“El problema de las Fiscalías de Área es la falta de reconocimiento”

María Ángeles Calvo, fiscal jefe de Dos Hermanas

Un fiscal cobra 1,21 euros por hora en una guardia de disponibilidad

“Dos Hermanas no tiene más inseguridad ciudadana que Sevilla”

María Ángeles Calvo, fiscal jefe de Dos Hermanas
María Ángeles Calvo, fiscal jefe de Dos Hermanas
Amanda Glez. De Aledo

08 de junio 2019 - 02:00

María Ángeles Calvo lleva desde 2009 como fiscal jefe de la Fiscalía de Área de Dos Hermanas, aunque desde cinco años antes la dirigía como adscripción permanente. En esta entrevista expone los problemas de una Fiscalía como la suya, que lleva 17 juzgados en cuatro municipios con gran dispersión geográfica, y niega que Dos Hermanas tenga más delincuencia o inseguridad ciudadana que cualquier otra localidad de su entorno.

—¿Qué problemas tiene una Fiscalía de Área como Dos Hermanas?

En 2007 el fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido se dio cuenta de que el problema de la Fiscalía era tener una organización excesivamente jerarquizada donde cualquier asignación de responsabilidad estaba basada exclusivamente en la antigüedad.

Creó una serie de estructuras territoriales intermedias como la Fiscalía de la Comunidad Autónoma y las Fiscalías de Área, que iban dirigidas a dar un mayor protagonismo a los fiscales de base y a un acercamiento a poblaciones conflictivas que requerían soluciones más inmediatas y más empáticas con la sociedad.

Pero todavía está por cristalizar aquella inquietud, a día de hoy creo que no se ha conseguido el espíritu de la reforma, ese reconocimiento que preveía, ese proteger a los fiscales para formarlos adecuadamente y para conservar ese impulso con el que se sale de la carrera.

El problema de las Fiscalías de Área es una falta de reconocimiento institucional, en especial de las que no tienen salas de la Audiencia desplazadas [caso de la Audiencia de Cádiz con sus salas en Algeciras, Jerez y Ceuta].

Abandono y falta de reconocimiento

— ¿Cómo se manifiestan esas carencias?.

En falta de reconocimiento retributivo. Cualquier fiscal jefe de área sin Audiencia desplazada tiene una retribución de cero si previamente no tenía la categoría de fiscal coordinador. Nuestra “no retribución” se disfraza y un porcentaje elevado de las asociaciones profesionales y los responsables no lo saben.

Un gran problema de las Fiscalías de Área son las guardias, que aquí duran ocho días. Las de Dos Hermanas, Alcalá y Utrera son de permanencia y las de Lebrija son de disponibilidad. Un fiscal cobra 1,21 euros por hora en una guardia de disponibilidad y 1,25 euros por hora si es de permanencia.

El tema de las guardias no se ve como algo preferente ni entre las asociaciones profesionales ni en la propia Fiscalía. Me parece un abandono y una falta de reconocimiento a determinadas áreas que debería prestarse y no se presta.

— ¿Tiene Dos Hermanas más delincuencia y más barrios conflictivos que otras ciudades?

No creo que aquí haya más delincuencia, aunque es cierto que últimamente se están produciendo muchos casos mediáticos, algunos crímenes y grandes operaciones policiales contra la droga. No creo que aquí haya más inseguridad ciudadana que en Sevilla.

Aún así, el volumen de trabajo que abarca esta Fiscalía significa una tercera parte de la Fiscalía provincial y llevamos un total de 17 juzgados entre Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Lebrija y Utrera.

— Algunos de esos juzgados han dejado de estar entre los más atascados de Andalucía

El peor era Utrera. Queda mucho trabajo pero sí que se ha mejorado, se ha hecho un buen trabajo y estoy orgullosa de la gestión. Yo procedía de las bases y entendía que lo primero que hay que hacer para conseguir un buen trabajo es cuidar a quienes trabajan contigo. Aquí hemos conseguido una redistribución de trabajo equilibrada y eso crea paz social. Todo el mundo sabe que habrá épocas malas y buenas pero todos por igual. Intenté que el fiscal más antiguo, solo por serlo, no tuviera un trato preferente.

— ¿El número de fiscales es el adecuado?

Cuando yo llegué en 2004 como coordinadora de la adscripción de Dos Hermanas no tenía ni despacho propio, tuve que pedir al entonces fiscal jefe que me habilitaran uno en el juzgado que yo llevaba. La mitad de nuestras plazas eran amortizadas desde la Fiscalía de Sevilla. Ahora somos 17 fiscales de plantilla, uno de refuerzo y 12 funcionarios. En cuanto a fiscales la considero una plantilla que, a día de hoy, es adecuada, pero ha sido a base de muchas reivindicaciones. La ratio ideal de funcionarios sería de uno por cada fiscal y ahora estamos en 0,6.

La distribución de trabajo actual me parece correcta porque cada fiscal lleva una especialidad (medio ambiente, delitos económicos, siniestralidad laboral) y uno de los 17 juzgados. Las áreas más importantes tienen dos fiscales especializados.

Proyecto para duplicar la superficie de la Fiscalía

— ¿Qué proyectos tiene en marcha?

Nuestras instalaciones son insuficientes, por eso tenemos un proyecto para ampliar la sede de la Fiscalía de Dos Hermanas en la azotea del actual edificio judicial, con lo que duplicaríamos la superficie y conseguiríamos otras mejoras como disponer de entrada propia. Es un proyecto que vamos a presentar a la Consejería de Justicia y espero que sea aprobado.

Otro problema de esta Fiscalía es la dispersión geográfica, porque debe haber todas las semanas una serie de fiscales dispuestos a viajar, lo que entorpece su trabajo.

He pedido varias veces que se ponga en marcha aquí una experiencia piloto de justicia digital, que evitaría el carro del supermercado con papeles de arriba para abajo y podríamos trabajar desde casa. Con fiscales tan jóvenes como los que tenemos en esta Fiscalía tendría una enorme receptividad y haría el trabajo más fácil y más seguro.

— Como fiscal jefe trata a menudo con responsables políticos, ¿qué talante percibe en ellos?

Quieren que la Justicia funcione y he percibido una actitud receptiva, pero no saben cómo. No es tanto una falta de voluntad como un desconocimiento. Por eso creo que es necesaria la figura de un intermediario que sepa transmitir lo que necesitamos. Otro problema es el inmovilismo del colectivo, poco proclive al cambio.

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