Un delito antiguo con una nueva marca
La Manada
Aunque no es la primera vez que se juzga una violación grupal, sí es la que más revuelo social ha causado, creando un clima social que ha hecho que ocupe un amplio espacio tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, marcando incluso la agenda política del país
La sentencia de la Manada ha sido un revulsivo no sólo para el movimiento feminista, también propició la revisión de la tipificación de los delitos sexuales por parte del Gobierno. El último Informe de Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual, publicado por el Ministerio de Interior con datos de 2017, indica un patrón de crecimiento acusado de este tipo de delitos en España en los últimos cuatro años. Desde 2013, el mes con menos denuncias de delito sexual presentadas fue enero de 2013 -unas 600- y el que más, julio de 2017, unas 1.200. Esto puede tener varias lecturas: o ha aumentado, o lo que se han incrementado son las denuncias. Son delitos, en líneas generales, donde la víctima suele sentirse culpable y, en algunas ocasiones, no presenta denuncia, una tendencia que va cambiando. Cada vez son más las mujeres que denuncian.
Independientemente del aumento o no de los delitos sexuales y de la razón de este incremento, el perfil de la víctima suele ser en su mayoría, femenino, hasta 30 años. El agresor o agresores es español, varón y que está en una media de edad de entre 41 y 64 años.
Otro punto de vista es el que plantea Agustín Martínez, abogado defensor de La Manada, que recuerda que Eurostat 2016-2017, "sitúa a España en el puesto número 25 dentro de Europa respecto a delitos contra la mujer. Si ahora coges cualquier medio y ves la información sobre sucesos contra la idemnidad sexual o delitos en los cuales la víctima es una mujer, da la sensación de que en este país existe una inseguridad terrorífica. Parece que una mujer en España es alguien en una situación de absoluto riesgo y de debilidad en el sentido de que no puede ir sola por la calle y puede ser víctima de un delito en cualquier momento. Entiendo que no es cierto. Se cometen ese tipo de delitos y deben tener la condena correspondiente, pero no puedes generar esa sensación de inseguridad porque esa sensación de inseguridad no es real".
El de La Manada no es primer juicio por violación grupal en España, aunque es, con diferencia el que ha tenido una mayor repercusión y respuesta por parte de la sociedad, protagonizando varias manifestaciones y concentraciones en la mayoría de ciudades españolas. Y es que, casi en lo único que se ponen de acuerdo todos respecto a este asunto es que hay un antes y un después tras la sentencia de La Manada. De hecho, en los titulares se han sucedido este calificativo para identificar este tipo de delitos. Desde entonces, los casos se han conocido como "la manada de Callosa", de los rumanos que violaron a una mujer en los alrededores de la Cartuja, en Sevilla, condenados a 14 años de prisión, un nuevo juicio para lLa Manada en Pozoblanco, etc. El último caso es La Manada de Villalba.
Rosario Milán, responsable del Área de Psicología y Género del Colegio de Psicólogos de Andalucía, explica que aunque no existen datos oficiales que confirmen la existencia de un efecto llamada referido al fenómeno del aumento de delitos de las violaciones grupales, "lo que sí puede ser es que las mujeres denuncien más".
Según Agustín Martínez, el abogado de los cinco jóvenes condenados por abuso sexual a una joven en San Fermín, una de las cosas que más le ha sorprendido a lo largo de este procedimiento es que "hasta hace un tiempo todos teníamos muy claro lo que era un violador, lo que es atacar a una mujer que en un momento determinado está en una situación de desprotección y es abordada por uno o por varios hombres. El prototipo de violador lo tenemos clarísimo. Eso, con todo este proceso, en algún momento ha cambiado. Porque la situación a la que se ve sometida la mujer que denuncia es "ambigua" en el sentido de "por qué estabas allí y cómo estabas".
Para Agustín Martínez, "La Manada como tal no es más que una marca" y a su juicio estaban condenados desde el primer día. El abogado defensor pone como ejemplo el hombre de Galicia que le da dos tortas a dos chicas, y dice que a los de La Manada no le ha pasado nada. "Eso es echarle más tierra encima a los míos. El tipo tendrá su sanción penal. Los míos, de momento tienen nueve años y se han llevado dos en prisión provisional, eso de que no les ha pasado nada.... Tienen una situación social tremenda, porque aquí ya se les ha condenado". Es más, añade: "Si el 8 de julio sueltan a estos en la Plaza del Castillo en Pamplona, los ahorcan. Sin juicio ni nada, eran culpables porque alguien había decidido que eran culpables".
El abogado expone que este juicio ha sido politizado. "No puedes celebrar un juicio en el que en un momento determinado tienes que suspender la vista porque que te han organizado una manifestación en la puerta de la sala, no en la plaza sino debajo de la ventana y no se oía nada por los gritos de la calle. Autorizada por la Delegación del Gobierno. Cuando se dictó la sentencia hubo que esperar más de tres horas porque no nos dejaban salir. Tuvimos que hacerlo con protección policial". Martínez recordó las intervenciones en este sentido, tanto de la actual ministra y vicepresidenta Carmen Calvo como del anterior ministro de Justicia, Rafael Catalá.
Añade que cuando un magistrado "se atrevió a decir que eran inocentes, faltó tiempo al entonces ministro de Justicia para decir que tenía un problema particular. Cuando el ponente admitió una prueba de detective, que era bastante obvia, y que tenía trascendencia y peso, el juez tuvo que sacar una nota de prensa justificando esa admisión, y se llenaron tertulias hablando de la intromisión de la vida privada de una víctima, cuando nada más lejos de la realidad. Este es el juicio en el que nos hemos movido. Y cuando me dice el presidente del TSJN que este juicio se ha llevado a cabo sin presión popular, me tengo que reír y le tengo que decir que él sabe perfectamente que no está diciendo la verdad."
Las víctimas "culpables"
El juicio social al que se somete la víctima es, precisamente, uno de los problemas con los que se encuentran las persona que pasan por este tipo de delitos. Según el profesor de Evaluación Clínica y Psicología Jurídica y Forense de la Facultad de Psicología de Sevilla, José Manuel Rodríguez "la víctima siempre se suele sentir culpable. Una posibilidad es: le he dado pie. Sé que no lo he hecho pero, a lo mejor mis miradas, mi forma de vestir, el haberlo invitado, transigido en irme, o entrar, etc. Por un lado se consideran culpables por haber dado pie y, por otro lado, por no haber puesto en marcha un sistema de defensa".
Según este psicólogo, se pueden señalar tres niveles a la hora de analizar la reacción de la víctima:"el primero es creer que ha dado pie; el segundo es pensar que no ha sabido decir que no y el tercero tiene que ver con la situación del entorno y el tipo de vida de la víctima. "Es muy raro que una prostituta acabe denunciando una agresión sexual porque termina diciendo que se lo estaba buscando. O gente que vive en un entorno marginal. O lo usual, la ex pareja que queda y en un momento determinado, cuando se da cuenta está haciendo algo que no le apetece con la persona que no quiere".
Lo que está claro es que nadie sabe cómo va a reaccionar. Rodríguez recurre para explicar este punto a una afirmación muy militar que recordarán los que hicieron la mili: "valor, se le supone, pues exactamente igual aquí. Nadie puede establecer cómo reaccionará. Incluso, hasta teniendo experiencia, sabiendo que puedes controlar la situación, te bloqueas. Es más, la misma persona puede reaccionar de manera diferente según el momento; el haber consumido o no alcohol.Por eso cuando se plantea el: es que no hizo nada por evitarlo, es que no hizo nada, no se le veía que se resistiera, etc. Es que a veces, la víctima, no se resiste. Pero no porque transija, sino porque se queda bloqueada."
Las víctimas suelen tener secuelas y, en la mayoría de los casos, "es usual que esa víctima, como consecuencia del tipo de agresión que ha sufrido, acabe tocada psicológica, personal, emocional, en todos los sentidos acabe muy tocada. Incluso hay personas que no acaban saliendo. La situación traumática llega a ser tan impactante que esa persona, en ocasiones, queda literalmente incapacitada", explica el psicólogo.
El ámbito de las relaciones
Agustín Martínez incide, en su caso, en la necesidad de estudiar bien la situación en la que se produce el delito. Según el letrado, cuando se produce en un ambiente de "jolgorio, fiesta, relajación, dentro de una discoteca y en el cual, en un momento determinado y como consecuencia de: alcohol, droga, desinhibición, interpretación errónea de gestos, etc. se produce un acercamiento sexual entre un hombre y una mujer o varios hombres y una mujer" esto genera "una situación de conflicto importante, tanto en defensa de los derechos de la mujer como en defensa de los derechos del hombre. Ahora bien, la mujer, evidentemente no tiene por qué verse atacada por un señor en un momento determinado porque sea amable o esté teniendo un trato cordial".
Sin embargo, Martínez recuerda que cuando en Pamplona le preguntan a la víctima: “si usted ha dicho que ha entrado voluntariamente en el sitio, si usted no ha sabido explicar por qué tiró usted por ese camino que no conocía, por una calle oscura, que no conocía, iba usted la primera, que no la llevaron, no la iban a arrastrando sino iba encabezando el pelotón, usted entra en ese portal, se está besando con un chico en la puerta, entran de la mano, acceden al cubículo. Y si dice usted que piensa que iba a fumarse un porro, cuando ellos inician cualquier tipo de acto que consideras que rompe esta idea que tú tienes de lo que vas a hacer allí, cómo les dices que no”.
Ella contestó, según la defensa:" Yo cerré los ojos y me sometí, y ellos pudieron entender que quería o pudieron entender que no quería. Eso es literalmente lo que dice. Cuando se le dice, no perdone, antes de someterse. Hay un paso, en el que te toque y tienes que reaccionar. Y contestó: Yo cerré los ojos y me sometí. Que tú te sientas intimidada, la intimidación tiene que ser grave y suficiente; es decir, no cabe una intimidación porque tu digas que yo te sientes así. Donde surge el conflicto en muchos casos en este tipo de relaciones es cuando al final de la experiencia, de la relación, te das cuenta de que te has equivocado: porque has podido entender que se han aprovechado de ti. Que es un poco el final de todo esto" .
Agresores
Aquí hay que plantear qué tipo de agresor. "Siempre me he negado a asumir que hay un agresor tipo. De hecho, en términos de investigación, siempre se plantea que no hay un agresor tipo, sino diferentes tipos de agresores. Hay un tipo al que realmente no le interesa el sexo, sino la relación de poder que ello entraña. Excepto en el caso, y habría que discutirlo, en el que tienes al grupo jaleándote, la situación no es nada potenciadora del componente erótico", comenta el profesor José Manuel Rodríguez.
Es decir, existe un sector realmente importante de este tipo de agresores "donde el sexo no es lo primordial. Es la sensación de poder. Es decir, te tengo en mi mano y soy capaz de hacer contigo lo que quiera. De hecho, hace años había datos españoles que planteaban que muchas agresiones sexuales comenzaban con un simple robo. Donde te pillaban sacando dinero del cajero y el ladrón, aprovechaba que la víctima está a su disposición".
El profesor de psicología añade que otro tipo de agresores que se suele caracterizar por tener "serios problemas de habilidades sociales. Con eso no quiero decir que sean enfermos mentales. Son personas que son incapaces de conseguir una pareja. Lo que hace es que aprovecha la oportunidad. Es decir, busca a alguien y aprovecha. Es muy diferente del que actúa por oportunidad". Otro tipo es el agresor sexual por desplazamiento. Es decir, el señor que está superenfadado con su pareja "y lo paga con otra".
El hecho de que sea en grupo puede parecer, que a priori, existe un líder. A este respecto, José Manuel Rodríguez explica que no tiene que ser siempre el mismo. Dependiendo a lo que se enfrenten, el líder va cambiándose o modificándose. Siempre, por encima, hay alguien, pero suele ir cambiando. A esto hay que sumarle que siempre hay personas que se dejan llevar.
Delito y pena
Según la jurisprudencia (sentencia del Tribunal Supremo 18 de junio de 2012), "en casos de agresión sexual con penetración en que participan diversos agresores, cada uno de ellos debe responder a por el acceso carnal que realiza personalmente contra la víctima, como autor material del delito, pero también como cooperador necesario".
Es más, la sentencia abunda en que, en estos supuestos, "el ejecutor material de la penetración responderá criminalmente como autor de del delito en sentido estricto, y como cooperador necesario por la ayuda prestada a los otros autores para llevar a cabo la penetración realizada por estos". El Supremo destaca que en estos casos no es posible "la continuidad delictiva englobando en un solo delito todas las acciones (de autoría material y de colaboración eficaz al acceso carnal de otros) realizadas". Ahora bien, la sentencia advierte que esta doctrina jurisprudencial "no es unitaria ni pacífica".
Precisamente la sentencia del TSJN (Tribunal Superior de Justicia de Navarra) sobre La Manada se encuentra ahora en el Tribunal Supremo. Martínez afirma que lo único que le queda pensar "es que seguimos en un país democrático, libre, con independencia del Poder Judicial y que se va a analizar el procedimiento de manera judicial, independiente y libre. Eso es lo que pienso y voy a seguir defendiendo y buscaré una sentencia y una resolución justa".
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