Francisco Baena Bocanegra / abogado penalista
"El ejercicio de la Abogacía es apasionante, nunca dos casos son iguales"
Marta Pizarro Mayo, juez decana de Sanlúcar la Mayor
Marta Pizarro Mayo, juez decana de Sanlúcar la Mayor desde enero de 2020, denuncia en esta entrevista el abandono que percibe por parte de la Junta de Andalucía respecto a los juzgados de pueblo, donde la falta de medios lleva a impartir una Justicia “de segunda categoría”.
—¿Cuántos juzgados serían necesarios en Sanlúcar?
Harían falta como mínimo dos juzgados más. El partido judicial de Sanlúcar la Mayor comprendía en 2019 una población de 116.500 habitantes y el de Dos Hermanas, por ejemplo, tenía 130.000 habitantes y siete juzgados, es decir, dos más. En 2019 entraron en Sanlúcar 6.138 asuntos para cinco juzgados, lo que es un volumen brutal.
— ¿Uno de sus problemas son las dos sedes judiciales?
En noviembre de 2018 se creó el quinto juzgado, lo que no se notó sustancialmente porque el volumen de trabajo que tenía era inabarcable.
Pero además, con el quinto juzgado se produjo la dispersión en dos sedes que ha generado una gran problemática a nivel organizativo porque el decanato se encuentra en este edificio de la calle Duque de Lerma y hay que hacer el traslado de documentos a la avenida de las Doblas en taxi.
Ha generado además el problema de que solo hay un abogado de guardia y cuando se requiere su presencia de manera simultánea en las dos sedes hay que priorizar. Como tienen prioridad la violencia de género y la asistencia al detenido, si hay declaraciones de otros investigados hay que suspenderlas o tener el juzgado paralizado.
En muchas ocasiones hay dos actuaciones de violencia de genero con detenidos que paralizan la actuación del resto de los juzgados.
— ¿Su principal queja es la falta de personal?
Los juzgados 1 a 4, que son los más antiguos, tienen a día de hoy seguimiento del Consejo General del Poder Judicial y sus actas de inspección siempre ha insistido en que hay que aumentar la plantilla. En mi juzgado, el 4, la Inspección fue en diciembre de 2017 y desde entonces se planteó que hacían falta un mínimo de dos funcionarios más sobre los siete actuales para asumir el volumen de trabajo pero desde entonces no se han dotado.
Yo como decana y los Letrados de la Administración de Justicia del resto de los juzgados se lo solicitamos periódicamente a la Junta de Andalucía pero ni ponen refuerzos ni se ha implantado todavía el sistema de auto refuerzo por las tardes, que sí que adoptó en los juzgados penales y sociales de Sevilla capital entre septiembre y diciembre.
No entiendo que se implante de manera indiscriminada en todos los juzgados penales y sociales y que no se estudie expresamente qué juzgados de la provincia necesitan de verdad ese refuerzo de manera inmediata.
Los juzgados de los pueblos siempre vamos los últimos para todo, mi percepción es que en todos los de la provincia de Sevilla impartimos una justicia de segunda categoría respecto a la capital. Es una justicia a dos velocidades: si tu asunto cae en un juzgado de la provincia va a otra velocidad que si cae en Sevilla, es simplemente una cuestión de territorio y eso es muy frustrante.
— ¿Como les ha afectado la Covid?
Nosotros arrastramos el colapso estructural más el colapso que ha generado la pandemia. La paralización de los meses de confinamiento duro se arrastra ahora a la hora de tener que tramitar todos los asuntos que quedaron parados, todos los juicios que no se pudieron celebrar y todas las actuaciones judiciales que no se pudieron realizar.
— ¿Sabe cuándo llegará el refuerzo?
Nos dijeron que después del verano se iba a implantar el auto refuerzo por la tarde, la última noticia era que iba empezar a funcionar en marzo pero estamos a día 3 y no ha empezado ni hay noticias de que vaya a empezar ni se nos ha informado de nada. A día de hoy no se ha adoptado ninguna medida concreta para paliar ese colapso y se va a cumplir un año del estado de alarma.
— ¿Habla con otros jueces de la provincia?
El sentimiento general es de frustración. El nivel de trabajo es inabarcable porque los juzgados mixtos resuelven de todo, desde juicios de familia, divorcios, deciden sobre la capacidad de las personas, llevan casos de droga que generan muchísimo trabajo y causas con presos.
— ¿Qué ha ocurrido con la Sala Gesell para declaración de víctimas vulnerables?
El traslado a la segunda sede fue en diciembre de 2019 y hasta la semana pasada no se puso en funcionamiento en Sanlúcar esa sala, después de mucho tiempo pidiéndolo. Durante todo este tiempo los testigos vulnerables se tenían que desplazar a Sevilla para declarar.
En la avenida de las Doblas hay mucho espacio libre sin uso concreto y llevamos años pidiendo que se habilite una sala para hacer las declaraciones por videoconferencia y que los funcionarios del servicio común puedan tener su propia agenda de auxilio judicial sin tener que utilizar una sala de vistas.
— ¿Cómo sacan el trabajo adelante?
Únicamente gracias al esfuerzo de los jueces, fiscales, Letrados de la Administración de Justicia y funcionarios, a costa de sacrificar su vida personal y familiar. Conciliar aquí cuando se tienen hijos pequeños es una tarea titánica, sacrificando tiempo de estar con ellos para sacar adelante el juzgado.
El tema de la conciliación debería repensarse a nivel judicial porque la carrera todavía está concebida con unos parámetros tradicionales en los que el juez era un hombre a quien seguía su familia a todas partes. Ahora la carrera judicial cada vez es mayoritariamente más femenina pero, si se observan las estadísticas, las excedencias por cuidado de hijos las cogen solo mujeres que durante un tiempo dejan su carrera y se dedican a los hijos.
— ¿Es necesaria una reforma estructural?
La carrera judicial cada vez va a ser más femenina. En la última generación que está ahora mismo en la Escuela Judicial hay un 75 % de mujeres pero, a mi entender, sigue la visión del juez dedicado al cien por cien a su juzgado.
En estos juzgados saturados, cuando tienes que compatibilizar la carga de trabajo con el cuidado de los hijos, se olvida totalmente el nivel de estrés, la ansiedad, el desgaste que conlleva y la salud laboral de los jueces. Eso es importante porque si tenemos unos jueces y unas juezas con buena salud laboral tendremos una justicia mejor.
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