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En un supermercado de Zamora, un incidente tan absurdo como violento tuvo lugar cuando J.A.R.B., un hombre local, decidió robar dos latas de cerveza valoradas en menos de 0,50 €. El suceso ocurrió alrededor de las 12:30 horas, momento en el que el establecimiento suele tener mayor afluencia de clientes. El individuo entró al supermercado, se dirigió al estante de las cervezas y ocultó dos latas bajo su ropa. Sin embargo, otro cliente presenció el hurto y rápidamente informó a la encargada del establecimiento. Cuando la empleada se acercó a J.A.R.B. para pedirle que devolviera las cervezas, éste reaccionó de manera violenta y amenazante.
En un acto de intimidación, J.A.R.B. sacó un arma blanca y amenazó de muerte a la encargada, advirtiéndole que le dejara pasar si valoraba su vida. Ante el temor de que cumpliera su amenaza, la trabajadora no tuvo más remedio que permitirle salir del establecimiento.
Gracias a la rápida intervención del vigilante de seguridad del centro comercial donde se encuentra el supermercado, la Policía Nacional pudo detener al ladrón minutos después del incidente. El experto en seguridad logró reducir y retener al individuo hasta que los agentes llegaron al lugar y procedieron a su arresto.
Durante la detención, la policía recuperó las dos latas de cerveza robadas, valoradas en 0,46 €, y las devolvió a los responsables del supermercado. J.A.R.B. fue trasladado a la Comisaría de Zamora para los trámites correspondientes.
El uso del arma blanca para amenazar a la encargada del comercio agrava el delito de hurto, que en circunstancias normales se habría sancionado con una multa. Sin embargo, debido a las amenazas de muerte proferidas por J.A.R.B. mientras empuñaba la navaja, la infracción penal se convierte en un robo con intimidación.
La Fiscalía ha solicitado al Juzgado de lo Penal que condene al acusado a una pena de prisión de dos años y seis meses, una de las penas más bajas para este tipo de delitos, que según el Código Penal español pueden oscilar entre los 2 y los 5 años de reclusión.
Al juicio acudirán como testigos la encargada del supermercado, el vigilante de seguridad que redujo y retuvo al ladrón, así como los dos policías nacionales que procedieron a su detención. Además, el robo fue presenciado por otros clientes que se encontraban en el establecimiento en ese momento, alrededor del mediodía, cuando suele haber mayor afluencia de público.
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