El turno de Lorenzo, el otro damnificado
Las consecuencias de las críticas de Alaya
La Sala de Gobierno del TSJA analizará esta semana el acuerdo de la junta de jueces de Sevilla que criticó a Alaya por sus recientes declaraciones. Se espera que haya un pronunciamiento.
EL próximo martes las duras críticas de Mercedes Alaya a la Justicia y al trabajo de los jueces de refuerzo que tuvo para la instrucción de las macrocausas, pasarán un nuevo filtro, no menos importante, el de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que se reúne el próximo martes.
En esa reunión se analizará el acuerdo de la junta de jueces de Instrucción de Sevilla del pasado 24 de mayo, en el que por unanimidad criticaron las declaraciones de Alaya y expresaron su “profundo malestar” por los ataques contra los jueces de refuerzo y contra la titular del juzgado de Instrucción número 6, María Núñez Bolaños.
LaSala de Gobierno tiene dos opciones. Normalmente este órgano suele “tomar conocimiento” de los acuerdos de las juntas de jueces y de otras cuestiones que reciben, pero también pueden realizar un pronunciamiento expreso sobre el mismo.
Tal y como están los ánimos entre los magistrados sevillanos y en otros ámbitos de la carrera judicial, se espera que haya un pronunciamiento expreso de la Sala, sobre todo tras la intervención el pasado martes del presidente de la Audiencia de Sevilla, Damián Álvarez –también miembro nato de la Sala de Gobierno– en la sede del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), a la que acudió a exponer su candidatura para una tercera reelección en el cargo y acabó respondiendo a las sorpresivas preguntas de Carlos Lesmes sobre el asunto de Mercedes Alaya.
Y se espera que haya un pronunciamiento porque no tendría mucho sentido –o sí, depende del ángulo del que se mire– que el TSJA dejara pasar la cuestión, teniendo en cuenta además que hasta el propio presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, llega a afirmar que las manifestaciones de Alaya suponen por lo menos un comportamiento “poco apropiado” para un miembro de la carrera judicial.
¿Puede el TSJA mirar para otro lado una vez conocida la opinión de Lesmes? ¿O va a usar la misma táctica que Damián Álvarez de esperar a ver si el CGPJ hace algo? No lo tengo nada claro.
Álvarez reveló en esa comparecencia pública que la Sala de Gobierno del TSJA ya abordó, cuando Alaya hizo las primeras declaraciones, el asunto y le preguntó a “Lorenzo, que era otro de los damnificados” si adoptaban algún tipo de solución, pero prefirieron esperar a ver si el máximo órgano de gobierno de los jueces actuaba.
Las respuestas de Damián Álvarez sorprendieron porque durante su intervención utilizó unas expresiones bastante claras, quizás para algunos hasta demasiado coloquiales, que se salían de los solemnes cánones que encorsetan en muchas ocasiones a los jueces, pero no debemos olvidar que los magistrados son personas, con sus virtudes y sus defectos, como todos los mortales. A mí personalmente sus palabras, con independencia de las formas, me resultaron muy interesantes y reveladoras.
Álvarez defendió ante su jefe que prefirió “no hacer sangre” y esperar a ver si las declaraciones de Alaya eran un caso aislado o había más, revelando que entre los jueces se sospechaba que Alaya “estaba buscándose algún tipo de carrera política”.
También contó el presidente de la Audiencia de Sevilla que algún compañero apostaba por emprender alguna acción y le comentó que “había que iniciarle algún expediente”, pero a él le resultaba “muy chocante” porque el despacho de Alaya está a tan sólo unos metros del suyo.
Al final, entre unos y otros, la casa sin barrer. De la misma forma que el TSJA había analizado el caso Alaya, el CGPJ también estudió, en el turno de ruegos y preguntas de una de las sesiones de la Comisión Permanente, la posibilidad de emprender algún tipo actuación.
El Consejo llegó incluso a consultar al promotor de la acción disciplinaria para determinar si las declaraciones de Alaya podían ser constitutivas de una infracción disciplinaria, pero el promotor no apreció motivos para abrir un expediente.
Uno de los vocales del Consejo planteó si, descartada la vía disciplinaria, el asunto podría tratarse en la Comisión de Ética Judicial, que está creando actualmente el Poder Judicial, pero de momento no parece que se vaya a hacer nada en este asunto.
Las declaraciones de Alaya también sublevaron a los fiscales, cuyo Consejo Fiscal emitió un comunicado en el que lamentaba “el menosprecio” que a su juicio representaban las afirmaciones realizadas por la juez durante una conferencia en el club Siglo XXI. El Consejo Fiscal trasladó precisamente al máximo órgano de gobierno de los jueces dicho acuerdo por si las manifestaciones de la magistrada de la Audiencia podían ser constitutivas de un posible“expediente disciplinario”.
Lorenzo del Río, el otro “damnificado” por las conferencias de Alaya y al que, por emplear el lenguaje de Damián Álvarez, Alaya también lo “puso verde”, tiene la oportunidad el próximo martes de pronunciarse sobre este nuevo affaire relacionado con la juez que en su día instruyó las macrocausas. Del Río pidió recientemente prudencia a Alaya a la hora de hablar de causas que están siendo enjuiciadas actualmente, como ocurre con los ERE. Sólo queda por saber, si la Sala de Gobierno que preside va a ser más contundente al valorar el escándalo que se ha montado.
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