Los policías detenidos por el alijo de 365 kilos de cocaína "garantizaban" el éxito de la operación
operación Mar de Eleva
La Brigada Central de Estupefacientes concluye que su presencia estaba destinada a "identificarse como policías en caso de ser necesario" para evitar sospechas ante posibles controles policiales
El juez acordó el ingreso en prisión de los dos policías nacionales, un guardia civil y el escolta del Ministerio del Interior
Los dos policías nacionales, el guardia civil y el escolta del Ministerio del Interior que están en prisión por el alijo de 365 kilos de cocaína procedente de Colombia que fue intervenido la semana pasada en el polígono La Isla de Dos Hermanas tenían un cometido muy específico: garantizar la vigilancia y el éxito de esta operación para introducir la droga en España.
Eso es lo que concluye el atestado elaborado por la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional y la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Costa del Sol, que señala que estos agentes estaban ejecutando "funciones de seguridad, supervisión y vigilancia" del contenedor en el que viajaban ocultos en un doble fondo los 365 paquetes de cocaína y de los alrededores de la nave en la que el resto de los detenidos se encontraban aguardando para proceder a la extracción de lo estupefacientes.
Los investigadores destacan, asimismo, que los detenidos, "con plena consciencia y con el único fin de que no sean detectados los paquetes rectangulares que viajan en el contenedor en los controles policiales que pudieran existir en el trayecto hasta el lugar que la organización había previsto para su posterior distribución o de ser parado en un control policial, y de detectar la existencia de un posible dispositivo policial de seguimiento sobre el contenedor", acudieron el pasado 14 de septiembre a un área de servicio de la autovía A-92, ubicada en el kilómetro 24, donde aguardaban la llegada del camión que transportaba el contenedor y que "curiosamente" se detuvo en ese punto, en el término municipal de El Viso del Alcor.
Incluso antes de que el camión con la droga se detuviera en esa zona, ya estaban tres de los ocho detenidos -el subinspector de Policía identificado como J. L. M. B., el agente J. R. J. y el escolta del Ministerio del Interior J. L. S.- realizando "labores claras de vigilancia del entorno y vehículos estacionados en la zona".
Dice la Policía que "aprovechando sus conocimientos en materia policial y de seguridad privada" (ésta última en el caso del escolta) y viajando en un Audi A6, propiedad del escolta, estos tres investigados escoltaron el camión durante varios kilómetros por la autovía. El seguimiento del camión se llevó a cabo a una distancia prudencia, haciendo varias maniobras de aceleración y desaceleración en distintos puntos, con lo que en algunos momentos circulaban a elevadas velocidades y en otras reducían hasta los 80 km/h, y viceversa. Adelantaban otros coches y luego los dejaban pasar para controlar a las personas que iban en el interior.
De esta forma, acudieron hasta el centro logístico del Polígono La Isla de Dos Hermanas, en el que el camión iba a parar para descargar la fruta -pulpa de piña- que viajaba en su interior, controlando durante más de una hora el entorno que rodea la nave, los vehículos que circulan por el polígono y las personas. El vehículo llegó al centro logístico sobre las 17:45 horas del pasado 14 de septiembre. Después, el camión fue llevado a un polígono de Carrión de los Céspedes, donde se iba a proceder a la extracción de los paquetes con la droga y donde se produjo la detención de los ocho implicados.
Para detectar posibles "seguimientos policiales"
En toda la operación, los policías y el escolta realizan "barridos de seguridad, control y vigilancia del polígono con el claro propósito de detectar posibles seguimientos policiales", algo que fue presenciado por los 12 policías que participaron en el dispositivo desplegado por esta operación contra el narcotráfico.
Al día siguiente de llegar el camión a Dos Hermanas, a las siete de la mañana, los tres investigados vuelven a dirigirse a la nave, en la que está ya el contenedor, a la espera de su salida y realizando las mismas labores de vigilancia que habían sido detectadas el día anterior.
Los tres detenidos "supervisaron" asimismo la maniobra del cambio de cabeza tractora del remolque, antes de que fuese llevado a una nave de la localidad de Carrión de los Céspedes, y es ahí donde continúan su labor desde un descampado donde podían controlar el único acceso existente al polígono industrial.
"Finalmente, y en perfecta coordinación con el resto de encartados, acceden al interior de la zona industrial para continuar efectuando sus labores de contravigilancia y garantizando así una descarga segura de los 365 paquetes de cocaína por sus colaboradores", advierte el atestado policial, que destaca especialmente la condición agentes de dos de los arrestados, quien en el momento de su detención "portaban sus placas, emblemas y demás elementos justificativos necesarios para acreditar su condición de policías".
Para los agentes de la Brigada Central de Estupefacientes, la presencia de estos elementos relacionados con su profesión "no es azaroza", sino que está destinada precisamente a "identificarse como policías en caso de ser necesario para, aprovechándose de su condición de agentes, evitar levantar sospechas ante posibles controles policiales o valerse de su profesión para realizar cualquier otro acto que sean necesario para garantizar el éxito del plan criminal".
Tampoco considera que sea "baladí" la localización de una pistola con dos cargadores municionados en el interior del Audi A6 y que es propiedad del subinspector de Policía imputado. "Su presencia no sólo tiene un carácter evidentemente intimidatorio y capacidad de letalidad, sino que, además, proporciona seguridad absoluta a los tres participantes en caso de tener que abordar cualquier contratiempo".
En este sentido, recuerdan los investigaciones que los denominados en el argot policial como "vuelcos", los robos de drogas entre las organizaciones criminales, por lo que "disponer de un arma real con la que defenderse e intimidar es muy habitual en las personas dedicadas al tráfico de drogas".
En cuanto al guardia civil que también está investigado, J. M. G. F., el atestado dice igualmente que acudió hasta el lugar del alijo "portando un arma de fuego municionada y su placa emblema", lo que a juicio de los investigadores responde a la "voluntad de hacer uso de ellos en caso de ser necesario, bien con un carácter intimidatorio y de defensa, o bien para identificarse como agente y evitar levantar sospechas".
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