele promover con motivo de las fiestas mayores. El aumento del número de inspectores ya supone una importante tarea de gestión interna de la que deberían tomar nota en Urbanismo, donde solo hay un inspector por las tardes para vigilar todas las terrazas de veladores de Sevilla. Y no será que no hay dinero, porque en el pago de horas extraordinarias se va cada año un chorro de miles de euros. O en el proceso de externalización de licencias se avanza a paso de mudá. ¡Evitemos los farragosos y molestos controles de fedatarios y funcionarios! ¡Malditos roedores! ¿Esta gente qué se ha creído?
Ausencias reveladoras
La basura ofrece mucha información. Y eso es oro que hay que aprovechar cuando se trata de que Lipasam sea Lipasanz, denominación que tanto le gustaba al maestro Burgos. Cómo gestiona un gobierno la recogida de residuos dice mucho de su eficacia y diligencia. Es prioritario que la ciudad adapte sus equipos de limpieza a los tres millones de visitantes que ya recibe al año y que, fundamentalmente, se hospedan y sobre todo pululan por el casco histórico. Porque estamos de acuerdo en que en el centro hay cada vez menos vecinos. Como cada vez hay menos concejales en los actos de relumbrón de la ciudad. No hubo nadie del gobierno local en la entrega de los II Premios Andalucía de Tauromaquia en el Palacio de San Telmo. Nadie del gobierno de una capital del toreo como Sevilla. El alcalde no mandó ni a un banderillero, nunca mejor dicho. Y allí estaban El Cordobés, Roca Rey y Juan Pedro Domecq, entre otros, para recoger la hermosa escultura de Ricardo Suárez. Y eso que no estaba el ministro Óscar Puente, sino nada menos que Juanma Moreno, presidente autonómico y del mismo partido que el alcalde. Qué cosas pasan. Que suenen los tambores cuanto antes. Y que la brigada evelina siga a fondo con la tarea de conseguir una Sevilla más limpia.
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