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Joaquín Álvarez Zamorano, responsable de la Sala de Togas en los juzgados del Prado de San Sebastián y coordinador de las guardias de abogados, fue objeto este viernes de dos homenajes no coordinados con motivo de su próxima jubilación, con sendas placas que le entregaron el decano del Colegio de Abogados y un grupo de letrado convocados por las redes sociales.
El homenaje fue una sorpresa, tanto el que le tributó el decano del Colegio de Abogados, Óscar Cisneros, como el que le rindieron un grupo de abogados, que le regalaron un reloj, un pergamino con sus firmas, una participación de lotería y una placa “en gratitud y reconocimiento” por sus “muchos años de servicio siempre cercano, amable y humano”.
La alerta por COVID obligó a trasladar el acto a la puerta de los juzgados para evitar las aglomeraciones. Joaquín, que ignoraba lo que le habían preparado, acudió a trabajar con la pajarita de todos los viernes y estuvo derrochando su habitual optimismo.
Los que le conocen destacan de él su cercanía, buen criterio, preparación, generosidad y disposición para atender a todo el mundo: No solo con las fotocopias, organización de las guardias, los recados de unos a otros y custodiando sobres con documentación, sino también con los ciudadanos desorientados que acaban en su despacho de la primera planta de los jugados y que siempre salen de allí con una indicación o consejo amable en un mundo que les resulta hostil y desconocido.
Su Sala de Togas es un lugar donde los abogados disponen de despachos para recibir a sus clientes y de ordenadores para preparar escritos, pueden leer el periódico, servirse un vaso de agua fresca o simplemente sentarse a descansar en un sofá entre juicio y juicio.
Después de 12 años como responsable del servicio, Joaquín afirma a este periódico que el 6 de enero se hará a sí mismo el regalo de Reyes de su jubilación. Nacido en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo) e hijo de un agricultor, estudió el Bachillerato en Madrid y trabajó allí y en Valencia hasta que una empresa de relojería le envió a Sevilla para unos días.
Los que iban a ser unas semanas en Sevilla se convirtieron en años y cuando la empresa de relojes cerró definitivamente, Joaquín empezó a trabajar para el Colegio de Abogados, primero en la Sala de Togas y desde hace seis años también como coordinador de los abogados de oficio.
Uno de sus orgullos es ser miembro fundador de la peña del Atlético de Madrid “Coraje y Corazón”, creada en 2014 y la única del equipo madrileño existente en Sevilla. Atrajo a la peña a varios funcionarios judiciales y sus 140 socios, siempre que pueden, se reúnen a ver los partidos en un bar de Los Bermejales, hacen viajes y acuden a apoyar a su equipo cuando juega en Sevilla.
En un mensaje al organizador del homenaje, José Miguel Hidalgo, Joaquín Álvarez aseguró que "siempre se ha sentido muy querido" por todos los abogados sevillanos y "siempre les llevará en el corazón".
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