El taxista de Sevilla que ayudó a la Policía a resolver un robo y capturar a dos ladrones en Triana
Atraco con violencia
El conductor recogió a una joven a la que habían agredido para quitarle el móvil y, una vez que la víctima localizó a los cacos, siguió a estos por varias calles al mismo tiempo que por teléfono iba indicando a los agentes dónde se encontraban

La Audiencia de Sevilla ha confirmado la pena de tres años de cárcel a un ladrón que robó un móvil a una mujer en Triana. El acusado, un ciudadano marroquí en situación irregular en España pero sin antecedentes penales, es castigado con dureza porque el atraco fue con violencia. Pero para que fuese condenado, primero tuvo que ser detenido. Y para que eso ocurriese fue fundamental la intervención de un taxista que no sólo auxilió a la víctima, una joven que acababa de salir del trabajo y regresaba a casa, sino que además localizó a los cacos (eran dos), los siguió y mientras tanto fue informando a la Policía de por dónde andaban para que unos agentes pudiesen interceptarlos y arrestarlos.
Los hechos ocurrieron sobre las cuatro de la madrugada del 17 de febrero de 2024. Ahmed M. iba junto a un compatriota menor de edad y ambos “abordaron” a la víctima en la calle Clara de Jesús Montero. “Con ánimo de apoderarse ilícitamente del teléfono móvil que portaba en su mano, un Iphone 13”, le dieron entonces “un fuerte empujón”. La joven no cayó al suelo a la primera, pero sí a la segunda porque volvió a ser golpeada “con más fuerza”. Ya en el suelo, no pudo hacer nada para evitar que le quitasen el teléfono. Acto seguido, los ladrones huyeron del lugar.
Así lo relataba la magistrada que enjuició el caso, la titular del Juzgado Penal número 3 de Sevilla, que el 31 de mayo de 2024 dictó una sentencia que ahora es ratificada por la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla en otra resolución fechada el 20 de diciembre.
Por suerte para la víctima, en su camino también se cruzó un taxista que la montó en su vehículo y empezó a circular por el barrio en busca de los asaltantes. La joven los localizó pronto y a partir de ahí los cacos “fueron seguidos en el taxi mientras el taxista informaba por teléfono a la Policía del lugar donde se encontraban”. Poco después, a las 4.30 de la madrugada, agentes de Policía Nacional interceptaron al acusado y a su compinche en la Ronda de Triana. Ahmed M. llevaba el móvil escondido en la capucha de su sudadera.
Como consecuencia de la agresión que había sufrido, la perjudicada sufrió una erosión en la rodilla izquierda y otra en la palma de la mano. Sólo tardó dos días en curarse y no le quedaron secuelas, pero obviamente reclamó una indemnización. Su móvil, dicho sea de paso, fue recuperado sin que presentase daños.
El acusado, que está en prisión provisional desde el 17 de febrero de 2024, consignó justo antes del juicio 100 euros para indemnizar a la víctima. Eso no lo libró de la condena, tres años de cárcel por un delito de robo con violencia y una multa de 360 euros por un delito leve de lesiones, pero sí le sirvió para que la pena no fuese mayor gracias a la aplicación de la atenuante de reparación del daño. El juzgado también acordó que la pena de prisión, una vez que cumpliese dos tercios de ella, fuese sustituida por su expulsión de España durante cinco años.
El ladrón, más bien su abogado, recurrió la sentencia del juzgado de lo Penal ante la Audiencia y alegó que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia porque la prueba no había sido suficiente para demostrar que era culpable. La Sección Primera discrepa de pe a pa y le responde que, muy al contrario, hubo pruebas de sobra para condenarlo.
Lo primero que replica la Sala es que el recurso olvidó mencionar la declaración de la víctima, que en el juicio “identificó presencialmente al acusado como uno de los autores del segundo empujón que le hizo caer al suelo”; que también lo señaló cuando la Policía lo “interceptó” junto al caco menor de edad; y que los agentes, con un simple “cacheo superficial”, encontró rápidamente el teléfono sustraído. Y todo eso lo reflejó la magistrada que dirigió el juicio “con profusión y suficiencia”.
La Audiencia también refiere íntegramente el relato que la joven efectuó durante la vista oral, incluida la parte en la que apareció su ángel de la guarda. “Seguidamente los dos chicos salieron corriendo y ella salió corriendo detrás, hasta que un taxista se ofreció a ayudarla para buscar a los autores. Recorrieron en el taxi varias calles en busca de estos chicos cuando al llegar a la Ronda de Triana vio y reconoció a estos dos chicos caminando por la acera, por lo que avisó al taxista de que eran esos chicos y los siguieron en el taxi mientras el taxista hablaba con la Policía para informar del lugar donde se encontraban. Estuvieron siguiendo a estos chicos hasta que llegó la Policía y los interceptó”, cita.
Los policías, por su parte, “narraron cómo tras recibir el aviso por la comisión de un robo violento de un teléfono móvil por parte de dos chicos árabes”, sus compañeros de la central “les iban informando a través del citado taxista del lugar por donde iban en cada momento los autores del hecho hasta que finalmente los interceptaron”.
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