Una sevillana tarda nueve años en demostrar que no está muerta

Un juzgado de Málaga certifica casi una década después que Juana Escudero no es la persona que está enterrada en un cementerio malagueño y que se trata de su hermana Joaquina que murió en 2010.

Juana Escudero muestra su DNI
Juana Escudero muestra su DNI / Antonio Pizarro
Redacción

22 de enero 2019 - 07:55

Nueve años para demostrar que está vida. Esta es la historia de una vecina de Alcalá de Guadaíra, Juana Escudero, que ha necesitado casi una década de pleitos judiciales para poder demostrar que no es la persona que está enterrada en un cementerio de Málaga. Ahora, un un juzgado malagueño certifica en el nicho con su nombre se encuentran en realidad los restos de su hermana Joaquina.

Según recoge un auto emitido por el juzgado de instrucción número 2 de Málaga, la persona enterrada en ese nicho es la hermana de Juana, que falleció el 2 de mayo de 2010, precisamente el mismo año en que ella comenzó a tener problemas para realizar cualquier trámite administrativo, al constar como fallecida en todos los registros oficiales.

Desde este año, el tránsito por distintas instancias ha sido constante para esta mujer, según ha recordado esta noche a Efe su abogado, Fernando Osuna, que se ha felicitado de que, finalmente, haya terminado un asunto que hacía que cualquier gestión fuese un problema enorme para ella.

El proceso ha concluido casi 14 meses después de que el 19 de octubre de 2017 le fuese extraído ADN al cadáver enterrado en el nicho del cementerio Parcemasa San Gabriel de Málaga con el nombre de Juana, y comparado con el del hijo biológico de la fallecida.

Para los expertos del Instituto Toxicológico de Sevilla no hay dudas, y reflejan en el auto que la coincidencia "es más de tres millones de veces más probable si el cadáver pertenece a la madre biológica que si fuera una persona al azar de la población no relacionada con él".

Las primeras investigaciones apuntan a que se pudo llevar a cabo un caso de usurpación de identidad por parte de la pareja de la fallecida, que habría usado los datos de Escudero cuando la mujer murió repentinamente.

Juana Escudero creyó desde el primer momento que pudo ser confundida con su hermana, con la que no tenía contacto, ya que ella misma no tiene relación alguna con la provincia de Málaga ni con nadie que pueda coincidir en datos con la persona enterrada en el nicho.

Ahora el caso queda cerrado, según ha dicho el letrado, que ha señalado que ya es voluntad de la propia Juana Escudero seguir adelante para profundizar en las razones que llevaron a las personas que gestionaron el entierro a sepultar a su hermana con los datos personales de ella.

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