La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Estudio
Desde enero de 2003 a abril de 2019 mil mujeres fueron asesinadas en España a manos de sus parejas o ex parejas, 250 en Andalucía. Ahora el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, publica un estudio estadístico sobre las mil víctimas mortales de la violencia machista asesinadas entre enero de 2003 y abril de 2019. Esta institución está integrada actualmente por el Consejo General del Poder Judicial, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Ministerio del Interior, la Fiscalía General del Estado, las comunidades autónomas con competencias transferidas en Justicia, el Consejo General de la Abogacía Española y el Consejo General de Procuradores de España.
Del estudio de las circunstancias que rodearon a estas mil mujeres asesinadas, se desprende que durante esos dieciséis años y cuatro meses hubo un asesinato machista cada semana y una media de 61,3 víctimas mortales cada año. En 38 de los casos, un total de 44 personas cercanas a las víctimas fueron asesinadas al mismo tiempo; 23 de ellas menores.
Según este informe, el año en el que más casos se dieron en Andalucía fue 2006, con 21 mujeres asesinadas por violencia machista, mientras que el año con menos muertes fue 2019, con cuatro. Una lista de asesinatos tristemente inaugurada por Diana Yanet Vargas, asesinada en Fuengirola la noche de Reyes de 2003 y que tiene la víctima número 1.000 en Irene López, muerta por un disparo de su pareja en Olot en abril de 2019.
El Observatorio ha elaborado el informe a partir de los datos objetivos de los expedientes judiciales de cada uno de los mil casos y ha proporcionado una visión global de los asesinatos a partir de indicadores como edad de víctima y agresor, relación entre ambos, existencia de hijos e hijas, nacionalidad o lugar en el que se cometió el feminicidio, entre otros. Toda esta información ha dejado una característica contundente: la violencia machista afecta a todos los ámbitos y orígenes, sea cual sea la nacionalidad, clase social, grupo étnico, edad o nivel de estudios.
Entre enero de 2003 y abril de 2019, el promedio anual de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas ha sido de 61,3. Esta cifra aumenta hasta 68,3 si se tiene en cuenta solo la primera parte de ese periodo (2003 a 2010) y disminuye hasta 54,4 en la segunda mitad (2011 a 2018). El año más trágico fue 2008, con 76 víctimas mortales, y el año con menos crímenes machistas fue 2016, con 49 casos. Respecto a Andalucía, el año 2006 fue el que tuvo más casos, en concreto, 21 mujeres murieron como consecuencia de la violencia machista.
La tasa media de muertes indica que de 2003 a 2019 hubo 3,1 víctimas mortales al año por cada millón de mujeres mayores de 15 años. La tasa promedio aumenta de nuevo en la primera mitad del periodo hasta llegar a 3,6 y disminuye en la segunda mitad hasta 2,7. En Andalucía esta tasa es del 3,6.
Una de los datos obtenidos del estudio es que las diferencias de esta violencia machista no están tanto en las comunidades autónomas como en el área geográfica: en las zonas costeras se sitúa en 4,4 mujeres, mientras que en las del interior es de 2,5.
Respecto a las provincias andaluzas, en los 16 años en los que se circunscribe el estudio, Almería tuvo 56 mujeres asesinadas, Cádiz, 16; Córdoba, 17; Granada, 34; Huelva, 7; Jaén, 15; Málaga, 41; y Sevlla 34.
Por capitales de provincias, la única andaluza donde no se ha registrado ningún caso es Cádiz. Tampoco ha habido ningún asesinato por violencia machista de 2003 a 2019, según el estudio, en Benalmádana, Mijas o San Fernando. Ahora bien, Roquetas de Mar lidera las ciudades con más de 50.000 habitantes con la ratio más alta de asesinatos por violencia de género por acada 100.000 habitantes entre enero de 2003 y abril de 2019.
La edad media de las víctimas mortales de la violencia machista de 2003 a 2019 fue de 42,2 años. Algo más de la mitad de las mil mujeres asesinadas (538) tenían entre 26 y 45 años, pese a que esta franja de edad solo representa un tercio de la población de mujeres mayores de 15 años. El 12,8% de las víctimas (128 mujeres) eran menores de 25 años; el 14,1% (141) tenían entre 46 y 55 años; el 7,4% (74) entre 56 y 65 años y el 11,9 por ciento (119) eran mayores de 65.
En la edad de la víctima también revela el estudio diferencias por nacionalidades. Mientras que entre las mujeres de nacionalidad española el promedio de edad fue de 45,6 años, el de las extranjeras fue de 35,9 años, casi diez años menos.
La víctima más joven, de 13 años, fue asesinada el 20 de octubre de 2012 y la mayor, con 95 años, el 14 de enero de 2019.
La mayoría de las mil mujeres asesinadas (655 en total) eran españolas. El análisis por zonas geográficas muestra que la mayor parte de las 345 víctimas extranjeras eran originarias de América Latina (46,1 por ciento), seguidas por las procedentes de Europa (35,7 %), África (14,8 %) y Asia (3,5 %).
Tres de cada cuatro mujeres asesinadas por violencia machistas entre 2003 y 2019 eran madres y de ellas, la mitad tenían hijos menores de edad. Mil vidas desgarradas que dejaron 765 huérfanos menores.
La convivencia con el agresor es otro de los factores que aumentan el riesgo para la vida de las víctimas: el 60,5 % de las mil mujeres asesinadas mantenía la convivencia con su agresor en el momento en que ocurrieron los hechos, un porcentaje que aumenta hasta el 65 % en la segunda mitad del periodo analizado. En 100 casos, la convivencia continuaba pese a la existencia de una denuncia previa y en 29, pese a estar activa alguna medida de protección para la víctima.
El 60,6 % de los asesinatos fueron cometidos por la pareja con la que la víctima mantenía una relación cuando ocurrieron los hechos; en un tercio de los crímenes (27,8 %) el autor fue la expareja y en el 11,6 % de los casos el crimen se produjo durante una crisis o cuando la relación se encontraba en una situación transitoria.
De hecho, el lugar en el que con mayor frecuencia se producen los asesinatos es el domicilio. En el periodo analizado, el 75 % de las muertes ocurrieron en el interior de un domicilio, tratándose de la vivienda compartida entre víctima y agresor en el 70 % de los casos. El resto de los crímenes se cometieron en la vía pública (7 %), en un paraje o lugar abierto (5 %), en un vehículo (4 %), en el trabajo (3 %), en zonas exteriores del domicilio (3 %) o en otros lugares (3 %).
Respecto al arma utilizada para matar, los asesinos de estas mil mujeres utilizaron en la mitad de los casos un arma blanca, seguido por los golpes (16 %), la asfixia o estrangulamiento (15 %), el uso de arma de fuego (13 %) y el fuego (2 %). En un 4 % de los casos, el crimen se cometió por otros métodos.
En cuanto al momento en que se cometieron los crímenes, el estudio muestra cómo el mayor número de ellos se concentraron en los meses de julio y enero, con 98 y 94 casos respectivamente; abril, con 72 muertes, fue el mes en el que menos feminicidios se produjeron. El peor día de la semana fue el domingo,, con 172 casos.
El único mes sin ningún caso registrado fue enero de 2009, mientras que diciembre de ese mismo año tiene el trágico record de ser el mes con más asesinatos por violencia machista (11).
Sólo poco más de la cuarta parte de las mil mujeres asesinadas entre enero de 2003 y abril de 2019 (261) había denunciado a su agresor. El porcentaje de casos con denuncia previa oscila entre el 15,8 % de 2005 y el 34,5 % registrado en 2014.
Las víctimas que denunciaron tenían una edad media de 38,9 años, algo inferior al promedio del conjunto de las víctimas (42,2 años). El 32,8 % de las mujeres que presentaron denuncia tenían entre 36 y 45 años; el 28,8 % entre 26 y 35 años; el 27,7 % entre 46 y 55 años y el 25 % entre 16 y 25 años. El porcentaje de denunciantes mayores de 55 años desciende hasta el 17,6 % en el tramo de edad comprendido entre 56 y 65 años y al 9,2 % en el caso de las mayores de 65.
En 124 de los mil casos analizados, hay constancia de la existencia de una medida de alejamiento en vigor en el momento del crimen. En más de la mitad de esos casos (58 %), el agresor vulneró el alejamiento accediendo al domicilio de la víctima; en el 21,8 % fue en un espacio público.
Las características más comunes que presentaron los agresores –extraídas de los datos objetivos contenidos en los expedientes judiciales- muestran a un varón con una edad media de 46,3 años y nacionalidad española en el 66,4 % de los casos.
En un 46,4 % de los casos, el agresor fue detenido y en un 21,2 % de las ocasiones se entregó o se suicidó. La mayor parte de las detenciones (82 %) tuvieron lugar tras la huida del agresor.
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