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Sevilla/Tornos antiguos y con las pantallas reventadas o hundidas, como se puede apreciar por cualquier ciudadano que se acerque a las oficinas de la Isla de la Cartuja. No hay control de los horarios laborales de los trabajadores de la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla. Ni tampoco de las decenas de "invitados" que acuden cada día a múltiples gestiones. En ocasiones hay uno de los tornos que emite un pitido si el trabajador pasa la tarjeta, un paripé que muchos efectúan por mera inercia. Pero no queda registro alguno de la hora de entrada ni de salida. Ni el aspecto de los tornos, como se ha referido, es el de estar en condiciones de funcionar correctamente. Es usual que junto a la identidad de los trabajadores aparezca el término "ausente" en los registros, aunque se encuentre en el ejercicio de sus funciones en cualquiera de las caracolas. O hay fantasmas en las caracolas, o nadie conoce a nadie. Las horas extras, de haberlas, se deben estar pagando de acuerdo con una bola de cristal, o tal vez sean los serenos de Oseluí los que se den una ronda por la Cartuja para certificar quién ha llegado y quién echa más tiempo del estipulado en el currelo. Que no falte el sentido del humor ante tamaño descontrol en un organismo que debe ser el motor económico de la ciudad. ¿O esto suena ya a música celestial? Parece que hay quien prefiere que todo siga igual cambiando solo algunos detalles. Lampedusa en las caracolas enmoquetadas. Que no se mueva un varal. Y vamos a tener las tardes tranquilitas que ya es primavera. El ambiente en la Gerencia se parece peligrosamente más al del final del mandato de Zoido que al del inicio de un gobierno entusiasmado por cambiar y mejorar las cosas. Pronto empezamos a sestear.. La historia no es que se repita, es que es la misma, que decía el inolvidable catedrático Murga. Alguien tiene en sus manos la posibilidad de cambiarla, pero pareciera que solo las usan para las redes sociales.
Pareciera que nadie está interesado en arreglar los tornos desde que dejaron de estar operativos con la pandemia. En Urbanismo es sabido que el control efectivo del organismo está ejercido no por el gerente ni mucho menos por el delegado, sino por Manuel Valdivieso, director de Economía y Administración, el mismo que remitió (hecho probado) la convocatoria al copazo de Navidad ofrecido en agasajo de los empleados en el monasterio de Santa Clara, un asunto delicado que, por cierto, ya está en la mesa de la Fiscalía. Y el mismo cuya hija es apoderada de la empresa que recibe proyectos por 200.000 euros relacionados precisamente con el convento de Santa Clara, donde se celebró la polémica copa pagada por la operadora de las Setas de acuerdo con la ocurrencia del gerente Fernando Vázquez y la pasividad del delegado Juan de la RosaJuan de la Rosa. Por mucho que Valdivieso se inhibiera en la mesa que decidía la adjudicación, que lo hizo, es pública y notoria la relación. Y, cuando menos, el asunto revela falta de ética.
Alguien o varios, como suele ocurrir en Sevilla, está muy interesado en que haya cosas que no funcionen, aunque se ofrezcan las explicaciones más detalladas y precisas para justificar la inacción en el caso de los tornos. Sí funciona, en cambio, el registro del comienzo y del final de las sesiones de teletrabajo, que cada funcionario o empleado efectúa desde su casa. Urbanismo, evidentemente, no niega en ningún caso la evidencia: no hay control. Las fuentes oficiales explican que por una causa u otra no hay tornos en funcionamiento, bien porque cuando la empresa adjudicataria fue a prestar el servicio en 2023 se encontró con las máquinas averiadas (¡No se sabía que lo estaban ya, qué mala suerte!) y con piezas antiguas que estaban ya descatalogadas, bien porque sencillamente no hay presupuesto.
El caso es que ni hay un sistema de control de presencia de los trabajadores en la sede de la Cartuja ni tampoco de registro de visitantes en la garita de control de acceso. En el presupuesto de la Gerencia de 2023 no estaba previsto el gasto de inversión necesario al no haber sido solicitado por el servicio competente durante la elaboración de dicho Presupuesto. Negligencia cuando menos. Por este motivo, el expediente fue devuelto sin informar por la Intervención al no existir crédito presupuestario adecuado y suficiente. Se optó por incluir dentro del proyecto de presupuesto de la Gerencia para 2024 la cantidad necesaria para atender este gasto. Pero, oh casualidad nuevamente, ni hay presupuesto aún como todo el mundo sabe no hay modificación presupuestaria (de momento) que incluya la partida.
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