Una vida dedicada a la pasión por la Justicia

Facultad de Derecho

Baena Bocanegra inauguró el ciclo Grandes Abogados Sevillanos del Foro de la Facultad de Derecho en colaboración con el Instituto de Estudios Cajasol

Francisco Baena Bocanegra y Alfonso Castro Sáenz, decano de la Facultad de Derecho
Francisco Baena Bocanegra y Alfonso Castro Sáenz, decano de la Facultad de Derecho / José Ángel García

Francisco Baena Bocanegra lleva 52 años, 2 meses y 20 días dedicado a una pasión: la abogacía. Un sacerdocio del que no piensa jubilarse nunca, como ha dejado bien claro durante su intervención inaugura en el ciclo Grandes Abogados Sevillanos organizado por el Foro de Derecho de la Universidad de Sevilla. Es más, llegó a declararse "en ejercicio permanente no revisable dispuesto a convertirlo en perpetuo".

Una lección inaugural que se convirtió en una charla entre colegas de profesión en la que no faltaron toques de humor "porque es necesario para este trabajo".

Aunque su conferencia llevaba por título Luces y Sombras, esa devoción por su trabajo hizo que las zonas oscuras de la Abogacía no fueran del todo negras, atisbando siempre un rincón de claridad.

En el Salón de Grados de la Facultad de Derecho había, además de compañeros de despacho y reconocidos abogados sevillanos, numerosos estudiantes de pie. Y no era para menos. Baena Bocanegra es un referente no sólo en el ámbito penal. No defraudó. Regaló a los estudiantes de Derecho y a los jóvenes abogados un práctico manual de abogacía en el que tocó todos los puntos, sobre todo la independencia de la defensa y las obligaciones tanto de los letrados como del cliente.

Sobre todo fue una defensa vehemente de la Justicia, porque es "inconcebible sin un abogado que sirva de contrapeso, que diga que no se puede condenar así porque sí. No hay justicia verdadera sin la presencia necesaria de un abogado".

Asimismo recordó que en la historia de la abogacía hay tres líneas maestras: compromiso con la sociedad, adaptación a la realidad procesal y la creatividad para defender a su cliente dentro de la legalidad. "Y para esto es muy importante la formación. Este es el primer decálogo de la actuación diaria de un abogado", advirtió.

Tampoco faltó la relación cliente y letrado, donde hizo un repaso no sólo de las obligaciones del abogado, sino también de las del cliente, incluida la independencia del letrado para establecer la estrategia de defensa". Otro de los temas fue el cobro de los trabajos, recomendando pactar los honorarios y hacer una provisión de fondos.

Recordó, además, la necesidad de lealtad y respeto entre los compañeros, apelando a la necesidad de crear cierto sentimiento corporativista y abogó por unas prácticas de mayor duración para los futuros abogados.

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