El padre invisible pero siempre presente

Morón de la Frontera

José Luis Malagón
José Luis Malagón / Juan Carlos Muñoz

Como suele ocurrir en estos casos, todo Morón sabía que el muchacho que se había marchado a estudiar a Granada era el hijo de uno de los hombres más importantes y reconocidos del pueblo. El joven también. Nunca lo vio pero era una figura que estaba siempre cubriendo todos sus gastos. Era quien pagaba el colegio. Sus necesidades físicas estaban cubiertas.

Su madre, esa mujer de la que se emociona hablando hoy, más de 60 años después, "fue una mujer fantástica" que se quedó embarazada cuando era casi una niña de un viudo con una alta posición social. Su padre, porque para él no es presunto, sino padre con todas las letras, cumplió con él en todo lo económico. Durante un tiempo, el joven echó en falta el afecto paterno. Ahora, con 77 años quiere luchar por que se reconozcan sus orígenes, que jurídicamente se confirme lo que "todo Morón sabía".

Pero la batalla de José Luis Malagón está siendo larga. Lleva más de nueve años intentando que se realice una prueba de ADN para confirmar que el hombre que todo el mundo dice que es su padre, en realidad lo fue. "Hace tiempo consguimos que se abriera el panteón familiar del cementerio de Morón, pero los restos estaban completamente desordenados y la muestra analizada correspondía a una mujer" que tiene un 99 % de porcentaje de coincidencia con él, explica. Ante esta situación, se volvió a pedir la apertura del panteón de esta ilustre familia de Morón.

Pero estos últimos nueve años sólo representan la punta del iceberg de una historia que tiene más de 60 años, "por eso para mi este proceso no es lento, sino eterno". El padre, porque para él "nunca ha sido presunto", era viudo y tenía una hija que por aquel entonces ya no vivía con él cuando conoció a la madre de José Luis. Su posición relevante no solo en la sociedad de Morón sino en la española, le permitió que al hijo que habia tenido con una joven del pueblo, "casi una niña", no le faltara de nada económicamente.

"Me atendió desde el primer momento. Entonces, en 1943, el tema de las clases sociales estaba muy enraizado", recuerda. "Incluso había una señora, una ama de llaves de mi padre, que solía venrr por casa para ayudar a mi madre. Estaba siempre presente pero nunca tuve contacto con él", añade Malagón.

Pendiente de la salud y la educación

José Luis recuerda detalles como cuando tuvo agmidalatis y el "presunto padre" mandó traer a un médico desde Sevilla o al preceptor que tuvo durante toda su etapa escolar y que después releva un catedrático universitario en Granada, donde el padre lo envió para estudiar el Bachillerato y la carrera universitaria. "Los boletines de notas iban a nombre del preceptor o el catedrático, que después se los pasaban a él, el colegio lo pagaba él. Estaba muy bien atendido materialmente, pero me faltaba su afecto".

La situación se prolongó hasta 1963. El catedrático que tutelaba a José Luis Malagón en Granada aparece para decirle que su padre ha muerto. " A partir de entonces dejo de recibir dinero. Mi padre me había abierto años antes una cartilla para mis gastos y gracias a lo que tenía allí pude terminar la carrera", explica.

Cuando José Luis vuelve, ya como profesor a Morón, "simplemente acepté que quien todo el mundo sabía que era mi padre no me hubiera nombrado en el testamento. Ante una familia tan poderosa, nada podía hacer", explica. No fue hasta un día en el que un abogado del pueblo se presentó ante él, proponiéndole "mover el tema". Aquí comenzó un camino difícil.

La "hermana" de José Luis y sus 12 hijos, "algunos de ellos juristas", comenzaron "a poner trabas procesales". Esto supuso que durante muchos años no se avanzó en nada. En este momento de paralización, contactó con su actual letrado, Fernando Osuna, y una de sus alumnas le presenta a su abuelo, "resulta que ese señor había sido adminsitrdor de mi padre y conocía perfectamente mi historia. Yo lo llamo el testigo privilegiado, porque vio cómo en el lecho de muerte, el notario le presentó un papel que él se negó a firmar".

Nueve años de espera

El abogado Fernando Osuna ha lamentado que lleva más de nueve años intentando realizar la prueba de ADN a los restos del presunto padre de José Luis Malagón y ha solicitado una indemnización de 3.000 euros para su representado y ha presentado una queja ante el Consejo General del Poder Judicial.

Según Malagón se tratad de un fallo del sistema judicial que permite que tarde tanto en fallar sobre la exhumación de unos restos. Fernando Osuna añade a esto el "mal funcionamiento de la Justicia y del Ayuntamiento de Morón" que ha impedido que se identifiquen los restos óseos del supuesto padre de su cliente en el cementerio de este municipio sevillano. Fernando Osuna considera que al demandante "se le está ocasionando un importante daño moral, puesto que ha visto dilatado indebidamente, y por causas no imputables a él, un procedimiento judicial que de media suele durar un año".

Osuna presentó en 2013 la demanda de reclamación de filiación no matrimonial, incoándose un procedimiento que, a día de hoy "continúa sustanciándose ante el Juzgado de Primera Instancia de Morón de la Frontera", explica el abogado en un comunicado. Todo esto han supuesto "dilaciones indebidas en su tramitación, por sencillas procesalmente que resultasen las actuaciones".

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