Torrijos: "La juez Alaya favoreció la operación para desalojarnos del gobierno local"
Caso Fitonovo
Tras haber estado casi 13 años sometido a cuatro procedimientos judiciales que han quedado en nada, el ex concejal denuncia una “operación” para desalojar a su formación política del gobierno de la ciudad
"No le deseo a Alaya que le digan por la calle lo que me decían a mí, cuando me llamaban ladrón, por ejemplo"
"¿Dónde está escrito que un comunista no pueda comerse una mariscada?"
La defensa ha pedido la imposición de las costas a la Abogacía del Estado
El ex portavoz municipal de IU Antonio Rodrigo Torrijos ha estado casi trece años sometido a cuatro instrucciones judiciales (Sevilla Global, Fundación de Sevilla, Mercasevilla y Fitonovo), que han quedado en nada, bien porque en su día fueron archivadas o porque en los dos últimos casos han acabado con sendas sentencias absolutorias. La última absolución se ha conocido esta misma semana, cuando la Fiscalía de la Audiencia Nacional le ha retirado los cargos en la causa por las mordidas de Fitonovo, en la que inicialmente fue acusado de hasta cinco delitos (cohecho, prevaricación, malversación de caudales, tráfico de influencias y falsedad documental). En esta entrevista, repasa las vicisitudes que le han acompañado en este largo proceso judicial, se muestra convencido de que hubo una lawfare -guerra jurídica- en Sevilla para acabar con el gobierno en el que participaba IU, y habla de los que considera responsables de esas graves acusaciones que la Justicia ha desmontado con rotundidad casi trece años después.
-Después de más de una década sometido a estas causas judiciales, ¿qué sensación le queda?
-Mi sensación desde el punto de vista político y humano también es de que ganan los malos. Yo creo que este último caso cierra y confirma lo que en origen se produjo en 2009-2010: una operación para sacar del gobierno de la ciudad a la fuerza transformadora que había marcado la agenda social en Sevilla (IU), que había conseguido por primera vez que la política presupuestaria y fiscal del Ayuntamiento se produjese una transferencia de rentas de capital a rentas sociales, porque lo habitual es que se hiciese siempre al contrario.
Le pongo algunos hitos que creo que fue lo que determinó esta operación, aunque a lo mejor puede ser paranoide, pero esa es mi opinión y además tengo datos. Nosotros hicimos alrededor de 7.000 viviendas públicas de VPO en un contexto de burbuja inmobiliaria; hicimos algo tan original como el bonobús solidario; o los presupuestos participativos para que la ciudadanía determinara dónde se invertía una parte importante del presupuesto de la ciudad. Hicimos también una intervención de inversión en infraestructuras desconocida en la historia reciente de la democracia, con centros de formación para la inserción laboral, piscinas cubiertas, instalaciones deportivas, campos de césped artificial, modificaciones urbanísticas muy importantes, las peatonalizaciones que mejoraron la calidad de vida ambiental, una intervención en el mercado de trabajo por primera vez.
Y también evitamos otras cosas como el pelotazo en Tablada, 23.000 viviendas de lujo que estaban ya previstas, o impedimos la central térmica del Punta del Verde que de haberse hecho hubiera afectado muy negativamente a la salud de un tercio de la ciudadanía, toda la zona sur de la ciudad, unos 300.000 habitantes.
Por eso hubo una ofensiva perfectamente planificada y organizada en el que jugó un papel importante cierto sector mediático, lo que yo llamo la caverna, y por supuesto fue financiada en mi opinión por sectores financieros e inmobiliarios a quienes estorbábamos. En ese contexto hubo dos elementos curiosos. Uno, objetivamente en mi opinión, la señora magistrada Alaya favoreció esa operación, pero además hubo, ahora que estoy aprendiendo el Derecho, un beneficiario a título lucrativo, que se llamó Juan Ignacio Zoido, al que le hicieron la campaña.
-¿Y qué papel tuvo la juez Alaya en su opinión?
-En mi opinión, la señora Alaya hizo dos instrucciones muy importantes en este proceso. Una que comenzó en 2009, que fue radiada, televisada y casualmente acompasada a los ritmos electorales de la ciudad, en la que yo había cometido presuntamente un montón de delitos, después quedó en lo que quedó en una contundente sentencia años después en la que se viene incluso a decir que no tenía ni que haberme sentado en el banquillo. Y no pasó nada, yo hice una reclamación patrimonial que está en curso.
Pero es que la señora Alaya también es la instructora de este segundo proceso (Fitonovo), proceso que en mi opinión tiene determinados hitos discutibles, de los que destacaría tres. Primero. Me puso una fianza de 620.000 euros que quedó en 8.000 euros, y ahora en cero. Esos 620.000 que me complicó la vida como no se puede imaginar. Segundo. Hay una cinta grabada entre el dueño de Fitonovo y el director financiero en la que le pregunta uno al otro: "¿quién sabía esto de los campos de césped?" Y responde: "Torrijos por supuesto. Estaba José Manuel García, delegado de Juventud y dos técnicos, y había un sheriff con el que nosotros nos veíamos. No recuerdo su nombre, pero en el despacho está el teléfono, búscalo", le dice el dueño. Con esa cinta que utiliza Alaya en su derecho para imputarme no se le ocurre investigar quién era el sheriff. Y tercero. El empresario reconoce en su declaración y públicamente lo asume Gregorio Serrano en la comisión de investigación municipal que le pidieron Zoido y Serrano que ayudara a construir un parque infantil gratis en la Guardia Civil en Montequinto, que se construye por valor de 150.000 euros y que además se adjudica sin concurso. ¿Y la señora Alaya no observó ahí algún mínimo indicio, presunción de irregularidad?
La frase de “Torrijos por supuesto” conduce a una imputación y a un suplicio de ocho años. Y esto se vincula también a lo de Mercasevilla, donde hubo otros hitos que conducen a considerar discutible la instrucción, por lo menos a mí: yo tenía que conocer a 15 personas que no conocía.
-¿Quiénes son esos malos que dice que han ganado?
-En la legitimidad democrática hay dos formas de observar la cosa pública: los que intentamos modesta y torpemente defender el interés común o el interés general, y los que dentro del derecho legítimo defienden el interés particular. Y los malos, usando un eufemismo absolutamente castizo, no es nada satánico ni perverso, es una expresión con la que intento identificar que siendo legítimo la gente que consideraba que sus intereses estaban siendo vulnerados por una práctica de intervención política de la cosa pública en defensa del interés general, se organizan para evitarlo. Esto no es nada nuevo, ahora todo el mundo habla de Lawfare, se escandaliza con Lula, Dilma Rousseff, Evo morales o Cristina Fernández de Kirchner, pero Sevilla fue un laboratorio de Lawfare en el más absoluto silencio de la sociedad civil. Aquí se hizo y consiguió su objetivo, que era desalojarnos del gobierno como fuerza que impulsaba la agenda social de la ciudad. IU en Sevilla es el único grupo en la historia democrática de este país que tuvo todos sus concejales imputados. Aquí hubo una operación que consigue sus objetivos y que utilizó varios instrumentos: una pata judicial, otra mediática, otra político-financiera y otra económica.
Se podrá pensar que es una actitud paranoide, se puede pensar incluso que es una elucubración falaz, pero yo lo veo desde el punto de vista del rigor, de la lógica. Si yo veo un escalón, otro escalón y otro escalón, acabo pensando que es una escalera. Lo mismo no lo es. Y lo que yo veo, al final de este proceso, 13 años después, es que se confirma que la operación tenía ese objetivo, que lo consiguieron, y que no ha pasado nada, excepto lo que hemos sufrido este proceso.
-¿Cómo es posible que la Justicia también participara?
-Yo no he dicho que participara, lo que he dicho literalmente es que en mi opinión es un hecho objetivo que las instrucciones de Alaya favorecieron ese proceso. Y me refiero a que intervino en el proceso electoral, casualmente, y que en el caso Mercasevilla hubo otras causalidades o hitos, que no tuvieron mayor importancia: La UDEF me investiga a petición de Alaya y dice que no tengo nada que ver, se retira la UDEF y entra la UCO. En esta operación de Lawfare en la ciudad de Sevilla como laboratorio, yo hablaba del Tea Party local que estaban vinculadas a esas tres patas, y yo creo que las dos instrucciones de la señora magistrada objetivamente favorecieron esa operación. No entro en razones de amistad o conocimiento con el beneficiario.
Quien de verdad hizo la operación es el poder económico que vio que nuestras políticas ponían en riesgo sus pingües beneficios, invirtieron en la operación de desalojarnos del poder, hicieron una inversión económica que les salió rentable.
-Si se encontrara un día por la calle con la juez Mercedes Alaya… ¿Le diría algo y en ese caso qué sería?
-Hay un dicho filosófico, que no recuerdo a quién se le atribuye, que dice hay dos cosas que generan dependencia: el odio y el amor. Por equilibrio personal yo no suelo odiar, sé cuál es mi papel, el rol que juega cada uno en la lucha política, pero no suelo odiar porque me genera dependencia. Y hay otro dicho que también dice que la mejor venganza es no ser como el contrario. Yo le daría lo buenos días, si fuese de día y la tuviera cerca; le daría las buenas tardes si me la tropezara por la tarde; y las buenas noches si fuera de noche.
-¿No le diría nada más?
-Simplemente le desearía todo lo contrario. Le desearía que disfrute todo lo que yo no he podido disfrutar, que es tranquilidad, normalidad personal y familiar. No le deseo que por la calle le digan lo que me decían a mí, cuando me llamaban ladrón, por ejemplo.
-¿Cómo se encuentra tras esta segunda absolución?
-Yo quiero expresar mi profunda alegría por esta absolución, después de la de Mercasevilla, que confirma mi honestidad en la gestión de la cosa pública, facilita a partir de ahora mi equilibrio conmigo mismo y la naturaleza, y me va a permitir contribuir humildemente al desarrollo político de mi proyecto con naturalidad, sin estar agobiado permanentemente. Hay algo que no le deseo a nadie, lo que he pasado, y no quiero victimizarme, ni yo soy un judeocristiano que llore, pero lo que he pasado durante 13 años tiene bemoles.
Creo que lo que me ha sucedido desde 2009 puede servir para que no suceda en otras instancias de lo público en este país, quiero contribuir desde esa experiencia a que las instituciones públicas de este país, partidos políticos, sindicatos aprendan de cómo se puede voltear a un gobierno elegido democráticamente sustentado en la mentira, la falacia, el engaño, en definitiva, los infravalores que identifican a aquellos a los que la democracia les da ardores.
-¿Alguien le ha pedido perdón?
-Tengo una anécdota personal. Juan Ignacio Zoido me dijo a mí personalmente en los Alcázares después de una reunión de la comisión ejecutiva del Patronato lo siguiente: "Que sepas que yo sé que tú no tienes nada que ver con este asunto”, en relación a Mercasevilla. Y yo le dije: estupendo, pues retira la denuncia, y me contestó que no podía, que ya sabía cómo es la política y que eran cosas de los abogados. Yo le dije: Yo te podré combatir políticamente hasta el final, pero nunca diré sobre ti una mentira, hay límites. Me reconoció que yo no tenía nada que ver, pero que había que seguir porque era cosa de la política y de los abogados, que en la actualidad casualmente son cargos públicos. Sigo esperando desde hace años que Zoido me pida disculpas.
-¿Se plantea algún tipo de actuación como la reclamación patrimonial que presentó tras su absolución en el caso Mercasevilla?
-Lo tengo que discutir con mi letrada, Encarnación Molino, a la que quiero reconocer su profesionalidad y su rigor, pero mi intención de momento es no seguir litigando, no por cansancio sino porque quiero disfruta en términos políticos y sociales de la tranquilidad que me ha generado esta absolución. Yo he seguido haciendo política y he estado dos veces en mi vida en la clandestinidad: una en el régimen de Franco y otra en Democracia, sin aparecer, y ahora quiero aparecer. La política para mí no es una profesión, nunca lo fue. No voy a volver a la política, hay muy buena gente en mi fuerza política.
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