La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Triple asesinato en Dos Hermanas
Ricardo García Hernández, El Pollino, y su mujer, Elisa Fernández Heredia, seguirán en prisión por el triple asesinato en septiembre de 2017 del turco Mehmet Demir, su mujer Sandra Capitán, y la hija de ésta, Lucía Begines, de sólo seis años. La juez de Instrucción número 19 de Sevilla, Ana Escribano, ha dictado sendos autos en los que rechaza la petición de libertad planteada por la defensa de ambos acusados, una decisión que se produce después de que la Fiscalía de Sevilla se haya opuesto a la excarcelación por los "sólidos indicios de criminalidad", la gravedad de las penas y para evitar el riesgo de fuga.
En los dos autos, a los que ha tenido acceso este periódico, la juez da por reproducidos los argumentos de las resoluciones dictadas con anterioridad rechazando la puesta en libertad y todo ello, por estimar que en este momento "no han variado las circunstancias tenidas en cuenta para acordar la medida cautelar ni han transcurrido los plazos fijados en el artículo 504 de la ley de Enjuiciamiento Criminal, por lo que procede mantener la situación de prisión provisional", concluye la magistrada.
Antes de dictar los autos, la Fiscalía de Sevilla emitió sendos informes en los que se opuso a la puesta en libertad del Pollino y de su esposa, por entender que existen "indicios sólidos y suficientes de su participación en los hechos investigados". Así, el Ministerio Público señala que "comparte y hace suyos los fundamentos fácticos y jurídicos expuestos en los autos dictados por la instructora con fecha de 20 de marzo, 20 de julio y 1 de agosto de 2018, resoluciones todas en las que se han venido desestimando sucesivas peticiones d libertad y recursos presentados por la representación" del Pollino y de su mujer.
Además, la Fiscalía argumenta que la existencia de pruebas e indicios que aseveran la participación del matrimonio en los hechos delictivos que se investigan se fueron"confirmando a medida que la investigación avanzaba, por lo que, incoado ya el procedimiento ante el tribunal del jurado, el Ministerio Público, en la comparecencia que se celebró el 4 de diciembre de 2018, concretó la imputación frente a Ricardo García y el resto de los acusados por delitos de detención ilegal, asesinato y tenencia ilícita de armas".
Por último, el Ministerio Público afirmaba que los "sólidos indicios de criminalidad que pesan"sobre los dos acusados, "la gravedad de los delitos que entendemos han cometido y lo elevado de la penas que en su día pudieran ser impuestas este Ministerio no puede más que oponerse a su puesta en libertad, considerando imprescindible el mantenimiento de la situación personal a fin de asegurar su presencia en el proceso y evitar el riego de fuga".
Actualmente siguen en prisión provisional, además del Pollino y de su esposa; su padre, Ricardo García Gutiérrez, el Cabo; David Hurtado Pino, un monitor de artes marciales y de boxeo apodado el Tapita; y un amigo de éste último, José Antonio Mora Bataller.
El Pollino confesó inicialmente el triple crimen, pero en enero de 2018 se retractó de esta declaración por la que probablemente se enfrentará a la pena de prisión permanente revisable que actualmente contempla el artículo 140 del Código Penal, que establece que el delito de asesinato será castigado con esta pena cuando concurran algunas circunstancias, la primera de ellas, que la víctima sea menor de 16 años, o se trate de una persona especialmente vulnerable “por razón de su edad, enfermedad o discapacidad”.
En su primera declaración, el Pollino confesó los crímenes al afirmar que “se tiroteó” con el turco por una deuda que tenía con él, pero cuando compareció por segunda vez ante la instructora, cambió radicalmente su versión, ofreciendo un testimonio exculpatorio.
En su nueva declaración, el Pollino sostuvo que se limitó a alquilar la vivienda del número 168 de la calle Cerro Blanco donde fueron recuperados los cadáveres sepultados bajo ocho metros cúbicos de hormigón. La casa la alquilaron, según el Pollino otro de los implicados, David Hurtado Pino, el Tapita, y su amigo José Antonio Mora Bataller –que se entregó voluntariamente a la Policía- y un tercer individuo que no ha sido localizado.
Ricardo García añadió que la tarde del crimen, el sábado 16 de septiembre de 2017, cuando llegó a este domicilio ya se habían cometido los tres crímenes y cuerpos habían sido arrojados al pozo, siendo en ese momento cuando el Tapita y los otros dos individuos le amenazaron diciéndole “cómo hables de esto te matamos” y por eso fue a comprar el hormigón con el tapó la zanja, para lo cual empleo ocho metros cúbicos de hormigón.
El Pollino insistió en que “no tiene nada que ver” con lo ocurrido y es “una persona inocente”, añadiendo que se “inventó” la confesión tras recibir esas amenazas de muerte. Por su parte, el Tapita declaró que acudió al domicilio a petición del Pollino y que sólo intervino para “reducir” al turco.
A pesar de la declaración del Pollino negando los tres crímenes, la juez sostuvo en el auto en el que envió a prisión al último detenido que fue Ricardo García Hernández quien “ejecutó” a las tres personas, de acuerdo con la investigación realizada por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional.
En uno de los atestados, la Policía sostiene que la niña de 6 años fue la primera en ser asesinada de un disparo en la cabeza y arrojada “inmediatamente” a la fosa, pudiendo estar aún con vida, dado que la autopsia determinó que tenía “abrasiones en las vías respiratorias profundas compatibles con haber inhalado ante mortem restos de alguna sustancia encontrada en el interior del pozo”.
Después asesinaron a la madre, Sandra, a la que “ejecutaron con cinco disparos a la cabeza”, y finalmente “ejecutaron” al turco de un único disparo en la cabeza, según la investigación policial. Las tres víctimas presentaban además hematomas por diversas partes del cuerpo, propios de haber sufrido “brutales agresiones” ante mortem, “destacando especialmente por su crudeza e importancia, un gran hematoma que presentaba la niña en el pecho, compatible a juicio de los médicos forenses con un fuerte golpe”.
La Policía sostiene que el triple asesinato que se atribuye al Pollino se debió a un ajuste de cuentas que estaría relacionado con el tráfico de drogas.
Los investigadores policiales aseguran en uno de los atestados que el zulo donde fueron enterradas las tres personas había sido utilizado en otras ocasiones para ocultar a otras personas contra las que el clan de los Cabo quería atentar, con la intención de “torturarles” para lograr dinero o estupefacientes.
En este caso, la Policía no ha podido determinar si las víctimas acudieron por su propio pie a la casa de Dos Hermanas o fueron llevadas por la fuerza, secuestrados a punta de pistola.
En un primer momento, los agentes consideraron que el Pollino, que asegura que le debía 30.000 euros al turco por un “asunto de drogas”, pudo ofrecerse a recogerlos en su casa de Bellavista con la excusa de que iban a celebrar su cumpleaños; y cuando llegaron encañonaron a la niña y los secuestraron.
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