Un testigo sitúa a El Moco en la plaza a la hora en que mataron a Loli Ortiz
San Juan de Aznalfarache
La defensa del acusado recuerda al jurado que no existe "ninguna prueba clara de que Abel matara a Dolores Ortiz"
Las acusaciones han añadido la imputación de un maltrato de obra, por el que piden 1 año de cárcel
Las palabras de Abel M. asegurando, como ya lo hizo en la segunda sesión del juicio, que nunca había golpeado a Loli "ni a ninguna otra mujer" cerraron el juicio en el que se enfrenta a una petición de 20 años de cárcel por matar a Dolores Ortiz, conocida como Loli, la madrugada del 1 de febrero de 2020 en San Juan de Aznalfarache. Ambos habían sido pareja entre 2006 y 2009 y eran toxicómanos se movían por la zona de la Esquina del Gato de la localidad, por lo que aún tenían contacto aunque ya no mantuvieran una relación sentimental.
La última sesión de este juicio con jurado ha comenzado con la declaración del testigo que aseguró ver a Abel M. en la plaza donde apareció el cadáver de la mujer alrededor de la hora en la que los forenses datan la muerte. El hombre, que es vecino de la plaza, afirmó a preguntas de la fiscal que llegó a casa "cuando era noche larga, pasadas las 3:00". Como el hombre no llevaba las llaves, tuvo que esperar a que le abrieran la puerta de la casa, fue entonces cuando vio "una persona agachada detrás del poyete" de la plaza. El testigo aseguró que ese hombre era Abel M. De hecho, es en esa zona donde termina el rastro de las gotas de sangre que se aleja del cadáver, aunque a preguntas de la defensa, explicó que no vio manchas de sangre en el acusado.
Durante las conclusiones, tanto el ministerio público como las acusaciones particulares y populares solicitaron para el acusado, además de los 20 años de cárcel por un delito de asesinato, en el que la representación de la hija de la víctima aprecia ensañamiento, un delito de maltrato de obra, por el que piden un año de prisión. Todas las partes reconocieron que, en esta ocasión, "no existe prueba directa que asegure que Abel mató a Loli", pero mientras que las acusaciones explicaron al jurado que esta situación es habitual y está extensamente documentada en la jurisprudencia, la defensa apeló a que "lo único que se ha probado es cómo murió Loli. Para condenarlo, deberíamos tener la certeza absoluta de que cometió los hechos. Aquí no hay certeza, solo indicios". La defensa ha solicitado la absolución de El Moco, y con carácer subsidario y "por imperativo legal", un delito de homicidio y la eximente incompleta de drogadicción para su representado.
Por su parte, tanto la fiscal como las acusaciones recordaron la importancia del gorro encontrado en el lugar de los hechos y en el que estaba el ADN de Abel, además de que varios testigos declararon que la víctima tenía miedo del acusado y apelaron al juicio "lógico y razonable del jurado". La representante del ministerio público recordó que el acusado ha cambiado la versión de los hechos hasta en cuatro ocasiones durante todo el procedimiento.
Un jurado proactivo
Los miembros del jurado que, a partir del próximo lunes tendrán que discutir el veredicto sobre el juicio del crimen de Loli en San Juan de Aznalfarache ha mostrado un especial interés y seguimiento durante las cuatro sesiones de la vista oral. Han preguntado a todos los testigos con dudas que, en muchas ocasiones, han aclarado muchos puntos del caso. Ni las dificultades de audición y, en algunas ocasiones, visión que dan las mamparas existentes por el protocolo Covid, ni la mala acústica de la sala de vistas, queha provocado que en varias ocasiones los jurados se quejaran de no oír a los diferentes testigos, ha impedido que sigan el juicio atentamente, tanto que han merecido el agradecimiento de todas las partes.
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