Tanatorio

Incineran por error un cadáver pendiente de autopsia judicial

  • Entregaron el cuerpo a otra familia, fue incinerado y sus cenizas esparcidas

  • El incinerado por error había sido apuñalado por su madre en diciembre y murió de sobredosis en enero

Tanatorio de San Jerónimo

Tanatorio de San Jerónimo / José Angel García

Una empresa funeraria de Sevilla ha notificado la incineración, por error, de Dimytro K., un hombre de nacionalidad ucraniana y 38 años de edad que falleció a mediados de enero de sobredosis. Su cuerpo estaba en el Instituto de Medicina Legal a la espera de estudios complementarios para determinar la causa exacta de su muerte ya que un mes y medio antes su madre le había apuñalado 15 veces y golpeado en la cabeza con un martillo. 

Joaquín Lucena, jefe del Servicio de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal de Sevilla, informa al juzgado de que “desgraciadamente” no se cumplió el protocolo de identificación y el cuerpo entregado a la familia de Juan Carlos R.V. fue en realidad el de Dimytro K., cuyo cadáver fue encontrado en su casa el 31 de enero y el informe preliminar atribuyó su muerte a una sobredosis ocurrida hacia el 14 de enero.

El retraso en hallar el cadáver y la posible relación con las heridas que le produjo su madre el 2 de diciembre habían obligado a guardar el cuerpo para realizar “estudios complementarios”.

El cadáver fue incinerado en el tanatorio de La Rinconada y las cenizas entregadas a sus familiares, que las esparcieron.

“Una concatenación de errores achacables a la funeraria”

Ahora, el informe del Jefe de Patología Forense, al que tuvo acceso este periódico, indica que se produjo una “concatenación de errores, que entendemos son achacables totalmente a los empleados de la funeraria Servisa”.

Explica que el protocolo forense “obliga a la identificación del cadáver mediante el reconocimiento por un familiar en una sala destinada al efecto y adonde es trasladado dentro del féretro por los empleados de la funeraria”.

En este caso, los empleados de Servisa comunicaron al hermano del fallecido que el cadáver “no se encontraba en condiciones para ser reconocido”, hecho “completamente incierto y que era además desconocido por el funcionario que se encontraba de guardia ese día en Patología Forense”. Pero, ante este anuncio, el hermano de Juan Carlos R.V. firmó el acta de reconocimiento sin haberlo llevado a cabo y recogió los objetos personales del fallecido.

Si el cuerpo hubiese sido reconocido, “es evidente que se hubiera detectado el error y se habría entregado el cadáver correspondiente”, concluye el escrito.

La madre quiere sus cenizas para despedirse de él

Inesa K., de 71 años, está acusada de homicidio en tentativa pero su abogado, Juan de Dios Ramírez Sarrión, va a pedir el archivo de la causa porque actuó movida por el “miedo insuperable” a las agresiones de su hijo y el “calvario” a que la sometía. La mujer solo estuvo dos meses en prisión, entre el 4 de diciembre y el 10 de febrero.

Ahora relata a este periódico que llegó a pagar hasta veinte ingresos de su hijo en centros de rehabilitación, a un precio de 5.000 euros, pero “la curación le duraba unos meses”.

En las últimas semanas, Dimytro le sacaba dinero de su cuenta, devolvía los recibos del agua o del seguro de su coche para tener más efectivo disponible y entraba de noche en su habitación exigiendo dinero a gritos.

Su hijo era un buen trabajador, experto en montajes de muebles de madera que llegó a participar en la reforma del Teatro de la Maestranza. Pero con la crisis cerró su empresa y sus  últimos meses como drogodependiente “parecía un zombie”.

Inesa afirma que le gustaría tener las cenizas de su hijo, darle una despedida religiosa y depositarlas en un lugar de su elección. Dimytro “también sufría, me pedía perdón pero volvía a hacerlo”.

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