La calle San Eloy, el espejo perfecto de la crisis

Crece el rosario de locales sin actividad, el FMI nos hunde en las previsiones económicas y todo indica que volveremos a la cultura del botellín

La calle San Eloy, en la mañana de ayer
La calle San Eloy, en la mañana de ayer / Juan Carlos Vázquez

Sevilla/NO hace falta tragarse las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), ese organismo donde Rodrigo Rato trabajó la mar de bien remunerado cuando el PP se fue a la oposición tras el atentado del 11-M. Basta con pasear. El FMI hunde a España en las previsiones. Nos pone en el furgón de cola junto a los italianos. No esperábamos menos. Tampoco es que los alemanes salgan boyantes. A nosotros nos pinta un futuro inmediato muchísimo más negro que el de la crisis de 2008, la que colocó economistas de guardia en todos los informativos y tertulias de mañana y noche, la que nos enseñó qué era la prima de riesgo y la existencia de las agencias de calificación con esos nombres pronunciables sólo por los educados en el bilingüismo.

Cuando a España le llega el agua al cuello en materia económica, Andalucía anda ya por los fondos marinos. De la crisis sanitaria al menos hemos escapado de momento muy bien gracias a una cifra muy baja de muertos, pero hasta eso nos puede perjudicar a la hora de recibir fondos europeos. Al tiempo.

Basta un paseo por la calle San Eloy para comprobar el páramo en el que se ha convertido el comercio. No ya el sector de los bares, sino los establecimientos en general.

Catorce locales vacíos en una calle de máxima atracción comercial, con una ubicación privilegiada, conectada con los grandes almacenes de la Plaza del Duque y a un paso del eje más cotizado de la ciudad, que es el formado por las calles Tetuán y Velázquez. Muchas tiendas no han soportado los casi cien días de estado de alarma, los alquileres han sido inasumibles o sencillamente no ha habido margen para aplazamientos o renegociaciones. Hay dueños de locales que juegan fuerte. Ellos sabrán.

El FMI vaticina lo que ya se aprecia a pie de calle. La microeconomía se anticipa siempre a la macroeconomía. La mitad de San Eloy se alquila. O está disponible, como prefieren rezar algunos carteles. Los ERTEs son el torniquete no siempre válido. Apuntalan de forma provisional la parte más débil de una relación laboral, que es siempre el trabajador, pero nunca el negocio propiamente dicho.

De la crisis de 2008 aprendimos que casi todo era prescindible menos el botellín. Se hundió la milla de oro de la moda en que se había convertido la Plaza Nueva. Pero de aquella etapa nacieron negocios como El Papelón y La Sureña, con su oferta de productos de bajo coste. Negocios de éxito que permanecieron pese a la mejora de la economía. Ahora es muy probable que vivan una nueva edad de oro. El FMI augura que tardaremos dos años en superar estas condiciones. Todos de nuevo al botellín, que se coló hasta en los aperitivos de las bodas. Mucho chaqué, muchos tiros largos y mucha pamela, pero el personal bebiendo del morro de la botella. Se convirtió en lo más chic. Y tontito el que pida un vaso. Iniciamos una nueva era de bajo coste, de matraca económica y de periodismo sobre la ruina con el sonido del persianazo. Hoy este negocio, mañana el otro.

Locales sin actividad en la calle San Eloy
Locales sin actividad en la calle San Eloy / Juan Carlos Vázquez

Este rosario de comercios vacíos nos suena a una película vista hace muy poco tiempo, cuando aprendimos que el local más rentable era el de pocos metros cuadrados (alquiler necesariamente bajo) y estratégicamente bien colocado (en sitio de alta afluencia de peatones). El mejor ejemplo es la taquilla de venta de localidades de diversos espectáculos en Tetuán. Pequeña y en el mejor sitio.

Uno de los grandes medidores del estado de la ciudad nos lo dará la reapertura del Hotel Alfonso XIII el 2 de julio, aunque para entonces sus clientes no podrán ir a los grandes restaurantes que solían. Uno porque está cerrado para siempre (La Isla, donde el alquiler de local está a 15.000 euros mensuales)y el otro porque aún está pendiente de reapertura sin fecha anunciada (Oriza).

Si el PIB cae un 12,8% en España, veremos crecer la lista de locales vacíos en una Sevilla que tiene el Alcázar abierto, pero donde todavía no se forman colas de turistas. Abengoa está en la UCI, pero ya podemos bañarnos en las playas. El presidente andaluz confirma que habrá rebrotes del virus. Cuando las joyerías cierran, recobra fuerza el botellín con la rubia que nunca te abandona.

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