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Fogonazos en púrpura

Comienza la Feria de Abril horas después del entierro del cardenal Amigo, único prelado que quiso conocer el real 'in situ' con Martín Cartaya de testigo

Un joven Carlos Amigo pasea por el real de la Feria de los años ochenta / Martín Cartaya

Sevilla/La llegada a Sevilla procedente de Tánger. España, destino de moda de los italianos tras la victoria en el Mundial. La periodista Gloria Gamito entre las primeras en conocer al nuevo prelado. Los piropos de muchas mujeres hacia aquel franciscano joven y alto. Las pequeñas aristas en la convivencia con Bueno Monreal. Carlos Amigo, un joven huésped en el viejo San Telmo. El cardenal, en el Palacio Arzobispal. El solideo perdido en una bulla en la Semana Santa de 1983. La lenta tramitación de la coronación canónica de la Esperanza de Triana, cuando Vicente Acosta acude a Palacio como otorrino de Bueno Monreal y aprovecha para decirle a un joven don Carlos: “¿Por qué no se abre un día de capa?”. Cuando Amigo preside la función del Cristo en el 83 anuncia la buena nueva: “Y ahora, como me pidió don Vicente, me voy a abrir de capa. Os anuncio que la Santísima Virgen de la Esperanza será coronada canónicamente”. El pregón de José Luis Peinado Merchante. La adaptación a las formas y usos de los sevillanos. Se queda de piedra cuando presencia que alguien saluda a un amigo de una forma más que desenfadada: “¿Cómo estás, hijo p...?”. Y confiesa al paso de los años: “Yo creía que el otro le iba a pegar, pero veía que se abrazaban. En Valladolid ese saludo acaba en una reyerta”.

La primera visita del Papa a Sevilla. La beatificación de Sor Ángela con Juan Pablo II en la Feria. Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno en funciones. La UCD agonizaba. Felipe González había arrasado en el octubre rojo. Luis Uruñuela, elegante alcalde de Sevilla. Y la diócesis aún con la dualidad del cardenal Bueno, muy deteriorado, y el arzobispo Amigo.

El funeral de Bueno Monreal en la Catedral con una jovencísima Charo Padilla ayudando en el Palacio Arzobispal a organizar las acreditaciones de los periodistas. Y con Víctor Manuel de la Portilla como reportero de Radio Sevilla. Las tertulias de esta emisora en aquellas cenas en La Dorada a las que Amigo acude con su entonces secretario Antonio Granados. El anillo pastoral labrado con el oro fundido de las joyas de la madre de Fernando Isorna. El Seat 127 de color amarillo y sin aire acondicionado con el que se recorrió la diócesis con Ángel Gómez Guillén al volante.

De charla con Rafael Carretero, jefe del área técnica de Fiestas Mayores / Martín Cartaya

Aquella visita matinal a la Feria para conocerla in situ, paseo bajo los farolillos ante la sorpresa de los viandantes y con el fotógrafo Martín Cartaya de testigo. El saludo con Rafael Carretero. La llegada de un jovencísimo Pablo como secretario personal. Jamás se separarían ya. El escándalo de la Iglesia palmariana. El asesoramiento jurídico permanente de Jesús Bores para todas las operaciones importantes de la curia. Jesús Creagh de coordinador de los jóvenes de la Archidiócesis. El buen entendimiento con empresarios pujantes como Antonio Távora. Ay, esas peregrinaciones a Tierra Santa.

La fructífera sintonía con el rector Javier Pérez Royo, el comunista que permitió el primer servicio de asistencia religiosa en la Universidad. Juan del Río es clave en la negociación. El modelo es copiado en otras universidades.

Los feriantes lo paraban para conocerle / Martín Cartaya

La venta de San Telmo. “No es venta, es cesión”, nos corrige siempre. El apoyo fundamental de Manuel Benigno García Vázquez, Juan Garrido y Francisco Navarro, el tridente rojo que fue clave en un pontificado de 28 años. La confianza depositada en Alfonso Jiménez, arquitecto y maestro mayor de la Catedral. La Expo’92 con su polémica cafetería en el Patio de los Naranjos y esa exposición Magna Hispalensis que fue el preludio del modelo de visita turística que ha llegado hasta hoy. El Santo Entierro Grande con la voz de José Luis Garrido Bustamante en TVE. El pregón de Javierre, el primero celebrado en el Teatro de la Maestranza, al que José María Aznar, líder de la oposición, llega tarde al no alertar el cambio de hora.

La apuesta firme por sacar adelante la hermandad del Cerro del Águila. “Señor arzobispo hay que frenar las sectas en el barrio”. Y es valiente y la aprueba. Un éxito, un modelo pastoral. El cariño siempre de los Santizo. La tertulia Cuchara de Palo en casa de Fernando Ortega con José Luis Sainz Rosso y Antonio Silva Florencio, entre otros.

El enfado con la periodista María Antonia Iglesias en aquella entrevista que se interrumpió y que se concluyó por escrito. Demasiadas cuestiones frívolas sobre si tuvo o no una novia antes de ser fraile. Paciencia finita con las banalidades.

El grupo de presos que acude a visitarle en el Palacio Arzobispal y son recibidos en el Salón del Trono. Uno de ellos se tira literalmente a sus pies para agradecerle un rato de libertad. La boda de Pepote Rodríguez de la Borbolla en una Parroquia de la Magdalena prácticamente vacía. Hermosa intimidad. La boda de la Infanta Elena con todo su esplendor, bronca incluida con Pilar Miró por exhibir demasiados cables en la Catedral con riesgo de las rejerías. “No me llamó el Rey para casar a una Infanta, sino un padre para que casara a su hija”.

Juan Robles y el cardenal Amigo en la rotulación de la calle en homenaje a don Carlos / Juan Carlos Vázquez

Las primeras nazarenas que salieron en Los Javieres a título experimental, aquellas mujeres que él acude a ver por la calle Francos y que reciben su discreto saludo de apoyo. Tantas, tantísimas escrituras firmadas ante don Ángel Olavarría. No se le pide el DNI. “Lo conozco”, redacta el fedatario tras el nombre y apellido del ilustre compareciente. La gratitud de doña Teresa, la madre de Alberto Jiménez Becerril, por cada misa y acto presididos en recuerdo de su hijo y Ascensión.

El Papa en la clausura del congreso eucarístico. Segunda visita. Juan Pablo II regala al arzobispo de Sevilla una casulla amarilla como recuerdo personal. Discurso desde el balcón de la Giralda. “Sevillanos, sed fuertes en la fe”. La cama donde pernoctó el pontífice se queda siempre en la alcoba del titular de la diócesis. Statio orbis en el campo de la Feria. La Pura y Limpia es orillada en el altar, pero el Santo Padre se detiene a rezar ante Ella y deja una imagen para la historia. El fiscal Alfredo Flores y José Sánchez Dubé, entre otros, en la comisión organizadora de la visita. Reciben la comunión de manos del Santo Padre. Entre ellos, don Juan Moya García, maestro de abogados.

Los artículos en prensa. La relación fluida con José Manuel Lara Bosch. La carta pastoral alertando de la influencia de adivinos y echadores de cartas. Pedro Robles le plantea en su despacho organizar actos con servicio de cáterin en el Patio de los Naranjos. “Muy bien, Pedro, adelante. No tengo problema ¿Pero quién se lo cuenta a Burgos primero: tú o yo?”.

Las nuevas normas diocesanas que recoge Antonio Ríos Ramos como presidente un 8 de diciembre en la Catedral. El artículo del catedrático José Sánchez Herrero poniendo de relieve que el cardenalato no llega por falta de padrinos en Roma. El nuevo Seminario Metropolitano que inauguran los reyes de España el 1 de septiembre de 1999. Se trata de uno de los frutos de la venta de San Telmo. El cambio de siglo. El Altar del Jubileo. Un año lleno de actos. La invitación a pronunciar el pregón de la Semana Santa es declinada. La bajada del Giraldillo al Patio de las Azucenas se realiza un martes de Feria sin testigos. Nadie se da cuenta hasta que se emite la nota de prensa. La inauguración del tanatorio de la SE-30, que acaba con los velatorios en las casas. En la placa figuran el arzobispo y el alcalde Monteseirín.

La canonización de Sor Ángela en la Plaza de Colón de Madrid. Aznar y Ana Botella en la misa. Zapatero, líder de la oposición, recibido cinco minutos por el Papa al término de la ceremonia. Julio Jiménez Heras entre la prensa sevillana. La espléndida coronación canónica de la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila, ¡ay Paquili! Soledad Becerril, única política del PP, en unos bancos principales ocupados por altos cargos socialistas.

Las lágrimas en televisión de Paco Robles cuando narra cómo conoció a Pablo Noguera y cómo murieron trágicamente sus padres. Las llamadas telefónicas a Livia, la hija de Joaquín Caro Romero, atropellada en la Plaza de la Encarnación por un camión de la obra de las setas. La visita de Antonio Rodrigo Torrijos, líder de IU, al Palacio Arzobispal. Se tutearon y se rieron.

Las polémicas disposiciones sobre las nazarenas. El interesante y apasionante debate jurídico entre Moeckel y el canónigo García Vázquez. “Hay que salvar la figura del cardenal”. Y la solución fue un exhorto pastoral modélico negociado entre ambos. El presidente del Consejo, Manuel Román, que pide alto y claro instrucciones “claras y precisas” para evitar más polémicas.

El cierre del Salvador en el inicio de la cuaresma para provocar un aldabonazo mediático y llamar la atención de todas las administraciones. El anuncio del cardenalato 18 años después de ser arzobispo de Sevilla y tras un tiempo de dudas sobre si algún día llegaría la designación. Diario de Sevilla lo desliza el domingo previo en El Lagarto de la Catedral, que revela que monseñor está muy feliz porque le han comunicado algo... Y ya una información lo da por hecho el siguiente domingo, cuando el Papa lo anuncia a las doce del mediodía. “¿Tú sabías algo, verdad?”. “No, eso fue cosa del lagarto, señor arzobispo”.

El viaje feliz a Roma con toda la familia. La foto oficial como nuevo cardenal, hecha por el maestro Ruesga Bono en el vestíbulo del Aula Pablo VI del Vaticano. La cena privada y la recepción con invitados en el Palacio de España. La felicidad de Ángel Gómez Guillén y Jesús Pérez Saturnino. La muerte repentina de su hermana un día después de haber estado todos juntos felices en Roma. No se suspende ningún acto de la recepción en la Catedral. “Los sevillanos tienen derecho a verme sonreír”. El nuevo cardenal confunde al concejal Beltrán Pérez (PP) con Lolo Silva (IU). A Amparo Rubiales le pregunta con cariño por su padre.

La muerte de don Antonio Domínguez Valverde. “Llevo mal cuando el féretro se queda ya oculto para siempre, en ese momento es cuando me doy cuenta que jamás volveré a ver a esa persona tan querida”. Huelga general contra el Gobierno de Aznar. “Hay que comprender las causas”. Algunos titulares se los lleva el cardenal arzobispo de Sevilla. Boda real en Madrid. No hay polémica por el primer matrimonio (civil) de la novia. Ante Dios no está casada. Asunto zanjado. La opinión es tronante una vez más.

Elaboración del libro sobre su perfil y pensamiento. Varias entrevistas con tal motivo en la planta alta del Palacio Arzobispal. A la tercera, el hermano Pablo nos recibe a Alfonso Pedrosa y a mi en zapatillas de estar por casa. Las pantuflas eran la prueba de que definitivamente nos habíamos ganado la confianza del cardenal y de su secretario. La presentación es en la sede de la Fundación Lara. El salón de actos está atestado de público, Juan Moya Sanabria y José León-Castro entre decenas de personas. “Antonio Burgos es mi hermano Lobo”, dice el cardenal para restar tensión. Y Burgos cuenta que menos mal que ha llegado de nuevo la púrpura a Sevilla, porque en la ciudad la única eminencia que había hasta entonces era la de calle donde se pegaban los tirones de bolsos en los años ochenta: la avenida de Su Eminencia.

Muere Juan Pablo II. Es sábado por la tarde. Rezo del Rosario en la Capilla Real. El primer cónclave. Con Rouco nunca hay una especial sintonía. La televisión retransmite lo que nunca visto: el Papa dimite y se va en un helicóptero. Segundo cónclave. Francisco, el argentino con el que ya había amistad. Carlos Herrera le ofrece un puesto de tertuliano, pero prefiere intervenciones esporádicas. El cardenalato refuerza el eco mediático. “Lo grave sería que lo que dijera el cardenal importara un comino”.

Las cenas del premio Manuel Clavero del Grupo Joly, que siempre honraba con su presencia después de haber sido el primer galardonado. “¿Estará este año el presidente de la Junta?”. La elección de Francisco como nuevo Papa. En la mesa junto a Bergoglio en el primer desayuno en la residencia de Santa Marta tras la fumata blanca . “¿Señor Navarro? ¡Carlos!, le esperamos en la Plaza de San Pedro, ¿tarda usted mucho?”.

Un almuerzo en casa con un menú netamente extremeño rematado, cómo no, con técula mécula y licor de bellota. Charla sobre el monasterio de Guadalupe y la separación de la Infanta Elena. Los almuerzos muy reducidos con motivo de la festividad de San Carlos Borromeo, con Gómez Guillén como uno de los escasos invitados. El sentido del humor: "Ja, ja, ja, Que bueno eso que escribes de la pastoral de la jet que dirige Sánchez-Dalp". Las confesiones ante e inolvidable padre Patero.

Las entrevistas sobre política y todos los temas de actualidad. Andalucía sigue en manos del PSOE. “La alternancia por la alternancia no es un valor por sí mismo”. Otra vez una opinión tronante. “Ya sabes que me meto en todos los charcos”. Claro, si se metió usted hasta en la Feria. La despedida de Sevilla, con la banda municipal en el andén del Ayuntamiento que interpreta las Sevillanas del Adiós. Es la sorpresa preparada por el alcalde Monteseirín. Al acto acude el ex alcalde Manuel del Valle. El hermanamiento de Sevilla con Medina de Ríoseco, especialmente impulsado por Jaime Raynaud.

La inauguración de la calle a la vera de la Giralda, última vez que se ve con Juan Robles. Los artículos en recuerdo de tres personas fundamentales: Manuel Olivencia, Manuel Clavero y José Moya Sanabria.

La primera comunión de niños de primaria del Colegio Tabladilla el pasado octubre, presidida en la Parroquia de San Juan Pablo II, concelebrada con don Luis Gaisse. Antonio Sánchez Carrasco con la cámara de fotos y el abogado Pedro Molina al volante por segunda vez para llevar a un Príncipe de la Iglesia.

La Feria de 2022 comienza. El cardenal es enterrado en la Catedral. El único arzobispo que pisó el real con la alegría franciscana que caracteriza a la congregación. Al sellarse su tumba, se cierra un ciclo en la ciudad. Fogonazo final. Y también en la vida de muchos sevillanos.

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