El sargento acusado de matar a un legionario durante un ejercicio de tiro: "Yo no disparé, fue un rebote"
Juicio militar
"Nadie de mi pelotón hizo fuego", asegura Saúl Antonio G.P., para quien la familia de la víctima pide 30 años por asesinato y abuso de autoridad
"Queremos que pierdan el uniforme, desde el primero al último"
El sargento de la Legión acusado de matar a un caballero legionario durante un ejercicio de tiro en Alicante ha declarado este martes, en la sesión inaugural del juicio que ha empezado a celebrarse en Sevilla, que la bala que impactó en la víctima fue fruto de "un rebote". Tras afirmar y repetir varias veces que ni él ni ningún otro compañero de su pelotón fue el autor del disparo, también ha dejado entrever que el proyectil provenía del campo adyacente, donde otras unidades estaban realizando la misma práctica.
Los hechos que son enjuiciados por el Tribunal Territorial Militar Segundo, con sede en la capital andaluza, ocurrieron el 25 de marzo de 2019 y se saldaron con el fallecimiento por un disparo de fusil del legionario Alejandro Jiménez, de 21 años, durante un ejercicio de la Brileg con base en Viator (Almería) que se desarrolló en el campo de maniobras de Agost (Alicante).
Para el principal acusado, el sargento Saúl Antonio G.P., la Fiscalía pide un total de siete años, cinco meses y quince días de cárcel por homicidio imprudente e intento de encubrimiento, entre otros delitos. La acusación particular ejercida por los padres de la víctima va más allá y solicita treinta años: veinticinco por asesinato y cinco por abuso de autoridad. También reclaman una indemnización, a pagar solidariamente entre todos los investigados, de 3,3 millones de euros.
Este procesado ha sido el primero en comparecer ante el tribunal. Su explicación se ha basado en que después de tomar la posición donde se encontraban los cuatro blancos del ejercicio, él mismo decidió "sobre la marcha" prolongar la práctica "simulando un posible contragolpe del enemigo", entre otras razones porque "había mucha munición sobrante".
El sargento, que en todo momento se ha referido a la víctima como "el finado", ha indicado que su compañero estaba a su izquierda, a su lado, pero ha negado que él fuese el autor del disparo. "No disparé ni hice fuego, me quedé de pie mientras los demás contaban novedades", es decir, pasaban revista a sus armas. Según su versión, sólo se dio cuenta del suceso cuando oyó al legionario Jiménez gritar "me han dado".
"Me giré y vi al legionario tocándose el pecho, estaba de pie o cayendo boca arriba", ha añadido Saúl Antonio G.P., quien al ser preguntado por las pruebas periciales que señalan que la bala hallada dentro del cuerpo de la víctima eran de su fusil, que se dispararon siete casquillos desde una posición más elevada o que el fallecido estaba rodilla en tierra en el momento del impacto (y por tanto no a la altura del propio sargento), ha considerado que esas conclusiones son "totalmente erróneas".
"No escondo nada, en la última consolidación no disparé, nunca pensé que el disparo pudo ser mío, no disparé a mi izquierda ni le disparé en el pecho", ha asegurado el investigado. Es más, al ser cuestionado directamente por este asunto por el abogado de la familia de la víctima, le ha dicho: "Me parece una aberración que me pregunte eso".
"Sigo pensando que pudo ser un rebote, pero no de mi pelotón. Nadie hizo fuego" después de ordenar el último alto el fuego y antes de que la víctima recibiese el impacto mortal, ha insistido.
Lo que sí ha reconocido el acusado es que insultó y faltó al respeto al único componente de su pelotón que dio una versión distinta de lo ocurrido a los investigadores de la Guardia Civil. "Era el más nefasto militar que he conocido, era un militar de mentira", ha llegado a decir ante el tribunal. También ha admitido que le dijo "nos vas a arruinar la vida, ¿también te vas a chivar de que soy facha?", "eres un maricón" y lindezas por el estilo. De hecho, durante una de las reconstrucciones de lo sucedido, con investigadores y personal judicial delante y en el mismo sitio donde cayó la víctima, un capitán que también está encausado comentó al sargento "déjalo, este quiere ser la novia en todas las bodas". "Y con razón", ha espetado el sargento en la sala.
A quienes ha defendido Saúl Antonio G.P. es al resto de miembros de su pelotón, hoy ya disgregados en distintos destinos la mayoría. Entre otras cosas, ha criticado los interrogatorios de la Guardia Civil. "Fueron bastante duros, algunos legionarios salieron llorando", ha recordado.
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