Todos somos Marta del Castillo
juzgado de guardia
Lo mejor de la docuserie de Netflix sobre el asesinato de Marta del Castillo es el testimonio de los padres, pero se echa en falta la versión de la Policía y sobra atribuirse la iniciativa judicial de la abogada de la familia
La docuserie de Netflix sobre la desaparición y asesinato de Marta del Castillo nos ha hecho revivir el caso que conmovió a toda España hace más de doce años. Nadie como la familia de la joven, sus padres, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, una de las hermanas, un tío y el abuelo pueden relatar, y en el documental lo hacen de manera espléndida, todo el dolor y el sufrimiento que vivieron en aquella época y con el que siguen conviviendo en la actualidad. Todos somos Marta, aquel lema que encabezó las numerosas manifestaciones que desde el primer momento organizó la familia, vuelve a la actualidad de un caso que está cerrado desde el punto de vista judicial –Miguel Carcaño sigue cumpliendo su condena por el asesinato– y en el que sólo se mantiene abierta una pieza separada para tratar de localizar el cuerpo de la joven.
Los testimonios de los padres destacan en un documental que, aunque no aporta ninguna novedad a la investigación de lo que ocurrió aquella tarde-noche del 24 de enero de 2009 y que se ha venido contando desde el inicio de la investigación, como bien han podido comprobar los lectores del Grupo Joly a través de la exhaustiva y exclusiva información que este diario ha ofrecido de este caso.
Es muy emocionante cómo los padres cuentan que cada noche dejan la luz de la cocina encendida, a modo de faro para recordar que esa es la casa de Marta, y cómo confían en que algún día recuperen su cuerpo y puedan tener un lugar donde llevarle flores a su hija.
El padre de Marta recuerda cómo llegó a darle mano a Miguel Carcaño cuando se entrevistó con él en la cárcel de Herrera de la Mancha, en el marco de la última línea de investigación relacionada con la discusión por el impago de la hipoteca que está detrás de esa séptima versión del crimen que ha ofrecido y que Miguel mantiene como verdadera.
En cualquier caso, no cabe duda de que la docuserie tiene buen ritmo y engancha desde el principio al espectador, y las vistas aéreas de Sevilla a vista de dron son extraordinarias.
Se echa en falta en el documental el testimonio directo de la Policía, de los investigadores que se partieron la cara por descubrir la verdad y, sobre todo, intentar recuperar el cadáver de Marta y darle de esta manera descanso a los familiares. Su denodado esfuerzo no obtuvo el éxito deseado, con independencia de que, evidentemente, su actuación no fuera completamente eficaz y tuviera en ocasiones más sombras que luces. Pero lo que no se puede poner en cuestión son las ganas de trabajar y las horas que estos agentes dedicaron a tratar de resolver este puzle, algo que muchas veces queda en el olvido.
El programa señala que desde la Policía no han querido participar en el documental, pero esta relevante ausencia se intenta salvar ofreciendo la versión que los agentes del Grupo de Menores (Grume) realizaron en el juicio celebrado en la Audiencia de Sevilla contra Miguel Carcaño y los otros adultos que fueron investigados como presuntos encubridores. Pero no es suficiente.
De los acusados, el hermano de Carcaño, Javier Delgado, es el único que participa en una entrevista que se realiza tapando su rostro y en la que vuelve a rechazar cualquier participación en los hechos y, mucho menos, en lo que se refiere a esa séptima y última versión que Carcaño ha prestado sobre el asesinato, en la que le incrimina en la muerte de Marta mediante un golpe con la culata de una pistola.
Al hilo de esta séptima versión, que debe recordarse es la última que Miguel ha dado y que mantiene desde el año 2013, el juzgado ha rechazado la petición de la acusación particular que ejerce la familia de Marta de profundizar en esa investigación. La abogada de los padres, Inmaculada Torres, ha recurrido ante la Audiencia de Sevilla el archivo acordado por el juez de esta última línea de investigación contra Javier Delgado y ha pedido la práctica de una serie de pruebas, entre ellas el análisis del tensiómetro con el que Carcaño supuestamente comprobó que la joven había fallecido, así como que ambos hermanos vuelvan a declarar y haya un careo entre ambos, todo ello con la finalidad de hallar “la verdad material” de lo que ocurrió en el piso de León XIII y de esta forma se pueda encontrar el cuerpo de Marta.
Decida lo que decida el tribunal, la acusación particular sí que ha logrado que, en la única investigación judicial que sigue abierta –la pieza separada para la búsqueda del cuerpo de Marta–, el juez ha autorizado la clonación del teléfono móvil de Miguel Carcaño para tratar de reconstruir la geolocalización y conocer los movimientos realizados la noche del 24 de enero de 2009, en un nuevo intento por encontrar el cuerpo de Marta del Castillo.
También se ha requerido a las compañías telefónicas para que informen sobre si conservan datos telefónicos “crudos” de los teléfonos de Miguel Carcaño, de Marta del Castillo, de Javier Delgado, la novia de éste, de Francisco Javier García, el Cuco, y de Samuel Benítez.
Estas pruebas han sido promovidas por la abogada de la familia, a pesar de que el documental de Netflix se atribuya todo el mérito. Al final del documental puede leerse lo siguiente: “A iniciativa de este documental el juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla ha entregado a un perito judicial una serie de pruebas para analizar”, entre ellas el teléfono de Miguel Carcaño.
La familia tiene la esperanza de que el análisis de todos estos datos arroje nuevas pistas sobre los movimientos de los implicados la noche del crimen. Es prácticamente la última oportunidad de recuperar el cuerpo y acabar con el dolor que vienen soportando con tanta integridad desde hace más de doce años.
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