El pique entre un guardia civil y el abogado de Eduardo Herrera: "No me insulte mucho, que la otra vez se coló"
Federación Andaluza de Fútbol
El agente que dirigió la investigación contra el presidente de la Federación Andaluza de Fútbol le recordó el lunes al letrado Adolfo Cuéllar el debate dialéctico que mantuvieron en otro juicio en enero
"No soy químico pero sé lo que son la cocaína y la heroína", contestó el guardia civil cuando la defensa le cuestionó por su cualificación profesional en el juicio por unas obras en una instalación de Granada
La defensa de Eduardo Herrera reclama a la Audiencia de Sevilla que declare prescritos todos los posibles delitos
El juicio que se está celebrando en la Audiencia de Sevilla contra Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza de Fútbol (RFAF) entre 1986 y 2019, por la concesión de dos ayudas para hacer unas obras en unos campos de Granada ha servido para reeditar el curioso pique (pacífico) entre el abogado del acusado y el guardia civil que investigó la gestión de quien fue el jefe del fútbol andaluz durante tantos años. En el primer juicio, celebrado en enero, ya hubo un primer capítulo resuelto a favor del letrado (Adolfo Cuéllar) porque el tribunal absolvió a su cliente por unos hechos similares ocurridos en Huelva. En el segundo, que concluirá en octubre, está por ver qué ocurrirá.
La primera vez que se vieron en la Audiencia, el agente en cuestión recordó que en su día pidió al Juzgado de Instrucción número 7 de Sevilla que declarara el secreto de sumario de la causa “para así investigar más cosas”, ya que entendía que había existido una “organización criminal”, pero no pudo ser. Lo lamentó entonces: “Era el primer peldaño de la escalera, pero ya nos vemos en la Audiencia del tirón”, dijo. Y hace dos días lo volvió a lamentar: “Hay cosas que no puedo contestar porque no me han dado pie, saltamos del primer escalón al décimo”, dejó caer.
En el primer juicio, Cuéllar criticó las conclusiones del guardia civil cuestionando su formación jurídica. El agente aún debía de acordarse perfectamente de aquel interrogatorio porque el lunes, en cuanto acabó de responder a la fiscal y fue el turno del abogado, le espetó: “No me insulte mucho, que la otra vez se coló”. Cuéllar, muy sorprendido, se giró hacia el tribunal: “Yo nunca he insultado a nadie”. La presidenta de la Sala puso entonces un poco de orden y el abogado comenzó su ronda de preguntas: “¿Cuál es su cualificación profesional?”. Y el guardia civil volvió a saltar: “Por ahí iba yo”. “No se admite la pregunta, el testigo viene al juicio como guardia civil”, terció la magistrada, que ni así frenó al agente: “Ya pasé por ese trago. No soy químico pero sé lo que son la cocaína y la heroína”, indicó a modo de analogía, para dar a entender que no hace falta ser jurista para apreciar una corrupción.
En todo caso, una vez acabada su comparecencia, el agente salió de la sala sonriendo ante Cuéllar, con quien ya acabó bien en enero, y saludando a algunos de los presentes en la sala porque quizás le sonaban del primer juicio.
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