El caso Álvaro Prieto: Una tragedia inexplicable
La investigación por la muerte de Álvaro Prieto no ha podido arrojar luz a la principal incógnita del caso y que probablemente nunca se resuelva: ¿Por qué el joven se subió al techo del tren?
El joven murió electrocutado al subirse a un tren en reparación en Santa Justa
Los padres de Álvaro Prieto piden personarse en la causa judicial
Un desgraciado accidente acabó esta semana con la vida de Álvaro Prieto, un joven deportista cordobés que tenía toda la vida por delante. Vino a Sevilla a pasar una noche de fiesta con sus amigos y acabó muriendo de una forma absurda al subirse, inexplicablemente, al techo de un tren estacionado en los talleres de Santa Justa con el que supuestamente pretendía regresar a su casa, tras haber perdido un tren previo en la mañana del 12 de octubre. La angustia de su desaparición se prolongó durante cuatro largos días, tiempo en el que el caso acaparó una gran expectación mediática y llenó muchas horas de programas y tertulias de televisión.
Fueron días de una intensa investigación policial y de una búsqueda centrada en el recinto de la estación ferroviaria, en la que llegaron a intervenir militares de la UME. Todas estas gestiones resultaron infructuosas hasta que se produjo el hallazgo fortuito del cuerpo por parte de un equipo de reporteros de TVE cuando estaban grabando imágenes de recurso para una información sobre la desaparición.
A partir de ahí, como suele ocurrir en estos casos, se inició la búsqueda de posibles responsabilidades por un supuesto, que no real, retraso en el esclarecimiento del caso. Se produjeron algunas críticas a la Policía –que había recibido la tarde anterior las imágenes de las cámaras de una gasolinera próxima–, a la que incluso se le recordó el papel en el otro caso que ha marcado la historia criminal de Sevilla de la última década: la desaparición y asesinato de Marta del Castillo. Pero un caso no tiene nada que ver con el otro, ni los errores que se dieron en aquella investigación se han repetido.
También surgieron reproches a Renfe, a la que se cuestiona cómo el joven pudo acceder a la zona de las vías tras ser expulsado cuando intentó subirse sin billete a un tren, y que han llevado a la compañía a reforzar con un muro la valla por donde se coló Álvaro y a establecer un dispositivo seguridad las 24 horas.
La investigación policial ha logrado aclarar los movimientos que Álvaro Prieto realizó aquella mañana, a través de las grabaciones de las cámaras y los testimonios recopilados, pero no ha arrojado luz a la principal incógnita del caso y que probablemente nunca se resuelva: ¿Por qué el joven se subió al techo del tren?
Y todo apunta a que será muy complicado descifrar este enigma. Para ello habría que saber qué es lo que se le pasó por la cabeza al joven para, primero, acceder al recinto ferroviario por una zona prohibida, segundo, y decidir subirse al techo del tren, donde recibió una descarga eléctrica mortal.
La grabación de las cámaras de la gasolinera muestran precisamente a Álvaro subiendo a la parte superior del tren, trepando justo por la intersección entre los dos vagones. Una vez en el techo, el joven cayó fulminado al interior del hueco existente entre los dos vagones, donde quedó completamente oculto hasta que se produjo el movimiento de dicho tren la mañana del lunes, según confirmó la Policía Nacional en un comunicado prensa.
Una nota oficial que, por cierto, no pasará a los anales de la comunicación, al haber reconocido los investigadores que tenían desde el día anterior las imágenes que confirmaban el trágico final de Álvaro, lo que provocó inquietud al no haber explicado debidamente todas las ingentes pesquisas que se habían desarrollado hasta ese momento y que requerían el visionado exhaustivo de centenares de horas de grabación de cámaras de diversos establecimientos que les habían ido llegando desde que se denunció la desaparición.
Una investigación judicial de poco recorrido
Con todos los extremos que se conocen ya del caso y con el informe preliminar de la autopsia, que ha confirmado que la muerte se debió a la descarga eléctrica al tocar el pantógrafo –el brazo articulado que toma la energía de la catenaria–, la investigación que lleva a cabo el juzgado de Instrucción número 11 de Sevilla tiene, en principio, poco recorrido y parece abocada inexorablemente al archivo.
No se vislumbra en este momento ninguna responsabilidad penal que pudiera haber influido en la tragedia. La propia Renfe ha explicado cómo incluso se le ofreció en varias ocasiones al joven la posibilidad de cargar su teléfono móvil, que se había quedado sin batería, para que localizara el billete que tenía reservado.
El caso provocó además una sarta de bulos que inundaron las redes sociales y los chats de whatsapp en los que se atribuía lo ocurrido a una supuesta persecución por los amigos de una joven que había conocido la noche anterior.
Los padres de Álvaro, Julia López y Rafael Prieto, ya se han personado en las actuaciones judiciales y han agradecido el trabajo de los funcionarios de la Brigada de Homicidios y Desapariciones de la Policía Nacional de Sevilla, lo que contrasta con las mencionadas críticas al trabajo policial.
Tan sólo cinco días antes de la tragedia de Álvaro Prieto, otra joven, Maya Villalobo Sinvany, sevillana con doble nacionalidad hispano-israelí, perdía la vida en el ataque terrorista de Hamás, que ha provocado la guerra en Oriente Próximo. Dos vidas que se apagan demasiado pronto y que dejan dos familias rotas de dolor. DEP Álvaro y Maya.
También te puede interesar