Basura hasta en el corazón de Sevilla

Que vayan encargando la leyenda del azuejo: "Hasta aquí llegó la basura cuando la ciudad aguardaba a su nuevo alcalde, el que debe convertir Lipasam en LipaSanz".

La turismofobia que viene

Basura en las gradas de la Catedral.
Basura en las gradas de la Catedral. / Juan Carlos Vázquez

Sevilla/Tenemos un grave problema con la limpieza. Las bolsas de basura forman parte cotidiana de la Sevilla de postal. Y dicho sea sin olvidar los barrios. Los restos se acumulan ya en hora punta en el mismo corazón del casco antiguo, en las gradas de la Catedral, en Argote de Molina, en ese callejero de obligado paso para nuestros señores y amos los turistas. El viernes a mediodía eran numerosas las bolsas de basura apiladas junto a las columnas del templo. Tres horas después seguían en el mismo sitio. Y se apreciaban más y más en las calles próximas. No, no es un problema del turismo excesivo, es de falta de educación de unos y de otros. De los que vienen y de los que recibimos. Nos da igual ensuciar hasta las zonas nobles de la ciudad... ¡de las que vivimos en buena medida! El paro baja en Andalucía, pero no olviden un dato: gracias a las contrataciones en el sector servicios. No cuidamos la principal imagen de la ciudad, la torre que nos representa en el mundo, el alminar almohade que tenemos como icono. Ahí estaban las bolsas de basura como símbolo de nuestra mala educación como vecinos o visitantes y de nuestra negligencia como ciudad.

Basura en las gradas de la Catedral con la Giralda de fondo.
Basura en las gradas de la Catedral con la Giralda de fondo. / Juan Carlos Vázquez

Es palmario que no damos abasto para la fuerte demanda de recogida de residuos que se ha producido tras la pandemia al dispararse el turismo y comenzar a sufrir los mismos problemas que Barcelona, Roma o Venecia. La estructura y los criterios de organización del trabajo de Lipasam no han evolucionado para responder con eficacia a la mayor frecuencia de uso de las zonas turísticas. El centro se despuebla de sevillanos, pero está tomado a diario por miles de turistas en apartamentos y negocios que generan residuos. Y el contexto es, además, el de una ciudad afeada por los grafitis y pintadas en las fachadas. La basura llega a los pies de la Giralda como para poner una placa que recuerde el punto al que llegaban las riadas. Que vayan encargando la leyenda. "Hasta aquí llegó la basura cuando la ciudad aguarda a su nuevo alcalde, el que debe convertir Lipasam en LipaSanz".

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