Un alegato sobre la acusación de Emerita contra los funcionarios de la Junta de Andalucía: "Todo es una mentira tras otra”

Juicio en la Audiencia de Sevilla

El jefe de Contratación de la Administración en la época del concurso de la mina de Aznalcóllar niega ante los jueces que lo premiasen tras el concurso: “Me cesaron, me dijeron 'adiós muy buenas' y cobré 600 euros menos al mes”

Dos funcionarios de la Junta de Andalucía acusados por el concurso de la mina de Aznalcóllar defienden la limpieza de la adjudicación a Minorbis

El abogado (a la izquierda) y dos representantes de Emerita Resources llegan a la Audiencia de Sevilla.
El abogado (a la izquierda) y dos representantes de Emerita Resources llegan a la Audiencia de Sevilla. / Joaquín Corchero (Europa Press)

Cuatro acusados comparecieron ayer en la cuarta jornada del juicio por el concurso de la mina de Aznalcóllar. Eran miembros de la Mesa, el organismo que propuso a la Junta de Andalucía que la oferta de Minorbis como licitador y el Grupo México como “aportador de solvencia” era mejor que la de Emerita-Forbes&Manhattan. El guion fue idéntico: nadie recibió ninguna indicación de que tenía que ganar Minorbis y nadie fue obsequiado con un ascenso, más bien al contrario. El testimonio estrella, por extenso y por distinto, fue el de un funcionario que en aquella época era jefe de servicio de Contratación en la Consejería de Hacienda. A lo largo de dos horas, este encausado protagonizó una encendida defensa de su trabajo y el de sus compañeros en la Mesa y criticó con aspereza e ironía a Emerita. “Todo es una mentira detrás de otra”, dijo de su escrito de acusación.

“Soy inocente, por supuesto”, respondió en primer lugar al presidente de la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla, que a cada uno de los dieciséis procesados le está preguntando si se declara culpable o no al principio de los interrogatorios. Una vez cumplido ese trámite, el protagonista ligó el recuerdo de que es funcionario por oposición desde 1991 con el ensalzamiento de su trayectoria profesional: “Yo redactaba toda la normativa de contratación de la Junta de Andalucía, he fiscalizado muchísimos expedientes de contratación y he estado en miles de mesas de concursos”, resumió. “Cuando vino la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos] a ver cómo trataba España la corrupción, yo estaba allí”, rememoró.

En la época del concurso, entre 2014 y 2015, este acusado dependía de la Dirección General de Patrimonio. Entró en la Mesa del concurso de la mina “por puro azar”, básicamente porque pasaba por el despacho de la directora general mientras se debatía quién representaría al organismo y le tocó a él por su amplia experiencia en ese capítulo. Y ni cuando se incorporó ni en las nueve reuniones que celebraron entre abril de 2014 y febrero de 2015 advirtió que hubiese un posible amaño. “Por supuesto que no, y que me lo hubieran dicho, que lo habría denunciado inmediatamente”, espetó.

Su abogada le preguntó a continuación si recibió algún premio, ascenso o incentivo como consecuencia de su participación en el concurso, que es lo que asegura Emerita en su escrito de calificación. “En octubre de 2019, el mismo día que salió la noticia de la segunda reapertura de la investigación, la Dirección General me cesó inmediatamente y bajé del nivel 28 al 26. Eso son 600 euros menos al mes. Me llamó la directora general y me dijo ‘adiós muy buenas’. Si eso es un ascenso...”, contestó.

Y a partir de ahí, un palo detrás de otro a Emerita. También amagó con referirse a la Sección Séptima de la Audiencia, la que en dos ocasiones impidió que el caso fuese archivado, pero afirmó que sentía “máximo respeto por la magistratura”, reveló que un sobrino suyo es juez y ya no mentó más a la judicatura. Pero a la acusación particular, sí. “Decir que estábamos conchabados desde la primera reunión, cuando la mayoría no nos conocíamos los unos a los otros; o que hubo tráfico de influencias en cadena... Dicen que retorcimos la normativa para favorecer a Minorbis. Hombre, retorcer es lo que han hecho ellos en su escrito”, lamentó.

El acusado, que en un momento dado tuvo que tomarse una pastilla para no sofocarse más de lo saludable, repitió tantas veces la palabra “mentira” que el abogado de Emerita acabó pidiendo al tribunal que pusiera coto a esa retahíla. El presidente del tribunal acogió esa petición y el encausado pasó a emplear a partir de entonces la expresión “no verdad”, con el consiguiente regocijo de sus compañeros de banquillo cuando decía “todo es una no verdad” o “esto es una súper no verdad” para rebatir este o aquel punto de la acusación de Emerita. También alivió algo la tensión de la ocasión una de las muchas veces que el funcionario preguntó a los jueces si estaban bien o preferían descansar (lo normal es que los jueces pregunten a las partes, no al revés) y el presidente, solemne, le replicó: “Yo no sé cómo me está viendo usted, pero yo estoy aquí bien”.

Los dueños de Magtel, este martes

La duración del interrogatorio al jefe de Contratación, que se fue a las dos horas, y la comparecencia de otros tres acusados hicieron que dos de los testimonios más esperados del juicio se aplazasen a este martes. Los protagonistas son Mario e Isidro López Magdaleno, presidente y vicepresidente de Magtel, respectivamente. En 2014, este grupo cordobés se involucró en el proyecto para reabrir la mina de Aznalcóllar a través de Minorbis, sociedad participada por la compañía de los hermanos Magdaleno. Y tras ellos, el miércoles será el turno del inspector de la Policía Nacional que dirigió la investigación.

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