La versión del Pollino se derrumba
Juicio por el triple asesinato de Dos Hermanas
El juicio por el brutal asesinato de una familia en Dos Hermanas llega a su fin con los informes definitivos de las partes Los acusados se juegan hasta tres posibles cadenas perpetuas
Una vez que el juicio por el triple asesinato de Dos Hermanas ha llegado a su recta final, con la exposición de los informes finales a partir de mañana, se ha podido observar cómo la versión exculpatoria ofrecida por el principal implicado, Ricardo García Hernández, el Pollino, se derrumba por su endeble consistencia.
El Pollino ha negado en el juicio que cometiera el triple asesinato de turco Yilmaz Giraz, su esposa Sandra Capitán y la hija de ésta, Lucía Begines, de sólo seis años; y ha afirmado que se declaró culpable porque la Policía lo coaccionó, diciéndole que si confesaba los crímenes "su padre y su mujer saldrían en libertad", por lo que “se inventó” que él efectuara los siete disparos a las tres víctimas y que las amarrara y golpeara.
Esta semana ha declarado en la vista oral el que fuera jefe del Grupo de Homicidios, quien, a pesar de que el magistrado que preside el jurado no le dejó responder a estas graves acusaciones sobre las supuestas coacciones –el mismo juez restó credibilidad a la versión del Pollino al afirmar que no ha denunciado ese comportamiento policial desde hace tres años–, ha aportado datos que hacen tambalear el testimonio exculpatorio ofrecido por Ricardo García. Así, el inspector jefe indicó que en un primer momento los miembros del clan familiar de Los Cabo fueron detenidos por un delito de detención ilegal y cuando se les imputaron los tres homicidios, tras ser recuperados los tres cadáveres de la fosa séptica, el Pollino y sus familiares se negaron a declarar.
En cambio, el Pollino sí que accedió a declarar cuando el 3 de octubre de 2017 fue puesto a disposición de la juez de Instrucción número 19 de Sevilla, donde en presencia de su abogado, confesó la autoría del triple asesinato y lo hizo aportando una serie de datos muy detallados de cómo se produjeron las tres muertes. Lo primero que cabe preguntarse es si ¿es lógico que alguien inocente se autoinculpe de tres asesinatos sólo para salvar a sus familiares?
El Pollino comenzó esa declaración ante la juez instructora reconociendo que lo ocurrido se debía a un “ajuste de cuentas” relacionado con el narcotráfico, aspecto que el jefe del Grupo de Homicidios también ha confirmado que se sospechaba que podría ser el móvil del secuestro desde el principio de la investigación. Según sostuvo en esa declaración judicial el Pollino, le debía 30.000 euros al turco por un “asunto de drogas” y éste a su vez “se lo debía a otro turco que se llamaba Alis que se los estaba reclamando”. El Pollino le dijo a Yilmaz Giraz que le pagaría en dos o tres meses, pero el turco comenzó a “amenazarlo a él y a su familia”, recoge también aquella declaración.
En cuanto a los hechos que ocurrieron el día de los asesinatos, el 16 de septiembre de 2017, el principal acusado aseveró que el turco se presentó en su domicilio de la cale Cerro Blanco, entrando en la casa, donde ambos se sentaron, y Mehmet Demir le dijo: “¿Qué pasa?, ¿Me vas a pagar?”, y a continuación “ambos sacaron sus armas, pistolas del 38 y se tirotearon”. Según el Pollino, le disparó dos o tres veces al turco y éste le tiró a él pero no le dio, aunque esta versión no está corroborada por las pruebas científicas ni los disparos que presentaba cada una de las víctimas. Después lo enterró en el agujero del baño, añadió el Pollino en su confesión inicial.
Con respecto a la muerte de Sandra Capitán y de su hija Lucía Begines, de sólo seis años, el Pollino dijo que la mujer se “abalanzó hacia él para arañarle”, por lo que le disparó “dos o tres veces” y le dio “en un brazo”. Entonces, continúa aquella declaración, la mujer puso a la niña “por delante” y, aunque le disparó a la madre, la bala alcanzó a la niña en la nuca. Y después “los remató a todos con un tiro en la cabeza”.
Según dijo entonces el Pollino, “pensó en no hacer nada a la niña y entregarla a la familia, pero no pudo porque la mujer no lo dejaba” y añadió que él “sólo tenía algo con el turco pero pensó que si dejaba viva a la mujer podía declarar”.
El investigado insistió en que primero arrojó el cadáver del turco al agujero, y después a la madre y a la niña, pero la juez le hizo saber en ese momento de la declaración que los cadáveres fueron encontrados en un orden distinto. De hecho, primero se recuperaron los cadáveres de los adultos y en el fondo de la fosa estaba, en último lugar, el cuerpo de la niña.
El Pollino añadió que tiró su pistola y la del turco a un desagüe que había en otra zona, negando igualmente que tirara el arma al interior del zulo. Sí admitió, en cambio, que los casquillos, tanto de su pistola como la del turco, los metió en una botella de plástico que fue hallada enterrada junto a los tres cadáveres. Este extremo sí ha sido corroborado con las pruebas científicas.
Varios meses después de esa confesión, el Pollino se retractó y culpó del crimen a David Ramón Hurtado Pino, el monitor de boxeo y de muay thai conocido como el Tapita, que fue supuestamente contratado para reducir al turco. El Pollino dice ahora que el Tapita le alquiló su vivienda, ubicada en el número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas, por un sólo día y le pagó 8.000 euros.
Sobre las dos de la tarde del 16 de septiembre, cuando se cometieron los crímenes, el Pollino asegura que volvió a su domicilio en la barriada nazarena para recoger las llaves de la vivienda. Fue entonces cuando, siempre según su relato exculpatorio, fue recibido por dos ciudadanos “extranjeros” –ni siquiera ha precisado su nacionalidad–, quienes lo “amenazaron y ataron” y le llevaron a la fosa séptica de la vivienda, donde le dijeron lo siguiente: “Ahí están los tres cadáveres. Si no me haces caso, tú eres el siguiente y luego el resto de tu familia”.
La Fiscalía y las acusaciones siguen sin creer esta versión y, de hecho, el Ministerio Público ha retirado su petición de dos prisiones permanentes revisables para los dos secuestradores -quienes aseguran que dejaron al turco con vida y que en ese momento llegaron la mujer y la niña- y ha rebajado su petición a 28 años de cárcel por cada uno de los tres asesinatos. El Pollino y los otros seis acusados están ya en manos del jurado popular, que suele ser bastante contundente en sus veredictos.
Con independencia del resultado del juicio y de las condenas que habrá, la verdad completa de lo que ocurrió en aquella casa de los horrores de Dos Hermanas nunca se sabrá, como ocurre cuando no hay una auténtica confesión de los culpables ni testigos presenciales.
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